día internacional de la mujer

Ocho retos para lograr un futuro más igualitario

cádiz

Este viernes, 8 de marzo, es una jornada para reivindicar los derechos de las mujeres y los desafíos que quedan aún por conseguir para alcanzar una igualdad real y efectiva. Entre esos objetivos, LA VOZ destaca varios a los que los organismos competentes, entidades y la propia sociedad deben dar respuesta

El Ayuntamiento de Cádiz conmemora el 8M con un gran festival de música y numerosas actividades en la ciudad

Manifestación del 8M en Cádiz. antonio vázquez

BEATRIZ ESTÉVEZ

Cádiz

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, jornada reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reivindicar los derechos de la mujer y la igualdad social y laboral, eliminando al mismo tiempo toda forma de discriminación. No cabe duda de que en las últimas décadas se han producido avances significativos y de que el feminismo ha venido para quedarse, pero la realidad es que todavía queda un extenso camino por recorrer en aras a la igualdad, al respeto y a la convivencia entre hombres y mujeres.

Lograr un futuro más igualitario requiere de desafíos y retos a los que aún debemos hacer frente como sociedad en el día a día, y para conseguirlos hay primero que prestar atención no a los techos de cristal, sino a los suelos pegajosos, a esas circunstancias que impiden a muchas mujeres poder avanzar.

Como apunta al respecto la doctora en Derecho y catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Cádiz, María Acale, «a veces ponemos la atención en objetivos grandilocuentes, cuando en el fondo lo que tenemos que hacer es centrarnos en el día a día y ver cuáles son los inconvenientes que tienen las mujeres para seguir avanzando».

De la mano de esta profesional -cuyas principales líneas de investigación en este campo están relacionadas con la violencia de género, las penas y las medidas de seguridad- analizamos ocho de esos objetivos a los que los organismos competentes, las entidades y la propia sociedad deben dar respuesta para poner fin a varios obstáculos que siguen impidiendo la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.

1- Educar en igualdad

Sin duda alguna, el primero de ellos debe ser insistir en la educación no sexista desde las etapas más tempranas. Apostar por una pedagogía que no fomente roles, sino que tenga en consideración los valores de la humanidad, de los seres humanos, de las personas en general.

«La política de la coeducación en valores de los seres humanos desde la etapa educativa de Infantil es básica para terminar de romper los estereotipos sexistas desde abajo, empezando por el suelo para así evitar que en la infancia se normalicen diferencias de género», expone Acale. Y para lograr dicha pedagogía es necesario una mayor implicación de las administraciones educativas, con objeto de que desarrollen políticas que favorezcan y promocionen esa igualdad, así como una labor constante por parte de toda la sociedad, empezando por las propias familias, seguidas de los centros educativos y de las instituciones más cercanas, como pueden ser los ayuntamientos de ciudades pequeñas y medianas.

2- Visibilización y reconocimiento de las mujeres

Y también es tarea de las administraciones, instituciones, entidades y colectivos sociales visibilizar referentes femeninos. Aunque en los últimos años se ha avanzado al respecto, las mujeres siguen estando en un segundo plano a nivel social, debido a un problema sistémico de discriminación de la mujer en las áreas de conocimiento. Algo que contrasta con los datos que ofrece el Ministerio de Universidades sobre el total de personas matriculadas en el sistema universitario español desde el curso 2015-2016, siendo siempre superior el número de mujeres que el de hombres. En concreto, en el último curso, 2022-2023, un 56,8% fueron universitarias frente a un 43,2% de universitarios.

«Es muy importante esa política de visibilización y de reconocimiento a las mujeres en diferentes facetas para acabar con esa discriminación que aún se sigue dando en nuestra sociedad», apunta Acale. Un ejemplo de ello es la iniciativa que la Asamblea General de las Naciones Unidas viene desarrollando desde hace casi una década, cuando en 2015 decidió designar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para conmemorar y reconocer la trayectoria de todas aquellas mujeres que han contribuido y contribuyen al avance de la ciencia y la tecnología.

3- La corresponsabilidad

Las efemérides para seguir reivindicando y construyendo en igualdad son necesarias, pero para que realmente el avance y la transformación social sean reales y efectivas hay que trabajar en el día a día -los 365 días del año- y ejercer, hombres y mujeres, la corresponsabilidad. Así, el reparto de las tareas domésticas y de las responsabilidades familiares debe ser equitativo con el fin de distribuir de manera justa los tiempos de vida de mujeres y hombres.

Sin duda, la corresponsabilidad constituye uno de los mayores desafíos en la consecución de la igualdad. Al respecto, la experta en materia de género mantiene que «el hogar es el medio de socialización primario, y por ahí hay que avanzar en el rechazo de estereotipos, dentro de nuestras propias familias».

Dada la importancia de este reto social, varios centros y universidades están incorporando formación en corresponsabilidad, con objeto de que las nuevas generaciones aprendan a compartir espacio, responsabilidades y oportunidades de manera equitativa. Sin corresponsabilidad es imposible alcanzar la igualdad.

4. Eliminar el acoso en el ámbito laboral

Y del hogar, al ámbito laboral para abordar otro reto: la eliminación del acoso por razón de sexo, ya que en determinados ámbitos laborales siguen existiendo unas estructuras o aparatos de poder organizados donde las mujeres no son tratadas como compañeras, sino como competidoras e incluso enemigas, generándose situaciones de acoso. «Si una mujer está presionada, está acosada, no trabaja en libertad y, por tanto, no rinde como debiera», resalta la doctora en Derecho. «La Universidad de Cádiz concluyó el pasado año un proyecto de investigación que lleva por nombre: Prevención del Acoso Generado por y en la Universidad. Con la realización de este trabajo hemos visto que se dan circunstancias objetivas dentro de muchas estructuras laborales, como es el caso de la universidad, que determina que haya muchas presiones para las mujeres trabajadoras», aporta Acale, a lo que añade: «Las empresas, las universidades y, en definitiva, cualquier centro de trabajo debe velar por eliminar el acoso por razón de sexo al ser contrario al principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres».

5- Erradicar las situaciones de violencia que sufren las mujeres

Otra clave es la erradicación de las diferentes situaciones de violencia que sufren las mujeres. Aunque bien es cierto que en los últimos años hay en nuestro país una mayor concienciación y rechazo hacia los atentados contra la vida de las mujeres y las violaciones, queda mucho camino aún por recorrer para poder hablar de logro. La sociedad española ha madurado al respecto a base de la perspectiva de género, y existe un gran rechazo social ante estos delitos graves que atentan contra la vida o la libertad sexual de las mujeres, pero aún se debe seguir avanzando en esta línea y poner igualmente el foco en esos otros atentados de una menor intensidad que tienen que ver con el acoso en el trabajo o el acaso callejero. Es por ello que resulta necesario alcanzar un consenso social de repulsa hacia esa violencia cotidiana, en virtud de la cual hay hombres que se siguen sintiendo empoderados en su sexo para valorar la forma de andar, de vestir o de comportarse que tiene una mujer en su lugar de trabajo o en la calle. E igualmente hay que emplear las herramientas apropiadas para prevenir ese tipo de conductas desde la infancia.

6. Evitar la revictimización de las mujeres

En esta línea, también es necesario poner siempre a la mujer víctima de violencia de género en el centro de la administración de justicia y evitar así volverlas a convertir en víctimas al ver cuestionado su relato, algo que además de un daño moral para esa persona constituye también una forma de discriminación.

A día de hoy, desgraciadamente, hay que seguir reclamando y exigiendo que sólo se juzgue en los tribunales a los responsables de los delitos. Un claro ejemplo de ello fue el mediático caso de la violación de la Manada, donde se produjo una revictimización o victimización secundaria de la víctima no sólo por aparecer repetidamente la noticia en los medios de comunicación, sino también por el propio proceso judicial, por los seguimientos a los que fue sometida por el detective privado contratado por la defensa de la Manada e incluso por los comentarios y acusaciones de ese letrado.

«Aunque partimos del principio de presunción de inocencia del agresor, dicha presunción no se opone a la presunción de veracidad del testimonio de la víctima. Si la administración de justicia partiera de esa presunción de veracidad del testimonio de la víctima, se le trataría de otra manera desde el primer momento», sostiene Acale.

7- Luchar contra la violencia digital hacia las mujeres

En plena era digital, resulta necesario -y urgente- incorporar una pedagogía igualitaria en las redes sociales, al tiempo que debe existir un compromiso por parte de las compañías que sustentan estas plataformas sociales digitales para eliminar y sancionar ese tipo de contenido con los que se denigra a las mujeres y se atenta contra su intimidad. «Estos hechos constituyen conductas gravísimas que atentan contra bienes jurídicos que están en nuestros códigos penales y que arrancan de la Constitución de 1812, aunque ya modernizados, claro está», apunta la jurista. E igualmente es necesario alcanzar en torno a este asunto esa misma concienciación que ya existe con respecto a la gravedad de las violaciones y femicidios.

8. Mejorar la presencia y tratamiento de la mujer en los medios

Aunque se ha avanzado en la presencia y tratamiento de la mujer en los medios de comunicación, sigue siendo un desafío pendiente, ya que según se desprende del informe LLYC 'Mujeres sin nombre. Avances en la presencia de la mujer en medios de comunicación y el desafío pendiente' (2023), ellas continúan infrarrepresentadas en las noticias, son más anónimas en los titulares, y cuando aparecen es más frecuente que haya una mención explícita a su género o a su familia. La economía, la política, la tecnología y el deporte son los sectores donde la brecha es más evidente. E igualmente hay que analizar el tratamiento de los casos de violencia de género en los medios. «Hay que avanzar hasta llegar al punto de que nos tiene que dar igual el canal de televisión que estemos viendo o el periódico en el que estemos leyendo una noticia sobre violencia de género porque debe haber un criterio unitario, que esté totalmente exento de la más mínima justificación del caso». Es decir, sin etiquetas como las de crimen pasional ni culpabilizar a las mujeres asesinadas. «Estos casos -aboga Acale- se deben abordar desde la perspectiva igualitaria y debemos reclamarlo como sociedad».

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