La cirugía bariátrica también reduce la depresión en las personas con obesidad

Entre otros beneficios, la cirugía bariátrica reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular en la población con obesidad, disminución que se eleva hasta un 70% en el caso del infarto de miocardio en los obesos mórbidos. Y según muestra un metanálisis llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (EE.UU.) y publicado en la revista « JAMA», la cirugía bariátrica también se asocia con una disminución de la incidencia de depresión en las personas obesas.

Un beneficio, por tanto, muy a tener en cuenta dada la incidencia de trastornos mentales en las personas con un elevado índice de masa corporal (IMC). Y es que como recuerda Aaron J. Dawes, director del estudio, «numerosos estudios previos han mostrado que la autoestima, la percepción sobre la propia imagen y el carácter, así como la función cognitiva y la estabilidad socioeconómica, juegan un papel muy importante sobre los resultados de la cirugía bariátrica».

Menor prevalencia de depresión

Las personas con obesidad que se someten a cirugía bariátrica presentan una elevada incidencia de trastornos mentales no ya sólo antes de la intervención, sino también después de pasar por el quirófano. Concretamente, este nuevo metanálisis, en el que se analizan las conclusiones alcanzadas en un total de 68 ensayos clínicos llevados a cabo con 65.363 participantes, establece que hasta un 23% de los pacientes tratados con cirugía bariátrica padece una enfermedad mental, sobre todo depresión (19%) o un trastorno de la alimentación (17%).

Como indica Aaron Dawes, «estas incidencias son mayores que las que observamos en la población general, por lo que debe prestarse una especial atención a estos trastornos en los pacientes tratados con cirugía bariátrica».

Es más; una vez concluida la intervención, hasta un 12% de los pacientes presenta un trastorno de ansiedad.

Y en este contexto, ¿la cirugía bariátrica puede ayudar a los pacientes a superar estas enfermedades? Pues si bien los resultados de los estudios incluidos son contradictorios en lo que refiere a los trastornos de la alimentación y la ansiedad, también dejan claro que la intervención se asocia con una reducción de la prevalencia de depresión –de entre un 8% y un 74% según el estudio– y de la gravedad de sus síntomas –entre un 50% y un 70%.