Historia

La investigación que cambia la historia: «La gran batalla no fue en el Guadalete, sino en Tarifa»

José María Aguilera

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Un equipo de siete expertos liderado por José Soto trabaja para superar un error de siglos y que ofrece una nueva perspectiva de la contienda que transformó Europa

«La gran batalla de Europa no fue en el Guadalete, sino en Tarifa». Es la conclusión de la investigación realizada por un grupo de siete expertos que han analizado los diferentes testimonios escritos y han trabajado sobre el terreno para ubicar el campo de la contienda entre los ejércitos del Reino Visigodo de Toledo y el del Califato Omeya de Damasco. Una afirmación que obliga a replantear la historia aceptada y asumida, configurada a lo largo de casi ocho siglos y asentada definitivamente en 1944, ahora reabierta por el equipo liderado por el medievalista José Soto.

El autor del ensayo 'Imperios y bárbaros. La guerra en la edad oscura' se topaba con esta situación en la redacción de su escrito, en 2019. Escrutaba la forma de guerrear en distintos lugares del mundo desde el periodo comprendido entre el 400 y el 800 d.c., lo que se considera la edad oscura o Alta Edad Media (entre la caída del Imperio Romano y la llegada de los musulmanes a la Península). «Un capítulo versa sobre los visigodos y los primeros ejércitos musulmanes, con las luces sobre la batalla del Guadalete, la más importante de la historia de España y Europa pues supone el fin del vasto imperio visigodo y la entrada del Islam», apunta el historiador.

«Y no puede ser que fuera cerca del río Guadalete. La historia actual recoge que el enfrentamiento se produjo en la desembocadura del Majaceite en el Guadalete, pero se ha producido un error presumiblemente por un fallo en la traducción que se ha ido perpetuando».

La base de esta investigación es «la única fuente contemporánea, del 754, 43 años después de la gran batalla. En esta crónica mozárabe (de Ibn al-Hakam) habla de los montes transductinos, donde Rodrigo (último rey visigodo) se enfrenta a Tarik (lugarteniente de Muza, líder del ejército del califato de Damasco)». Estas formaciones rocosas están situadas en el Campo de Gibraltar, en Algeciras, a 100 kilómetros donde la coloca la historia actual, que está cimentada en fuentes originadas dos siglos después».

Una vez pisado en suelo, estos investigadores comienzan a sustentar su teoría sobre tres pilares, tres contradicciones con respecto a la teoría actual. «Las fuentes originales refieren un río que desemboca en un lago. Wadi Lakko o Walli Laka poco después. Y el Guadalete desemboca en la Bahía de Cádiz, en El Puerto de Santa María».

«Recoge que el entorno era abrupto, con un peñón desde el que Tarik observa a Don Rodrigo».

«Y por último, habla de la zona de Algeciras. Montes Transductinos o de Transducta, el lugar en donde, según el cronista de la Mozárabe de 754, único texto contemporáneo, tuvo lugar la batalla. Transducta es el nombre de Algeciras en los días previos a la conquista musulmana».

Lugar

«La lucha tuvo lugar al pie del cerro de Torrejosa, en Tarifa;. Al pie de ese monte hay un llano junto al río Almodóvar que desemboca en un lago»

José Soto

Medievalista

Así que señalan el punto de partida, o de destino. «Por tanto, la batalla tuvo lugar al pie del cerro de Torrejosa, en Tarifa, a cien kilómetros de donde se ubicó erróneamente. Al pie de ese cerro hay un llano junto al río Almodóvar, que desembocaría en la laguna de La Janda, actualmente desecada. Encontramos un monte, un río y un lago, tal y como recoge la fuente original, la islámica, la más antigua». Lamentablemente, «es un error que se ha trasladado a los libros de historia y se ha mantenido al enseñarse en las escuelas».

Para tratar de confirmar esa hipótesis y armarla de manera científica, se organizó un equipo con expertos en diferentes campos que se han ido complementando en las distintas esferas: José Soto Chica (Medievalista), Francisco Jiménez Espejo (geólogo y especialista en paleoclima y cambio climático), Eduardo Kavanagh (arqueólogo), Kenza Mdehheb (traductora de árabe), Mónica Camacho Calderón (arqueóloga), Ana María Berenjeno Borrego (arqueóloga) y José Turrillo Blanco (Bombero forestal, guía sobre el terreno). Estos dos últimos, gaditanos oriundos de Algeciras.

Lugar

Además de las disensiones, la caída del Reino Visigodo se debe a una pandemia de peste bubónica y la mayor sequía en 5.000 años

José Soto

Medievalista

«Hemos usado fotografía aérea, imágenes satelitales, y también el sistema Lidar, con drones para ver posibles estructuras que están bajo el suelo. Junto con mapas antiguos desde el siglo XVI hasta la desecación de la Laguna en 1960», además de «reconstruir las calzadas romanas, que era por donde discurrían los ejércitos».

Este proyecto de cuatro años de trabajo saldrá publicado en el mes de julio «en la revista especializada Atenea» y es que «es una hipótesis con un amplio consenso científico».

El descubrimiento, trece siglos después (la Batalla del 'Guadalete' tuvo lugar en el 711), cambia la perspectiva histórica e introduce nuevos condicionantes que permiten explicar mejor el derrumbe del Imperio Visigodo, que se extendía desde el sur del Ródano a Lisboa, y desde el norte al sur de Iberia. Cómo pudieron perder el control de tan vasto territorio en tan corto periodo de tiempo (tres años) y ante un ejército muy inferior en número.

«Al fin podemos ubicar correctamente el lugar de la batalla y logramos entender uno de los episodios más importante de la historia de España y Europa. Vemos como desapareció el reino visigodo de Toledo. Reconstruimos el paisaje y el clima, y entendemos el motivo por el que este reino estaba tan debilitado. Sufrieron una pandemia (peste bubónica) y un cambio climático. Un enfriamiento y una sequía (la mayor en 5.000 años) que provocan una hambruna brutal en una sociedad eminentemente agrícola. A ello se le suman las disensiones internas pues Don Rodrigo ocupa el trono de manera ilegal y es traicionado por los herederos de Witiza».

Una amalgama de factores, unos internos como la lucha fratricida por la corona, otros externos como la pandemia y la sequía, además de la habilidad estratega de Tarik, quien aguantó durante ocho días la confrontación para que afloraran todas las desavenencias y se produjeran las reconocidas traiciones.

«Es una satisfacción personal inmensa», confiesa José Soto. «Todos los componentes del equipo estamos muy contentos porque hemos hecho un trabajo muy duro y está a punto de salir publicado. A partir de ahora buscamos financiación para lograr una prospección arqueológica». Y es que «debe haber restos, patrimonio arqueológico de esta batalla», y es menester encontrarlos y darles su sitio.

«Sería una atracción turística y así pueden entenderlo las administraciones. En la actualidad está en auge el estudio y la visita a los campos de batalla. Se puede poner en valor, como ocurre con la batalla de las Navas de Tolosa, pues en Santa Elena hay un museo de interpretación y representaciones históricas. También hay en Francia, Italia, Inglaterra...»

«Potencialmente hablando, y dejando de lado a la cultura y la historia, que es penoso, sería un tesoro para la localidad, en este caso Tarifa, y para la zona (la provincia de Cádiz)», concluye Soto.

Recalca que el estudio abarca y comprende «la mayor batalla en la península desde los romanos hasta las Navas de Tolosa. Se abren las puertas a los árabes de lo que ahora se conoce como Europa. Cae el reino más importante en sólo tres años, una potencia, en las manos del califato de Damasco. Y en ese terreno habría unos 37.000 hombres matándose».

La historia está viva. Nuestro pasado aún tiene proyección sobre presente y futuro. «Se ha cambiado un paradigma», reconoce, «pero por inercia se irá repitiendo esa teoría». No obstante, «el día que llegue, que llegará, nuestros nietos estudiarán la batalla de los montes transductinos o de la Janda, como se le quiera llamar. Y sabrán por qué se derrumbó esa gran potencia y perdió la contienda, cuando Don Rodrigo contaba con 24.000 soldados, casi el doble que Tarik (13.000)». El comienzo del reino andalusí que se prorrogó durante ocho siglos y acabó con la Conquista de Granada en 1492 y la entrada en la nueva era. «La batalla que cambia la historia de Europa».

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