Investigadores españoles consiguen mejorar la memoria en ratones estimulando un nervio de la oreja

Aplican electroestimulación en la superficie de la piel de zonas por las que pasan las ramas del nervio

Sitios de electroestimulación en la aurícula del ratón y detalles sobre la posición de los electrodos. UPF

Efe

Investigadores del Laboratorio de Neurofarmacologia-Neurophar de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) han demostrado por primera vez que la electroestimulación en la oreja de ratones modelo con discapacidad intelectual produce una mejora cognitiva .

El trabajo, liderado por el investigador Andrés Ozaita y que publica la revista «Brain Stimulation», es fruto de una colaboración entre grupos de investigación del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (DCEXS) y el Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC).

Según ha explicado Ozaita, la estimulación del nervio vago surgió como una terapia para tratar la epilepsia y la depresión que no responden a fármacos, ya que las ramificaciones de este nervio llevan información a áreas del cerebro desrreguladas en ambas enfermedades.

Algunas de estas regiones como la amígdala, la corteza prefrontal y el hipocampo, también son relevantes para la atención y memoria y por eso han visto que la técnica también produce una mejora cognitiva.

Al principio, la estimulación se hacía de manera invasiva, implantando el dispositivo que aplica impulsos eléctricos mediante una operación quirúrgica, pero ahora hay aproximaciones no invasivas, que estimulan la superficie de la piel de zonas por las que pasan las ramas del nervio.

Los investigadores del Grupo de Investigación en Electrónica Biomédica desarrollaron un electrodo para permitir la electroestimulación no invasiva del nervio vago en ratones. El dispositivo se aplica en una zona accesible de la oreja del ratón, a la que llegan ramificaciones del nervio vago.

«Mostramos que esta tecnología consigue un efecto conductual de mejora cognitiva en los ratones», ha explicado Anna Vázquez-Oliver, co primera autora del artículo, que ha detallado que usaron un test para evaluar la memoria en el que valoraron si el ratón recordaba objetos con los que se había familiarizado.

«Después de la electroestimulación los animales obtenían mejores resultados en el test, la memoria perduraba más tiempo », ha añadido la investigadora.

Posteriormente, probaron el potencial del protocolo en un modelo de ratón de síndrome de X frágil , la forma más común de discapacidad intelectual hereditaria, que suele mostrar un pobre rendimiento de la memoria de reconocimiento de objetos.

La estimulación transcutánea mejoró también su memoria, lo que apoya su relevancia en la modulación cognitiva en ratones modelo de discapacidad intelectual.

Según Cecilia Brambilla-Pisoni, co primera autora del estudio, «la actividad que estamos generando de manera artificial en las fibras del nervio vago produciría una activación de áreas del cerebro que son importantes para la memoria».

Los investigadores creen que la electroestimulación produce una mayor liberación de noradrenalina , haciendo que la información quede más bien consolidada en la memoria. «Los resultados confirman el potencial de esta herramienta terapéutica que vale la pena explorar en el contexto de los trastornos del neurodesarrollo», ha concluido Ozaita.

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