La revolución de las mujeres policías: de la lupa de Angela Lansbury a la mirada de Vicky Luengo

Los personajes femeninos potentes son tendencia en las series criminales, un género lleno de tópicos donde han evolucionado de la inteligencia a la brutalidad, sexualidad, dramas y conciliación mediante

Montaje con Vicky Luengo y Angela Lansbury
Lucía M. Cabanelas

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Las hay como Angela Lansbury , que resolvían crímenes con una lupa y una máquina de escribir, o como Jessica Alba y Gabrielle Union, con una pistola; con americana, como la capitana Olivia Benson de Mariska Hargitay o con uniforme y abrigo reflectante, como la Catherine Cawood de Sarah Lancashire. Algunas, incluso, se pintan un antifaz y se ponen capucha. Las mujeres han resuelto crímenes gracias a su inteligencia, a su coraje, a su sensibilidad o a su rudeza, diferentes aristas que les han permitido sobrevivir y evolucionar en un género, y en un campo, tradicionalmente dominado por hombres. Hasta el punto de que no solo no es una novedad sino una tendencia descubrir multitud de ficciones que apuestan por una mujer protagonista en un personaje complejo y, a menudo, controvertido.

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Happy Valley

Happy Valley

« El policiaco es un género muy masculinizado . "Cagney & Lacey" fue una serie bastante rompedora en su momento (1982-1988) porque, a pesar de ser una serie bastante tradicional, tenía a dos mujeres de mediana edad en el centro y aprovechaba para hablar de sus vidas personales, sus problemas, el machismo en la institución... Permitía, por un lado, trabajar tramas características del género policiaco y criminal, pero también un desarrollo psicológico de los personajes», explica Concepción Cascajosa, doctora de la Universidad Carlos III, que no duda en destacar la británica «Happy Valley» , «protagonizada por una mujer de mediana edad y muy importante para entender esta moda de personajes femeninos protagonizando el género policiaco».

Nuevos roles que no se olvidan del papel tradicional de estas protagonistas como madres, de explorar esa dependencia u obligación de algunas mujeres por cuidar de la familia. « Es una fórmula comercial e interesante y por otro lado también sirve para explorar cuestiones relacionadas con la actualidad», asegura la experta.

El personaje de Jessica Alba en «La's Finest» es un ejemplo de conciliación, dentro y fuera de la pantalla. Cuando le ofrecieron interpretar a Nancy McKenna, la intérprete de 38 años acababa de ser madre por tercera vez, y se debatía entre agotar su baja de maternidad o interrumpirla para poder hacer el piloto de la serie. La posibilidad de encarnar a un personaje complejo, no una mujer plana intercambiable por cualquier otra, y la posibilidad de revertir los estereotipos de un género tradicionalmente dominado por hombres la convencieron. «Ahora que se ha tomado conciencia es importante, para la otra mitad del mundo, verse a sí mismas reflejadas en la pantalla », reflexionó Alba durante la presentación de la serie de AXN.

« Siempre se ha metido a las mujeres en el cajón de los clichés y hemos tenido que pelear para salir de ahí», explicó, de ahí que tanto ella como Gabrielle Union disfrutaran al «darle la vuelta. Mostrar el género de acción desde nuestros ojos, interpretando a mujeres inteligentes que son capaces y competentes, dan hostias, se pelean, vencen a los malos y resuelven sus propios crímenes», reivindicó la actriz de «Sin City».

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Antidisturbios

Antidisturbios

Las mujeres en este tipo de papeles han experimentado una evolución constante, adaptándose a épocas pero con cierta vocación por la novedad en todo momento. Poco tiene que ver la actitud de Vicky Luengo en «Antidisturbios» con la de la Jessica Fletcher de «Se ha escrito un crimen» , aunque el leitmotiv siempre es el mismo. Hace casi cuatro décadas, Angela Lansbury rompió moldes con su veterana escritora aficionada a las novelas negras, viuda, que resolvía los diferentes casos a base de sentido común y nunca con sangre o violencia. Perspicacia tampoco le falta a la detective Laia Urquijo, capaz de todo por resolver la verdad de una investigación con la que termina obsesionándose, lugar común de un género que resulta innovador por el mosaico de personajes femeninos que ha creado pero que no escapa a los tópicos habituales de las series criminales.

No hay fuego amigo en la ficción, que a veces se centra en exceso en los vínculos de las protagonistas con sus vidas domésticas, convirtiendo a sus personajes en seres atormentados por un drama familiar, un caso sin resolver más personal de lo que debió ser o abusos que marcan una carrera, como le sucede a Mariska Hargitay, dueña y señora de «Ley y Orden» , donde su personaje, muy emocional, suele implicarse de más con las víctimas que han sufrido, como ella, una violación. Es tenaz en la búsqueda de la justicia, pero colma su seriedad, de rictus serio y con americana, prodigando abrazos, siempre compasiva .

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Expediente X

Expediente X

Casi tanto como la inteligencia, abundan en el género los atracones y las atracciones , a veces incomprensibles, por compañeros o enemigos. Le pasa a Luengo en «Antidisturbios», tan capaz de desobedecer a sus superiores para cerrar su propio caso como de hacer un inciso con Álex García en el baño de una discoteca. Ni en la infidelidad ni en la tentación la Eva de «Antidisturbios» ha sido la primera en morder la manzana. No era Danna Scully ni había investigaciones paranormales como en «Expediente X» , pero lo cierto es que «x» sobraban en la atracción sexual que la icónica Stella Gibson, que Gillian Anderson interpretó en «The Fall», sentía por el asesino. Distanciándose de ciertos lugares comunes de los personajes femeninos, antiguamente esbozados como madres cariñosas, entrañables amas de casa o fieles amigas, su detective era fría, casi siempre sarcástica, soltera y sin hijos.

La femme fatale patria

Exceso de sexo había también en «Brigada central» , donde el personaje de Isabel Serrano, una femme fatale que se acostaba con quien quería, se venía arriba con las críticas e incluso llegaba a las manos con compañeros del departamento.

Una cosa no quita la otra y la rudeza no está reñida con la faceta familiar, tal y como demostró Regina King en «Watchmen». Cuando su Angela Abar, marcada por la tragedia racista de Tulsa , salía de casa y se ponía el traje de Hermana Noche, no había supremacista, compañero machista ni abuelo en silla de ruedas que opusiera resistencia a su brutalidad, implacable en su búsqueda de la verdad, inconformista que, como el personaje de Vicky Luengo, investiga incluso por su cuenta para descubrirla.

Regina King en «Watchmen»

Pese a los patrones inevitables en el bosquejo de estos personajes, han sido muchas las ficciones que han intentado introducir novedades, romper con las reglas, correr riesgos. En este sentido, es también reseñable el papel de Helen Mirren en «Prime Suspect», una mujer tan malhumorada como inteligente, tan solvente en su trabajo, donde va ascendiendo a lo largo de las temporadas hasta convertirse en detective inspectora jefa, como desastrosa en su vida privada. Alcohólica, atormentada, pero mordaz y astuta. Una intimidad tan desastrosa como la de Kysa Sedwick en «Closer», interesante también porque refleja en cierta medida lo que han sido todas las mujeres que han interpretado a detectives o policías en la ficción, pero también lo que son en la vida real, imperfectas, humanas.

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