CÁDIZ

Marlaska evita hablar sobre la tragedia de la valla de Melilla

6ª CUMBRE EUROAFRICANA DE MIGRACIÓN Y DESARROLLO

El funesto episodio de junio pasa desapercibido en la Cumbre Euroafricana de Migración y Desarrollo

España traspasa a Marruecos la presidencia del Proceso de Rabat

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en Cádiz. antonio vázquez

Álvaro Mogollo

Cádiz

Teniendo en cuenta que la reunión ministerial celebrada en Cádiz abordaba la migración entre Europa y África al más alto nivel, que contaba con la presencia del ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska, y que además España traspasaba la presidencia del Pacto de Rabat a Marruecos, era inevitable la expectación por saber si habría alguna referencia a los hechos sucedidos el pasado 24 de junio. Pero la valla de Melilla no existió en la cumbre.

Al menos de puertas para afuera, en los distintos momentos en los que la prensa tuvo acceso a los actos que se han desarrollado durante las dos jornadas ministeriales. Se desconoce si han existido conversaciones al respecto de forma específica entre los representantes de los países o en privado entre las dos naciones implicadas, España y Marruecos.

Tampoco hubo oportunidad de preguntar al respecto, puesto que no hubo declaraciones a los medios presentes ni estos tuvieron la oportunidad de plantear cuestión alguna al ministro. De esta forma, se cumple el previsible silencio sobre un asunto muy espinoso que ha levantado ampollas desde el primer momento.

Los socios de gobierno del PSOE y la oposición forzaron que Marlaska tuviese que dar explicaciones en el Congreso de los Diputados sobre la tragedia, en la que murieron al menos 23 personas. El ministro defendió que no se produjo ninguna muerte en suelo español y que la Guardia Civil no tenía conocimiento de lo que estaba pasando, una versión de los hechos que el Defensor del Pueblo ha puesto en duda tras visionar las imágenes facilitadas por el Ministerio de Interior.

Sin noticias del Sáhara

También se cumplió lo previsto respecto al Sáhara, ya que no hubo alusión alguna a una problemática sobre la que el Gobierno de España cambió en marzo su tradicional postura, que defendía una solución política dentro del marco de las Naciones Unidas contemplando el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, para reconocer la soberanía de Marruecos sobre la excolonia española.

Cabe recordar que esa decisión llegaba después de unos meses muy tensos en los que Marruecos presionó al Gobierno español tras el traslado del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, a un hospital de La Rioja. Este hecho fue considerado una afrenta desde Rabat y en los meses posteriores se produjeron un aluvión de saltos y accesos masivos por los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla, lo que el ejecutivo español sospecha que fue instigado por las autoridades marroquíes, que no parecían muy dispuestas a evitar esas situaciones.

El cambio de postura de España respecto al Sáhara alivió la relación con Marruecos, escenificada en una visita del presidente Pedro Sánchez y el ministro Albares a Mohamed VI en abril.

Y ahora, las buenas relaciones entre ambos países se culminan en la escenificación del traspaso de la presidencia del Proceso de Rabat, que hace a Marruecos, actor protagonista en los procesos migratorios de África a Europa, ser la cabeza visible de este foro intergubernamental.

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