Antes de cada sesión, la «abrazadora» obliga a sus clientes a firmar un documento en el que aseguran que permanecerán con la ropa puesta
Antes de cada sesión, la «abrazadora» obliga a sus clientes a firmar un documento en el que aseguran que permanecerán con la ropa puesta - NBC NEWS

Cincuenta euros por una hora de abrazos y caricias, un nuevo negocio en alza en EE.UU.

Samatha Hess ofrece un servicio que «alivia la soledad y te hace superar la depresión»

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No han pasado ni diez días desde que Samatha Hess, una joven estadounidense residente en Oregón –al noroeste del país-, decidió abrir un negocio nunca antes visto en la región. No obstante, sólo ha necesitado ese escaso periodo de tiempo para tener una lista de espera de más de 10.000 clientes. ¿Cuál ha sido su idea innovadora? Cobrar 60 dólares (unos 50 euros) por abrazar y acariciar el pelo de sus clientes durante una hora.

Según afirman varios diarios internacionales como « The Independent» y « ABCNEWS», Hess ideó este negocio (llamado « Cuddle up to me») después de haber pasado por una mala situación familiar. En ese momento se percató de que, a veces, los seres humanos necesitamos una ayuda extra para superar un momento duro.

Por ello, decidió abrir lo que ella considera una terapia contra la soledad. Concretamente, en la hora contratada, el cliente recibe caricias en el pelo, una amplia gama de abrazos y puede juntar sus manos con las de la chica.

No podía estar más acertada, pues la idea ha sido un éxito en el país. Al menos, así lo demuestra el que ya tenga una lista de espera de 10.000 clientes que atender –tarea para la cual ya ha contratado a otros tres «abrazadores»-. «Más allá del alimento y del refugio, el contacto físico es una de las necesidades más básicas que tenemos. Miles de personas no tienen a nadie para consolarlas, Samantha Hess ofrece un servicio que promete aliviar la soledad, superar la depresión y promover la felicidad», explicaba uno de los clientes en declaraciones recogidas por el diario anglosajón.

Hess ofrece, ante todo, un servicio que afirma no tener nada de erótico. De hecho, ha filmado las primeras sesiones para garantizar su seguridad y la del cliente y hace firmar a éstos un documento en el que se comprometen a ser limpios, no sobrepasarse y mantener su ropa puesta en todo momento. En principio, el negocio incluía la visita de la experta «abrazadora» a la casa de aquel que la solicitaba, pero ahora tiene su propio local (el cual abre de lunes a sábado).

«Nuestro tiempo de abrazos me dio una perspectiva diferente de la vida. No tenía ni idea de lo que me estaba perdiendo. Soy un gran fan ahora y espero ansioso nuestra próxima sesión. Ella es amable y sincera», destacó uno de sus clientes a través de la Red.

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