Killing Eve

De secundaria en «Anatomía de Grey» a protagonista en «Killing Eve»: la meteórica carrera de Sandra Oh

Su próximo proyecto será una nueva serie producida por los creadores de «Juego de Tronos» para Netflix, pero hubo un tiempo en que se le recomendó volver a su país, Canadá, para hacerse famosa

Sandra Oh en «Killing Eve», «Anatomía de Grey», «A dos metros bajo tierra» y «Princesa por sorpresa» ABC/IMDb
Óscar Rus

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Sandra Oh

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Sandra Oh

En 2006, Sandra Oh (48) se divorció de su marido, el cineasta Alexander Payne (59), ganó su primer Globo de Oro a mejor actriz de reparto por «Anatomía de Grey» y protagonizó el episodio más visto de la celebérrima serie de médicos emitido en el canal de televisión ABC tras la final de la Super Bowl. Aquel capítulo, el número 16 de la segunda temporada, fue visto en directo por más de 38 millones de personas y no podía empezar de manera más tórrida: una ducha a tres entre Meredith Grey ( Ellen Pompeo ), Izzie Stevens ( Katherine Heigl ) y Cristina Yang (Sandra Oh); se trataba, sin embargo, de un sueño erótico del personaje de George ( T. R. Knight ). «De Cristina me encanta que no tenga encanto ni sentido del humor; pero creo que eso le hace graciosa», comentó ese mismo año la actriz canadiense de ascendencia surcoreana durante un evento de la ficción creada por Shonda Rhimes . Doce años después, durante una mesa redonda de actrices organizada por «The Hollwood Reporter», confesó: «Creo que nunca he conseguido un trabajo por mi físico». Pero entonces Angela Bassett recordó la belleza y sensualidad de Oh en la primera temporada de «Anatomía de Grey», una imagen hasta entonces inédita en Hollywood.

La historia de cómo llegó a interpretar a Cristina Yang es también la de otros intérpretes que acabaron siendo famosos gracias a personajes por los que no hicieron «casting»; ella, que hasta entonces se había ganado el pan en Hollywood con pequeños papeles (de actriz porno en «A dos metros bajo tierra» a mejor amiga de la protagonista en «Bajo el sol de la Toscana» ), venía de haber rodado la última película de su por entonces marido, «Entre copas» (2004), y se presentó para el personaje de Miranda Bailey. «¡Y gracias a Dios que no conseguí ese papel!», comentó la actriz durante el mismo evento; aquel elogio a su compañera Chandra Wilson desató las risas de reparto y público. Tanto Rhimes como el resto de productores querían que Oh interpretase a Bailey, pero ella propuso ser Cristina, cuyo primer boceto («una pequeña rubia descarada») ni siquiera planteaba su ascendencia asiática. A diferencia de la rectitud del personaje, Oh confesó durante aquel mismo evento ser lo opuesto: «Soy una persona muy desordenada».

Diez temporadas y cinco nominaciones al Emmy después, y para disgusto de sus seguidores, Oh abandonó en 2014 «Anatomía de Grey». «Cómo Cristina Yang cambió la televisión» , rezaba el titular de la revista «Slate» tras anunciarse en verano de 2013 que la décima parte iba a ser la última para actriz y personaje, aunque ya había pensado en dejarla cuando esta se encontraba en la cresta de la ola. La autora del artículo ensalzaba como su ambicioso personaje, cuyo combo de rasgos podrían haberla convertido en la enemiga de la protagonista en vez de su mejor amiga, había recogido el testigo de Ally McBeal para contribuir al incremento de complejos personajes femeninos.

En 2014, tras estrenar el filme «Tammy», la revista «The Atlantic» le dedicó un artículo como robaescenas en títulos como «Princesa por sorpresa» y en 2015, los premios People's Choice incluso la premiaron como personaje de televisión que más echaban de menos.

Casi seis años después sigue teniendo que responder a la misma pregunta de periodistas y fans: si algún día regresará al título que la presentó al mundo y sigue en emisión con éxito tras 16 temporadas. Contesta siempre con una mezcla de elegancia e ingenuidad al deslizar que lleva desde 2018 siendo la titular de «Killing Eve» , el fenómeno de BBC América en el que también figura como productora ejecutiva y cuya tercera temporada acaba de estrenarse en HBO España .

Precisamente «Killing Eve», armada en su primer año por la creadora de «Fleabag» Phoebe Waller-Bridge , ha sido la responsable de que Sandra Oh haya hecho historia en varias ocasiones durante los últimos tiempos; en 2018 se convirtió en el primer intérprete asiático en ser nominado al Emmy como mejor actriz protagonista, aunque acabó llevándoselo la reina de «The Crown», Claire Foy .

Puede que el Emmy siga haciéndose de rogar (la última agraciada fue su actual compañera de reparto, Jodie Comer ), pero no el Globo de Oro. Tras haberlo ganado en la categoría de secundaria por «Anatomía de Grey» en 2006, Oh repitió victoria en 2019 pero como protagonista de «Killing Eve» durante una gala que ella misma presentó junto a Andy Samberg . Fue en ese emotivo momento cuando, sobre el escenario, dedicó el galardón a sus padres, presentes allí. «Mamá, papá, os quiero», dijo en coreano para después hacerles una reverencia.

Posiblemente 2019 fuera el año de Oh: presentó «Saturday Night Live» , fue galardonada con uno de los principales premios de artes escénicas de Canadá por toda su carrera y la revista «Time» la incluyó como una de las personas más influyentes . «Uno de los grandes regalos de mi vida creativa ha sido la oportunidad de escribir para Sandra Oh. La razón es sencilla: es una virtuosa. Trata el diálogo como notas de música», describió su antigua jefa Shonda Rhimes.

Ninguno de estos detalles es baladí, pues Oh lleva desde los inicios de su carrera presumiendo de origen canadiense (vistió en «Saturday Night Live» una camiseta con el antiguo logo de su televisión pública), reivindicando el papel de los guionistas y hablando públicamente de cómo sus padres, con los que suele acudir a programas de televisión y galas de premios, siempre han sido su principal apoyo… incluso cuando se oponían a sus aspiraciones artísticas de adolescente por no entender la finalidad social de aquella profesión.

Ya fuese con Ellen Degeneres en 2006 o Stephen Colbert en 2019, Oh siempre trae a colación el mismo recuerdo: «Vengo de una familia típica de inmigrantes; mi hermana es abogada; mi hermano es doctor en genética… Fue raro y confuso tener a la hija mediana obsesionada con el teatro, la improvisación y el baile». Y tanto Degeneres («Siento que te conozco») como Colbert («Eres muy accesible») repararon en lo mismo a pesar del paso de los años: su cercanía.

Pero antes que actriz, Oh quería ser bailarina. Durante la mesa redonda de actrices de «THR», la intérprete reconoció que, de haber visto actuar a Pina Bausch con 8 ó 10 años, nunca hubiera sido actriz: «Todavía creo que soy una bailarina que actúa». También le impactó, siendo una preadolescente, el musical «Annie» o la película «Fama», con la que le entró el deseo de ser vista. Sus padres, que habían emigrado de Corea del Sur primero a Estados Unidos y después a Canadá, esperaron que fuera una afición, pero tras su experiencia con la interpretación y la improvisación en el instituto, Oh cursó tres años en la Escuela Nacional de Teatro en Montreal y después se mudó a Toronto para acabar en Los Ángeles.

De hecho, uno de sus primeros papeles tras graduarse fue el de una poeta adolescente, prostituta y drogadicta en la película para la televisión pública canadiense, «El diario de Evelyn Lau» (1994), que finalmente hizo cambiar de parecer a su madre. Más de 25 años después será la protagonista y productora ejecutiva de la nueva serie de los creadores de «Juego de Tronos» para Netflix: «The Chair».

Sin embargo, algo no ha cambiado durante estas décadas: que le pregunten por el cambio que está viviendo Hollywood en términos de diversidad. En 2004, la periodista Terry Gross ya se interesó por ello en su programa de radio «Fresh Air». «Soy revolucionaria con tan solo salir en pantalla. No soy la imagen de muchas mujeres asiáticas que la gente acostumbra a ver», contestó. Años después desarrolló la misma idea: «No tengo que hablar de cambio; mi rostro lo hace. Dice más de lo que yo podría decir». Pero si de algo se acuerda la intérprete es de aquella agente estadounidense que en 1995 le dijo que no servía para protagonista por su aspecto y regresara a Canadá para hacerse famosa allí.

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