Cinco proyectos sociales innovadores

Los 272 casos de abusos que no quedaron en la oscuridad

Un patrón alarmó a la Fundación Carmen Pardo Valcarce. Poco antes de 2010, el equipo de profesionales de esta organización comenzó a observar con preocupación la cantidad de personas con discapacidad intelectual víctimas de abusos. «Ellos son más vulnerables. La mayoría desconoce su derecho a denunciar, o no se siente en igualdad ante la sociedad. El sistema judicial, además, no está completamente adaptado para recibir sus testimonios», dice Almudena Martorell Cafranga, directora general de esta fundación. Bajo este argumento surge la Unidad de Atención a la Víctima con Discapacidad Intelectual, en 2010. Desde ese año, la organización ha atendido a 272 víctimas de abusos: sexuales, maltrato, negligencia, violencia de género, entre otros. Son los casos denunciados, aquellos que no quedaron en la oscuridad. «Tenemos tres ejes de acción: la intervención, la investigación y la concienciación», asegura Almuneda. La unidad ofrece asesoramiento, terapias psicológicas y acompañamiento a lo largo del proceso judicial, a las víctimas de abusos. Para ello cuentan con un equipo de 323 profesionales especializados en diversas disciplinas. Además, trabajan en conjunto con la Guardia Civil, la Consejería de Madrid, entre otras instituciones. «Gracias a la financiación de Mapfre pudimos emprender el proyecto. Cada día abordamos más áreas para atender esta situación. Tenemos una página web especial para recibir denuncias de abusos (nomasabuso.com), también realizamos una serie de investigaciones sobre los casos», afirma la directora general de la Fundación Carmen Pardo Valcarce. El proyecto, cuya mentora es Almudena, fue seleccionado en la Convocatoria de Atención a la Discapacidad y a la Dependencia 2014 y, ahora, cuenta con dotación de 24.000 euros para impulsar sus labores. «Aún queda mucho por hacer, pero estamos obteniendo resultados».

Una Acuarela de Barrios para ayudar a la inserción social

La Fundación Acuarela de Barrios, en Córdoba, tiene una estrategia particular de inserción social. A través de la música, el baile, los juegos colectivos y otras actividades recreativas, han logrado captar la atención de niños en comunidades poco favorecidas.

El programa, premiado por «Caixa» con 19.200 euros, está dirigido a reducir el abstencionismo en las escuelas y a fortalecer la participación en la vida local. Los beneficiarios, por lo general, son personas de origen rumano y gitanos. El objetivo es contribuir a su desarrollo mediante cinco líneas de acción: el acompañamiento escolar, los deportes, las actividades socioeducativas, la intervención psicológica y el plan de voluntariado.

«Hemos comenzado con una escuela de rap. Los niños se iban acercando, porque les gusta este ritmo urbano, y también incluían a otros amigos. Después incursionaron en el "break dance", y así ha crecido el grupo de chavales que forman parte de esta iniciativa. Los padres se han incorporado a las actividades y eso ha ayudado a fortalecer a las familias», explica la psicóloga Ana Franco, presidenta de la Fundación Acuarela de Barrios.

La organización, creada en 2013, ya cuenta como triunfó la integración de 50 niños. «Tenemos el ejemplo de dos niñas que tenían problemas en sus escuelas, pero han mejorado desde que están en el proyecto. Esto, y otras experiencias, nos ha permitido seguir con entusiasmo en la fundación», agrega Franco.

«La clave es desarrollar al máximo el potencial profesional»

En la Fundación ARED, en Barcelona, invierten en el potencial de personas mayores de 45 años de edad en riesgo de exclusión social. «La clave es desarrollar al máximo el potencial profesional, colocarnos en contacto con las empresas y lograr incorporarlos en el mundo laboral. Sabemos que el tema de la edad es un condicionante importante, pero el detalle para romper esa barrera está en ofrecer una atención personalizada y actividades grupales», indica María Teresa Alfaro, vocal de la organización.

El programa de integración laboral ha ganado el premio a la Innovación Social otorgado por la «Caixa». Desde hace más de siete años coordinan con instituciones públicas y privadas. «Tenemos una base de datos de empresas que contribuyen a la inclusión laboral de las personas atendidas por ARED. Nuestra misión es conseguir otras 40 compañías nuevas para no sobrecargar a las antiguas», explica Alfaro.

El proyecto de la Fundación ARED no se limita a la búsqueda de empleos, sino que ofrece capacitación y acompañamiento a los beneficiarios. «Las empresas necesitan trabajadores motivados y nosotros podemos ofrecérselos. La edad, realmente, no es un límite», agrega.

La congregación religiosa que lucha contra la trata de personas

Un grupo de tres mujeres de la congregación de las Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, en Madrid, se han alistado en contra de la trata de personas. Están acompañadas por un equipo de laicos: 16 profesionales y 18 voluntarios. Todos conforman el proyecto «Esperanza».

La misión del programa es hallar casos, asistir a las víctimas, coordinar acciones con cuerpos de seguridad y la administración pública. Gracias a la labor se han atendido a 780 mujeres de 15 países desde 1999. La mayoría tienen entre 18 y 30 años, y han sido reclutadas por organizaciones delictivas para someterlas a trabajos esclavizantes, prostitución y mendicidad. «Los casos son difíciles de detectar porque las afectadas tienen miedo de delatar a las redes criminales. En este proyecto trabajamos con una línea de teléfono, operativa las 24 horas, para atender denuncias. Coordinamos con Guardia Civil, Organizaciones No Gubernamentales y voluntarios», dice Marta González, miembros de la congregación.

El proyecto, reconocido por la Obra Social de la «Caixa», ofrece atención de emergencia, acompañamiento profesional para la recuperación y la autonomía, y 3 casas de acogida para las afectadas. «Justo, ahora, tenemos a 18 mujeres en las casas de acogida. No solo brindamos este servicio y no todas lo necesitan. También tenemos un centro para atención psicológica, donde acuden otras víctimas. Asistimos a 70 o 90 mujeres al año, en promedio», agrega González.

Detrás del delito de las cifras ocultas

Las Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad admiten que detrás del comercio de personas no hay certezas. «La mayoría de las víctimas atendidas este año son mujeres procedentes de China, Rumania, Nigeria y Paraguay, que, ahora, están en un país desconocido sin contar con apoyo. Hablar de cifras es difícil, sólo sabemos que 800 mil personas, aproximadamente, son víctimas de la trata en el mundo», explica González.

El proyecto de las religiosas intenta devolver la dignidad a los afectados por este crimen a través de la aplicación de distintos ejes. «Estos se centran en la protección de las víctimas y en la formación de profesionales», agrega la vocera del programa.

«¿Alguna vez has necesitado una segunda oportunidad?»

Un hogar cambia vidas. Esa es la teoría de la Asociación Zubietxe, en Bizcaia, que ofrece alojamiento a 30 personas sin viviendas en ocho pisos. «¿Alguna vez has necesitado una segunda oportunidad? Es la pregunta a la que intentamos ofrecer respuesta con el desarrollo de este programa», asegura Loli Velasco, vocal de la organización.

Los beneficiarios del programa cuentan con apoyo educativo integral que facilita su permanencia en las viviendas dignas, y orientación individualizada. La iniciativa está cimentada en el modelo «Housing First» que reconoce la centralidad de la vivienda en los procesos de incorporación social.