PROVINCIA

La Formación Profesional echa raíces en Cádiz

EDUCACIÓN

Esta rama formativa se consolida en la provincia como una alternativa para que los jóvenes se integren en el mercado laboral

Estos son los títulos de FP con más salidas laborales en 2023: ¿dónde puedo estudiarlos en Cádiz?

Un alumno realiza prácticas en un centro de Formación Profesional de San Fernando. L. V.
Álvaro Mogollo

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La formación académica siempre ha sido un vehículo sumamente interesante de cara a lograr la inserción laboral de los jóvenes en el mercado. No es un requisito indispensable porque hay puestos que no lo requieren, pero ante un panorama en el que cada vez se demandan perfiles más especializados y en el que se desconoce cómo será la evolución de las inteligencias artificiales aplicadas al trabajo en el medio plazo, especializarse en un área de acción parece una buena idea para lograr empleo.

Hace años, a grandes rasgos, la disyuntiva una vez acabada la enseñanza obligatoria, la ESO, era entre seguir estudiando para acudir a la universidad o buscar un trabajo directamente. También existía una opción intermedia, y algo desconocida en muchos casos, que era estudiar un ciclo de formación profesional. Ese panorama ha cambiado radicalmente en los últimos lustros y cada vez más gente opta por unos estudios que tienen, por sus características, un encaje rápido en el sector privado.

En el recién comenzado curso escolar, hasta 21.318 estudiantes de la provincia de Cádiz estrenan matrícula de nuevo ingreso en algunas de las diferentes alternativas de formación profesional financiadas con fondos públicos. Además, la oferta entre la que pueden elegir es cada vez mayor, ampliándose en este nuevo ejercicio en 39 nuevos ciclos.

No hace falta más que comparar los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística para comprobar como la formación profesional no para de crecer en España. Hace una década, en el curso 2012-2013 había 661.047 alumnos matriculados en algunas de las diversas ramas formativas y ya se precisaba en el informe anual que se había producido una nada desdeñable subida del 38,8% respecto al ejercicio 2007-2008. Pues bien, en el último informe disponible del organismo estatal, correspondiente al pasado curso, las matrículas habían ascendido a 1.027.367.

En números totales, los estudios universitarios siguen aglutinando a mayor cantidad de jóvenes en nuestro país, 1.333.567 en el anterior curso. Pero las tendencias se van invirtiendo, puesto que si en el año 2017 se matriculaban en formación profesional el 29,36% de las personas que decidían seguir estudiando tras la ESO, en el curso 2021-2022 lo hizo el 33,67%, según datos recogidos por el Observatorio de la Formación Profesional de Caixabank. Por contra, los que accedieron a la universidad en 2017 suponían el 46,27% y hace dos cursos ese dato había caído hasta el 43,7%.

Si se compara con los datos de los países de la OCDE y los de la Unión Europea, se aprecia más claramente cómo está calando la FP en España. En el arco de edad que comprende a los jóvenes de 25 a 34 años, casi un 16% tiene un título de formación profesional, guarismos que doblan muy holgadamente el porcentaje medio de la OCDE, en el 6,2%, y que casi cuatriplican el de la Unión Europea, en el 4,2%.

Según sus características, esta enseñanza puede ser de grado básico, una formación de más de 2.000 horas repartidas en dos años de estudio y destinada a jóvenes de al menos 15 años. La diferencia respecto a los otros ciclos es que este se puede cursar sin necesidad de haber terminado previamente los cuatro cursos de la ESO. De esta forma, se ofrece una alternativa para que dicho alumnado no abandone los estudios y adquiera herramientas profesionales para desenvolverse laboralmente.

También está la de grado medio, igualmente de dos cursos y que supone un nivel de conocimiento teórico y práctico más intenso y preparado para un encaje más inmediato a la hora de ejercer tareas en un puesto de trabajo. Y el grado superior, desde el cual se puede acceder a la universidad si el alumno desea seguir formándose, que en dos cursos académicos dota de las capacidades técnicas necesarias para proveer empleos más especializados.

Gran nivel de especialización

Hay muchas causas que pueden explicar el auge de esta formación. Una de ellas es el grado de especialización en una determinada materia, ya que aunque son ciclos educativos más cortos que los universitarios, de dos años, suelen ser mucho más prácticos, con lo que el alumnado sale generalmente muy bien preparado para comenzar a desempeñar funciones específicas en un puesto de trabajo determinado, cubriendo así las necesidades del tejido empresarial.

Precisamente, las administraciones están poniendo el foco en la FP Dual, un modelo que mezcla las lecciones formativas con prácticas para que los estudiantes lleguen a su primera experiencia profesional ya adaptados a los entornos laborales y conociendo las labores que van a ejercer. La Junta de Andalucía, de hecho, busca hacer una escucha activa de las necesidades que surgen en los diferentes sectores productivos con la intención de poder orientar las planificaciones lectivas y así poder cubrir los nuevos espectros laborales. En la provincia de Cádiz se han autorizado 168 proyectos de este tipo de formación, estando involucradas 2.742 empresas.

Encuentran trabajo pronto

Esta es una de las principales razones del auge de la formación profesional, la rápida inserción de los estudiantes en el mercado laboral una vez que terminan sus ciclos. En un panorama de incertidumbre económica, con una tendencia en el alza de los precios en general, y de las viviendas en particular, se dificulta la emancipación de los jóvenes, por lo que el encontrar trabajo pronto es un factor determinante.

De media, quienes optan por la FP encuentran antes un empleo al terminar sus estudios. Según datos de la Junta de Andalucía, el 38,9% de los jóvenes universitarios que terminaron sus estudios en el curso 2019-2020 lograron su primer empleo en un periodo de un año tras cerrar su expediente. En el caso de la formación profesional, el porcentaje de los que firmaron un contrato en los siguientes 12 meses después de acabar subió en el curso 2020-2021 hasta el 45,6%.

En cuanto a las alternativas de FP más demandadas por las empresas, tal y como publica el SEPE, el Servicio Público de Empleo Estatal, son los grados medios de gestión administrativa y el de cuidados auxiliares de enfermería, con 157.427 y 111.316 contratos firmados en 2023 respectivamente, y el grado superior de administración y finanzas con 108.795.

Una alternativa tras la crisis

La crisis de 2008 hizo estragos en una generación que vio cómo la economía se hundía tal y como salían de la universidad, limitándose sobremanera las opciones de encontrar empleo cuando el paro alcanzaba cotas históricas en España. Muchos de los estudiantes contemplaban que tenían una formación mayor que la que se requería para determinados puestos y que sin embargo se les cerraban las puertas a los trabajos para los que habían estudiado. Eso produjo una fuga de talento al extranjero nunca antes vista, siendo además un negocio de consecuencias muy negativas para el país, puesto que después de haber invertido en la formación de los jóvenes (las primeras matrículas universitarias cubren, por lo general, como máximo una cuarta parte del coste total en los centros públicos), estos se marchaban a otros países en los que generaban riqueza y en los que pagaban sus tributos.

De ahí que las posteriores generaciones hayan tenido en cuenta también este factor y se piensen más detenidamente el camino formativo que desean elegir. La formación profesional supone la mitad de tiempo de estudio que un grado universitario y en muchos casos tiene una empleabilidad más inmediata. De forma que se puede lograr antes una independencia económica con la que marcharse de casa e iniciar un proyecto vital.

Algo rezagados en Secundaria

Uno de cada cuatro estudiantes españoles que inician la ESO, el último eslabón de la enseñanza obligatoria en nuestro país, no la termina al cabo de los cuatro años siguientes. Es una de las principales conclusiones del último informe 'Panorama de la educación' de la OCDE que pone de relieve la realidad de los parámetros educativos de los países que forman parte de esta organización. España está algo por debajo de lo deseable, pues si aquí acaban la secundaria el 74% de los alumnos, la media se sitúa en el 77%.

Sin embargo, no se puede afirmar que una cuarta parte de quienes empiezan Educación Secundaria Obligatoria no la acaba, porque si el plazo para acabarla se sitúa en seis años, el porcentaje sube hasta el 91%. Eso quiere decir que un 17% de los alumnos repite alguno de los cursos, pero logra obtener finalmente el graduado.

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