BIENAL DE FLAMENCO

Flamencas doctoras, universitarias jondas

Una médico y una secretaria judicial ofrecen un recital de cante en un acto que une el flamenco y la enseñanza superior

Mariola y Aguas-Santas Jiménez durante su recital de cante flamenco J. M. SERRANO

Jesús Morillo

Lo habitual cuando se habla de flamenco es relacionarlo con conceptos como el arte , adjetivos como «jondo» e instrumentos como la guitarra . Sin embargo, este género musical puede estar tan vinculado como cualquier otra profesión o disciplina con la Universidad , a veces, incluso, más que la política , a tenor de los recientes casos que han puesto en cuestión másteres y tesis .

Esa conexión entre educación superior y arte flamenco se quiso señalar ayer en un original acto organizado por la Universidad Loyola Andalucía y la Bienal de Flamenco de Sevilla , en el que artistas flamencas que cuentan con doctorado universitario, algunas tan reconocidas como la cantaora Rocío Márquez , participaron en una mesa redonda, mientras que profesionales del derecho y la medicina ofrecieron un recital de c ante flamenco .

«La Bienal quería que las universidades sevillanas colaborásemos con el festival y desde la Loyola Andalucía», explica uno de sus profesores, escritor y columnista de ABC, Fernando Iwasaki , planteamos este acto que «se llama JCR Flamenco por las revistas rankeadas donde los profesores estamos obligados a publicar, pero que en este caso significa “Jondas con Reconocimiento” ».

En el acto, celebrado este miércoles en la Biblioteca Infanta Elena , participaron en una mesa redonda, además de Rocío Márquez, las bailaoras Emilia Dowgialo , nacida en Polonia, y Alba Lucera , en Suiza, ambas doctoras en Literatura Español a y profesionales del flamenco.

Junto a ellas, el caso opuesto dos profesionales que han hecho del cante flamenco algo más que su afición: las hermanas Mariola y Aguas-Santas Jiménez , la primera secretaria judicial en Coria del Río y la segunda médico especialista en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla .

Estas hermanas, de 38 y 35 años y naturales del Viso del Alcor , llegaron al flamenco sin tener ninguna conexión artística, salvo que «mi padre, que era el empresario de autobuses Jiménez , era primo hermano del torero Pepín Martín Vázquez y un gran aficionado al flamenco », explica Mariola Jiménez.

«Dio la casualidad que las dos teníamos dotes artísticas y mi padre nos ponía c antes de Antonio Mairena », añade. «Teníamos oído y fuimos aprendiendo casi sin querer los cantes flamencos», continúa su hermana.

En el colegio se cruzó en su camino un profesor, explica Aguas-Santas Jiménez, «llamado Antonio Mellado que daba clase en el Viso y era amigo de Calixto Sánchez y me enseñó unos tientos de Fernando Villalón . Tendría diez u once años, y a partir de ahí se fueron concatenando cosas».

Beca en la Fundación Cristina Heeren

Ambas hermanas fueron compatibilizando sus estudios con la presentación a concursos y certámenes, además de cantar saetas en Semana Santa de Sevilla, como por ejemplo, a la Hermandad del Valle en el palacio de los marqueses de la Motilla.

En uno de aquellos concursos de saetas, donde estaba entre el jurado José de la Tomasa , ganaron una beca para la Fundación Cristina Heere n. «Como era incompatible con nuestros estudios, lo cambiamos por un curso intensivo en verano », explica Mariola. «Ese fue el salto más grande», añade su hermana, «porque nunca habíamos estudiado música».

Allí pudieron sistematizar y profundizar en lo que habían aprendido de forma autodidacta, de la mano de profesores como Naranjito de Triana y José Luis Postigo , entre otros, y compartiendo aulas con futuros profesionales como Laura Vital, Virginia Gámez, Manuel Lombo, Jeromo Segura, Raúl Cantizano ...

De esta forma, Mariola y Aguas-Santas han incorporado el cante a sus vidas, compaginándolo con los huecos que les dejan sus respectivas carreras profesionales, lo que se traduce en actuaciones benéficas o cantando saetas en Semana Santa. «Nuestras facetas profesionales nos absorben mucho tiempo, así que cuando tenemos oportunidad de cantar lo hacemos », explica Mariola.

«Disfrutamos muchísimo subiéndonos a un escenario y lo hacemos en festivales benéficos. Pero mi hermana y yo tenemos unas profesiones muy exigentes y resulta más difícil de compaginar profesionalmente que si fuera, por ejemplo, profesora de magisterio musical», añade Aguas-Santas.

De hecho, continúa, « por el hospital no me pongo a cantar nada y muchas de mis compañeros no saben que voy a cantar en la Bienal».

Con todo, Mariola afirma que «el flamenco es un complemento de mi vida y siento que tengo como dos facetas diferenciadas, por lo que no me siento completa sin las dos . Tanto mi hermana como yo lo vemos de esa manera».

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