cambio climático

2023: el año más cálido y el quinto más seco para los andaluces desde 1961

Ante la falta de precipitaciones, la sequía avanza y la situación de los embalses de la provincia de Cádiz no mejora, encontrándose a un 15,35% de su capacidad

La sequía avanza. L.V.

BEATRIZ ESTÉVEZ

Cádiz

La sequía avanza. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha pedido esta misma semana a la ciudadanía, al sector privado y a las instituciones un uso responsable del agua al encontrarnos en una «situación extrema». Motivo por el cual el Consejo de Gobierno aprobó el pasado lunes un IV Decreto-Ley de Medidas contra la Sequía, con una dotación de 217 millones de euros más para obras hidráulicas y ayudas al sector agroalimentario.

La comunidad autónoma se está acercando a lo que se conoce como «metasequía» -que ya se vivió en 1995-, encontrándose los embalses andaluces, en estos momentos, al 21,69% de su capacidad. Y en concreto, enla provincia de Cádiz se encuentran a un preocupante 15,35%.

Este es el resultado, sin duda, del cambio climático, que provoca temporadas más cálidas y secas, alterando el desarrollo estacional. Así, la primavera se adelanta, los veranos son más calurosos, los otoños llegan más tarde y los inviernos se acortan, tal y como ha ocurrido en los últimos años en el territorio nacional. Y no hay que retroceder mucho. 2023 fue un año extremadamente cálido en España, el segundo más cálido desde el comienzo de los registros en 1961, por detrás tan sólo de 2022, que resultó 0,2 grados centígrados más cálido que 2023. A lo que se une que el pasado año fue, en su conjunto, muy seco en cuanto a precipitaciones: el sexto año más seco desde el comienzo de la serie en 1961.

En definitiva, 2023 fue un año extremadamente cálido y muy seco, tal y como se desprende del informe realizado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

No obstante, en Andalucía el año hidrológico 2022-2023 (del 1 de octubre de 2022 al 30 de septiembre de 2023) sí fue catalogado como el más cálido y el quinto más seco de la serie histórica desde 1961. Finalizó con una precipitación media registrada de 376,5 litros por metro cuadrado, lo que supuso un 67% de lo que tendría que haber llovido, según apuntó el pasado mes de octubre el delegado territorial de AEMET en Andalucía, Ceuta y Melilla, Juan de Dios del Pino.

Desde que se tienen registros, el año hidrológico más seco fue el de 1998-1999, siendo el segundo más seco el año 1994-1995, tras la sequía que hubo después de la Expo Universal de 1992.

En cuanto a las temperaturas registradas en la comunidad autónoma, este pasado año hidrológico batió récord histórico tanto en lo que respecta a la temperatura media, como a la temperatura máxima y mínima, convirtiéndose, como ya se ha resaltado, en el año más cálido hasta el momento. La temperatura media fue de 18,3 grados centígrados, con una anomalía con respecto a la media de +1,7 grados, por lo que ha sido catalogado como extremadamente cálido. El segundo más cálido de la serie fue el año 2019-2020, con una anomalía de +1 grado.

Sobre la temperatura máxima, AEMET la situó en 24,5 grados de media, con una anomalía de +1,8 grados, y catalogándose también como extremadamente cálido en temperatura máxima. Y de igual forma, la temperatura mínima alcanzó su récord histórico con una temperatura media de 12,1 grados centígrados y una anomalía de +1,5 grados, siendo un año extremadamente cálido en lo que a mínimas se refiere.

Por otra parte, con respecto a este primer trimestre (octubre, noviembre y diciembre) del año hidrológico 2023-2024 en el que nos encontramos, Andalucía ha experimentado temperaturas consistentemente por encima de la media, mayoritariamente clasificadas como «muy cálidas», según se desprende del Informe de Situación de la Sequía en Andalucía presentado el pasado mes de enero por la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS).

En concreto, la provincia de Cádiz ha experimentado temperaturas elevadas, principalmente «muy cálidas», con una media mensual de 21,5 grados centígrados y una anomalía térmica positiva. Asimismo, enfrentó condiciones de sequía, especialmente en noviembre, clasificado como «muy seco», con un porcentaje de precipitación sobre la media del 70%.

Como se ha señalado al inicio de esta información, la sequía avanza y la situación de los embalses gaditanos no mejora. De la capacidad total de 1.813 hectómetros cúbicos de agua, a 31 de enero de 2024 sólo contaban con 278,46 hm3 de volumen embalsado, lo que supone un 15,35%. En 2023, a esa misma fecha de 31 de enero, el volumen de agua era de 571,74 hectómetros cúbicos, casi el doble, y finalizó siendo el sexto año con menos agua embalsada del presente siglo XXI.

Medidas ante el estado de los embalses de la provincia

Sin duda, la situación es alarmante y se ha comenzado a tomar medidas desde diferentes administraciones e instituciones. Un ejemplo de ello son los veinte ayuntamientos agrupados en el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana que, hace unos meses, decidieron poner en marcha iniciativas para intentar mitigar los efectos de la acuciante sequía. Así, la más destacada es que se ha bajado la presión del agua un 20% en todos los hogares, es decir, a casi un millón de habitantes. Una medida que, por el momento, no está afectando a la normalidad.

Sin embargo, en todas las comunidades de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar -Algeciras, La Línea, San Roque, Los Barrios, Tarifa, Jimena, Castellar y San Martín del Tesorillo- se ha dado un paso más, y existen ya limitaciones al consumo de agua, donde se aplican medidas a través de dos franjas horarias. Una primera entre las 6:00 y las 23:00 horas, cuando se activa una bajada leve de presión, y la segunda franja horaria, entre las 23 y las 6, con una bajada drástica de la presión, que se traduce en un «hilillo» de agua o en una ausencia total de suministro.

Ello responde a la sequía severa y a la escasez grave de reservas de agua en la comarca del Campo de Gibraltar, donde los dos pantanos que surten a las poblaciones se encuentran al 28,57 % en el caso del embalse de Guadarranque y al 18,04% en el caso del embalse de Charco Redondo.

Esta misma semana, a fecha de 31 de enero, estos eran los porcentajes de capacidad de los ocho embalses restantes localizados en la provincia: embalse de Zahara-El Gastor 4,46%, embalse de Bornos 10,29%, embalse Arcos de la Frontera 80,62%, embalse de Hurones 30,98%, embalse de Guadalcacín 16,04%, embalse de Barbate 9,23%, embalse de Celemín 10,15%, y embalse de Almodóvar 38,73%.

Una sequía que se inició en la primavera de 2016

Al respecto, el meteorólogo Diego Patrón expone que esta sequía se asemeja «bastante» a la de los años 90, «aunque no tanto por su intensidad como por su duración, y en algunas zonas es incluso más duradera que la de los 90». Esa sequía que vivió la provincia hace un par de décadas fue «duradera y, sobre todo, intensa en nuestras cuencas más cercanas». La sequía actual comprende «un largo período de déficit que se inició aproximadamente en la primavera de 2016 y que dura hasta la fecha».

Aun así, Patrón destaca que entre 2016 y 2023 se han producido «algunos períodos húmedos, como por ejemplo en marzo de 2018 o en la primavera de 2020, pero no fueron lo suficientemente prolongados». «En general, las lluvias han sido muy irregulares y el conjunto del período ha sido deficitario en lluvias».

En algunas zonas, por ejemplo en la campiña occidental (entorno de Jerez), los últimos 5 años hidrometeorológicos (desde el 1 de septiembre hasta el 31 de agosto del siguiente año) han sido deficitarios en lluvia, y«éste va camino de ser el sexto», augura el meteorólogo. Por el momento, este año hidrometeorológico (desde el 1 de septiembre pasado) está siendo «muy seco en toda la provincia». «La precipitación acumulada hasta la fecha es alrededor del 35-45% inferior al valor normal», lamenta.

Dejar atrás esta situación de sequía extrema en la que nos encontramos dependerá de la lluvia, pero más concretamente de cómo sean las precipitaciones, según mantiene el experto. «Las últimas sequías han terminado con un período de varios meses de lluvias abundantes, al menos un otoño o un invierno de precipitaciones continuadas, con situaciones de borrascas atlánticas atravesando nuestro territorio. Esas situaciones -añade Diego Patrón- son propias del otoño y del invierno, así que el tiempo se agota para que en este año hidrometeorológico se puedan dar». «En nuestro clima, las lluvias se reducen considerablemente desde finales de la primavera y durante el verano».

Esto no significa -aclara- que no vayan a producirse episodios húmedos. De hecho, «algunos de los episodios más destacados de lluvia en los últimos 6 años han ocurrido en primavera». «Sin embargo, no es lo más frecuente en nuestro clima», apostilla.

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