First Dates

La excéntrica afición que unió a dos comensales de «First Dates»: «Todo lo que encuentras en la basura puede servir»

Mario y Sonia tuvieron una charla muy distendida desde el comienzo de la cena y acabaron decidiendo tener una segunda cita

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Este lunes se emitió en Cuatro el episodio número 905 de «First Dates» , el programa de citas presentado por Carlos Sobera. La encargada de romper el hielo fue Sonia, una madrileña de 24 años que se gana la vida como instructora de buceo. «Yo siempre digo que sí a todo y busco a una persona que sea parecida a mí en eso», dijo en su presentación la chica, de aspecto alternativa. «Me llaman perroflaut y se me ha quedado la etiqueta», lamentó Sonia, «pero me llaman así porque no pienso como ellos. Me dicen que estoy todo el día en manifestaciones en vez de centrarme en conseguir un trabajo fijo y quedarme en España para siempre. Yo soy un culo inquieto y eso no puedo hacerlo».

Sobera le preguntó qué tipo de hombres solían gustarle, y Sonia explicó que «me llevo bien con todo tipo de personas, pero como pareja prefiero a alguien con más afinidad , por ejemplo con ideas polítics parecidas». Su pareja fue Mario, un madrileño de 28 años desempleado que se presentó asegurando que no le gusta «lo innecesario, todas esas falsas necesidades que solo sirven para atraparte más y meterte en el núcleo del sistema. Para mí la única meta de la vida es disfrutar ». El joven, con cresta amarilla y lleno de pendientes y tatuajes, gustó mucho a Sonia: «Es el prototipo de chico que me gusta».

Empezaron hablando sobre sus deportes favoritos. Ella solo practiaba buceo mientras que a Mario le gustaban la escalada y el muay thay . «¡Llevo meses queriendo ir a escalar!», comentó ella, que estaba muy satisfecha con su pareja. «Mirad si hay química entre vosotros que hasta ha explotado una bombilla», les dijo el camarero de «First Dates». Y es también Mario estaba muy contento con su cita: «Me gusta físicamente y también es parecida a mí en cómo piensa».

A lo largo de la conversación fueron saliendo a relucir las muchas sintonías que había entre ellos. Casi al final de la cita, él habló sobre su afición a recuperar comida de la basura para no tener que preocuparse en ganar dinero ni en gastarlo. «¡No puedo creer que me hayan puesto con alguien que también recicla comida!», se sorprendió ella, «realmente, ¿para qué vas a comprar comida? , ¿para qué vas a dar dinero? Eso es consumismo». Mario reconocía muy orgulloso que «reautilizo objetos y basura. Todo lo que encuentras en la basura puede servir para vestirte o para cualquier cosa».

La cita siguió sobre ruedas hasta el último momento y, a la hora del desenlance, ambos quisieron darse una segunda oportunidad para seguir conociéndose.

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