Sala donde se está llevando acabo el juicio por el asesinato de Maria del Carmen Mejías
Sala donde se está llevando acabo el juicio por el asesinato de Maria del Carmen Mejías - S.T.
CRIMEN DE CORIA

«Ella fue andando, confiada hasta el lugar donde le dieron muerte»

El jefe del grupo de homicidios relata cómo Moisés R. R. fue cambiando de versión conforme se iba viendo más acorralado

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Arrancaba este miércoles la segunda sesión del juicio por la muerte de María del Carmen Mejías, una vecina de Guillena cuyo cuerpo apareció el 6 de septiembre de 2014 en un paraje rural de Coria, próximo a un coto de caza. El único procesado por este crimen, su vecino Moisés R. R., se acogía a su derecho a no declarar, descafeinando el contenido de la jornada.

Si bien, ésta fue dotada de contenido con la declaración del jefe de la investigación policial, quien definió el crimen de asesinato premeditado, en el que el acusado se quiso deshacer de su vecina porque ésta quería mantener una relación sentimental estable con él.

Moisés R. R., de 45 años, llegaba a una sala de vistas muy concurrida, escoltado por la Policía Nacional.

Desde que fuera arrestado días después de aparecer el cuerpo de la víctima y pasara a disposición judicial, se encuentra en prisión provisional. En la puerta le esperaban los hermanos de María del Carmen para gritarle «asesino». Sin inmutarse, aunque muy preocupado por que los periodistas captaran su imagen, se sentaba junto a su abogado.

Fuentes judiciales explicaban a los medios que su abogado había pedido al tribunal que evitara que los medios grabaran el rostro de su cliente puesto que su madre desconoce el verdadero motivo por el que se encuentra en prisión.

Tras acogerse a su derecho a no declarar, la fiscal pedía a la presidenta del tribunal que admitiera como prueba las dos declaraciones que Moisés había efectuado durante la instrucción judicial, «que guardan contradicciones entre sí», para que pudieran estudiarla los miembros del jurado, compuesto por seis mujeres y cinco hombres (incluidos los dos suplentes).

El primer testigo llamado a declarar ha sido el jefe del grupo de homicidios que se encargó de la investigación, la cual se abrió con el hallazgo del cuerpo dos días después de haber sido asesinada la víctima. El agente, muy expresivo y rotundo en sus afirmaciones, no dudó en levantarse de la silla para representar el escenario del crimen donde también recuperaron el arma, una especie de porra rudimentaria con la que presuntamente Moisés le asestó dos golpes en la cabeza de la víctima.

La investigación concluyó que Moisés mató a María del Carmen porque no quería mantener una relación

Tras encontrar el cadáver, vestido, y verificar la identidad de la víctima (en un bolsillo estaba el DNI), pidieron la intervención de su teléfono porque no encontraban el terminal ni el bolso. Así, a través del listado de llamadas descubrieron que había un número que se repetía constantemente, que resultó ser el del acusado.

«Al día siguiente ya nos informaron en Guillena que la víctima estaba separada, que mantenía relaciones esporádicas con un rumano a cambio de dinero y que en los últimos meses se la veía muy cerca del Canario, que es como se conocía a Moisés».

«No ha hecho más que mentir»

Desde la primera entrevista la Policía supo que el procesado «estuvo mintiendo». «No ha hecho otra cosa que mentir a la Administración de la Justicia. Todo lo que se ha descubierto, lo hemos sacado nosotros. Conforme íbamos mostrándole nuevos detalles, cambiaba su versión para adaptarla a la nueva realidad».

Según este testigo, en un primer momento afirmó que apenas tenía contacto con la víctima. Cuando el listado de llamadas le dejó en evidencia: «Dijo que hubo una discusión, la empujó y cayó en el suelo sobre una piedra». El motivo de esa pelea, según esa segunda versión, es que ella quería mantener una relación sentimental y él se negaba.

Finalmente, cuando las pruebas se acumulaban en su contra, como los vídeos de las cámaras de seguridad de los juzgados del Prado, que los captaron juntos la mañana del asesinato, acabó confesando: «En presencia de su letrado, nos dijo que ella le estaba insultando, le empujó, le escupió y en un momento dado, cuando se agachó a coger el tabaco que había caído en el suelo, la golpeó con el palo en la cabeza». La razón que esgrimió, que le estaba acosando a llamadas y mensajes.

La Policía defiende que Moisés R. R. llevó a la víctima hasta un apartadero de la finca las Cascajeras siguiendo un plan preconcebido. «Él tenía claro a lo que iba ese día. Sin embargo, ella fue andando (donde apareció el cuerpo no se puede acceder en coche), confiada al lugar donde le dieron muerte». Los agentes sospechan que mantenían una relación que por alguna razón él no quería continuar y decidió acabar con la vida de su amante. Tras ser golpeada en la cabeza por primera vez, «cuando estaba postrada, le dio el golpe mortal». No tuvo posibilidad de defensa ni presentaba lesiones de haberse resistido.

La Fiscalía pide para el acusado 21 años de prisión por los delitos de asesinato y estafa porque al día siguiente de matar a la víctima, Moisés utilizó la tarjeta de María del Carmen y sacó de su cuenta 470 euros. Las cámaras de la oficina le grabaron.

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