Provincia

La falta de mano de obra compromete el futuro de la construcción

Construcción

El sector, en expansión, sufre problemas para cubrir los puestos que se generan por falta de relevo generacional

La construcción demanda nueva mano de obra. L.V.

Álvaro Mogollo

Cádiz

Falta gente para trabajar en la construcción. Es el resumen que hacen desde un sector que pasó sus horas más bajas tras la crisis de 2008 pero que ha ido ganando vigor paulatinamente y que en la actualidad necesita mano de obra para satisfacer la creciente demanda.

La construcción era un campo al que muchos trabajadores acudían cuando la situación laboral se volvía complicada en sus respectivos ámbitos, pero aunque en los últimos meses ha existido un trasvase residual desde la hostelería, el problema está enraizado y no se ha solucionado ni mucho menos.

Jorge Fernández, secretario general de la Federación Provincial de Agrupaciones de Empresarios de la Construcción de Cádiz (FAEC), asegura que la falta de empleados es el principal problema del sector a medio plazo: «Hay otros sectores que padecen la misma problemática pero en el nuestro es especialmente complicado, preocupante».

Las causas, a su juicio, son varias: «El poco atractivo que el sector despierta en los jóvenes, que son los que están llamados a revitalizarlo sustituyendo el envejecimiento natural de las plantillas. «Resulta poco atractivo por una concepción equivocada de cómo se configura el trabajo en la construcción».

Esa circunstancia produce que la estadística sitúe en el 9% a los empleados menores de 29 años, con una media de edad de 45 años en las empresas constructoras: «Eso nos dibuja una curva de edad que tiene unos niveles de envejecimiento que hace que el reemplazo de trabajadores que van jubilándose no se cubra con jóvenes», expone Fernández.

Germán Dorado, de Construcciones Sanbatarsis, cuenta que al haber pocos profesionales, las empresas tienen mayor competencia a la hora de contratar: «Las empresas ahora mismo se están sorteando a los profesionales, así que lo que se intenta hacer es o pagar más o dar mejores condiciones para convencerlos».

«Los profesionales salen ganando porque, al haber pocos, eligen según lo que más les convenga. Nosotros teníamos un par de profesionales que tuvimos que dejar parados durante dos semanas desde que acabamos una obra y empezábamos la siguiente, y como hay oferta, se fueron con otra empresa y ahora no los podemos recuperar. Es el problema que hay», describe Dorado.

Para hacer más atractivo el trabajo, ahora hacen jornadas intensivas de 8.00 a 16.00 de lunes a viernes para que los empleados tengan las tardes y los fines de semana libres: «Se llega temprano a casa y tienes tiempo para hacer lo que quieras por la tarde. Se intentan dar facilidades».

Y el no tener mano de obra se traduce en menos proyectos: «Como no hay profesionales suficientes, se tarda más en hacer una obra. Antes, cuando había más gente, podíamos coger más de un proyecto a la vez porque repartías a los trabajadores. Ahora tienes que ir de uno en uno».

«Faltan todo tipo de perfiles, también peones porque no vale cualquiera. Hay que saber algunas nociones básicas, como hacer mezcla. De todas maneras, son cosas que se pueden enseñar y los jóvenes aprenden rápido. El problema es que la gente no quiere trabajar en la obra porque es un trabajo duro en el que hay que hacer un esfuerzo físico y no todo el mundo está dispuesto».

Para Jorge Fernández, la solución, que no considera única, para que aumente la mano de obra y se rejuvenezcan las plantillas pasa por la formación: «La actual oferta formativa existente se ha quedado obsoleta en relación con los nuevos perfiles que va demandando el sector. Aunque en el sector faltan trabajadores tradicionales como encofradores o albañiles, también faltan otros perfiles como aplicadores de sistemas o empleados vinculados a las nuevas tecnologías como uso de software para reportes de incidencias en campo o uso de drones para la restauración de edificios históricos que no permiten la colocación de andamios. La construcción industrializada ofrece una oportunidad y para eso no hay oferta formativa suficiente».

Obras por los fondos europeos

La situación actual es más acuciante porque el sector está en expansión, porque tras la pandemia, la llegada de los fondos europeos hace que haya que ejecutar muchas obras: «Si se renueva la estructura sanitaria, los ambulatorios y los hospitales los construyen las empresas de construcción. Las depuradores, los colegios. Hay una efervescencia licitadora por las administraciones públicas y la actividad se incrementa».

El sector, afirma Fernández, tiene mejores condiciones que otros: «Tiene unos horarios ventajosos y los salarios, si uno mira las tablas de los convenios, en el nivel más básico ya está un 30% por encima del salario mínimo. «Por hacer autocrítica, creo que el sector no sabe vender aún que se ha modernizado. No tiene nada que ver con el sector de hace 15 o 20 años. Hoy un joven puede hacer una carrera profesional en el sector estable y con proyección de escala en cualificación».

«La construcción sigue teniendo un matiz peyorativo, cuando nada está más lejos de la realidad. Hoy día las empresas constructoras y promotoras se han sofisticado una barbaridad, tienen estructurales empresariales más sólidas, donde la gestión de los recursos humanos es más importante».

De padres a hijos

A Juanma Ortega, encofrador, le enseñó el oficio su padrey asegura que está intentando hacer lo mismo con su hijo: «Lo primero es que aprenda y que no se aburra de esto, que es algo fundamental. Iremos viendo».

Cree que la actual situación viene derivada de dos cuestiones. La primera, la crisis del ladrillo a raíz de 2008: «En esos momentos, el empresario tiró del oficial para que hiciese su propio trabajo y también un poco el del peón, de forma que se ahorraba un sueldo».

La segunda derivada es que la construcción no es demasiado atractiva para los jóvenes y las empresas no apuestan por los que están comenzando: «Los jóvenes de hoy en día no quieren este trabajo porque es duro y además lo tienen todo. Pero la verdad es que tampoco se dan demasiadas oportunidades y el sueldo no ayuda. Deberían meter a un peón con los oficiales para que vayan aprendiendo».

Mano de obra extranjera

Ante la necesidad de cubrir puestos, se pone sobre la mesa la mano de obra proveniente de otros países, algo contemplado en la reforma de la Ley de Extranjería. Para Fernández «la mano extranjera ha sido una constante históricamente y en el ámbito donde la mano de obra nacional no alcance, no solo no lo vemos mal sino que nos parece muy adecuado».

«Lo que tendríamos que hacer es analizar tranquilamente cuál es el problema para buscar la mejor solución. Si la respuesta pasa por ahí, que normalmente suele ser una combinación de posibles soluciones, pues bienvenida sea».

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