'The White Lotus' y la guerra de los sexos

Óscar Rus

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04/12/2022
Actualizado a las 23:35h.

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«Las mujeres no son todas unas santas, Albie. Son simplemente como nosotros». Bendito F. Murray Abraham en la miniserie de HBO 'The White Lotus' . Interpreta a un viejo verde, a un abuelo cebolleta, que viaja a Sicilia con su hijo putero ( Moltisanti tiene canas y ha echado barriguita) y su nieto feminista, de cuerpo escultural, que dice una cosa y hace otra (por favor, que se quite los calcetines en la cama). Dos hombres y medio americanos en busca de sus raíces europeas. Visitan donde se rodó 'El padrino' y acaban discutiendo sobre el patriarcado, sobre el varón y sus fantasías: violencia, adulterio. ¿El huevo o la gallina? Las mujeres de su familia, al otro lado del charco, no quieren ni oír de ellos. Laura Dern , como esposa del infiel, hace un desapercibido cameo por teléfono, así que hay que ver la serie en versión original y afinar el oído. O subir el volumen del televisor.

En 'The White Lotus' , cuya secuela emite HBO Max España cada lunes (el séptimo y último capítulo, el día 12), el sexo es el motor de una trama, entretenida y aparentemente baladí, que se renueva cada temporada. Habrá tercera. En la primera, al director y guionista Mike White le interesaba la perspectiva de clase, el arriba y abajo de un hotel de lujo en Hawái, quién es el opresor y quién es el oprimido. Se reía del yanqui, del privilegiado, del blanco hetero que –ahí va el gran destripe– siempre se sale con la suya. Incluso con un tonto asesinato. A Mike White , que escribe y dirige todos los episodios, le podrían haber cancelado por traidor, por matar a un pobre gay . Se le perdona por lo de Jennifer Coolidge, todo un icono gay. Interpreta a la plañidera Tanya, que repite vacaciones en el mar y disgustos. Esta vez, acompañada por su nuevo marido, al que conoció el verano pasado , y su nueva secretaria, joven y mona, que quiere pillar cacho con algún mozo, pero no hay manera. Ambos la rehúyen.

En esta segunda temporada, que también empieza con un fugaz brinco al futuro y tiene misterio (quién morirá, como si nos importara), la perspectiva de clase continúa, agazapada, pues hace hueco a otra, que divide al público mucho más: la de género. Mike White aprovecha la nueva localización para homenajear a Antonioni y reinterpreta una escena de la película 'La aventura'. Aquí, el personaje de Harper (Aubrey Plaza), una nueva rica gracias al friqui de su marido ( Will Sharpe ), es observada y perseguida por todos los hombres de la plaza. La mirada masculina en su máxima expresión. Sin embargo, la conclusión, hasta la fecha, ha sido sorprendentemente igualitaria. Todos los amantes en Sicilia son como los de Teruel: tonta ella y tonto él. Ojo, hay discriminación positiva: a ellos se les desnuda mucho más por detrás. Cuánto culo, 'mamma mia'. Alguna cola (de mentira) sale. El nuevo destape .

Dicha interseccionalidad (clase-sexo-género) es evidente, sobre todo, en dos cargantes personajes como las pelandruscas italianas, Lucia (Simona Tabasco) y Mia (Beatrice Grannò). Amigas estupendas . Y jóvenes. Ellas quieren llegar lo más rápido posible a lo alto de la escalera social. Y se dejan querer. Casi todos los huéspedes, hasta el más cañón ( Theo James ), caen en la tentación. Es comprensible y previsible que de tal palo (padre putero), tal astilla (hijo putero), pero quién habría adivinado que la mánager, Valentina (Sabrina Impacciatore), sucumbiría a la proposición de la putilla tímida: tú me dejas cantar en el bar y yo me acuesto contigo. Porque en 'The White Lotus' no hay mayor transacción que la carnal. Lo comido por lo servido. Alguna teta también sale.

A través del personaje de Valentina, Mike White explora nuevamente las dinámicas de poder en el trabajo. Y añade el sexo-género. Si en la primera temporada, el madurito Armond iba tras un empleado mucho más joven que él, con quien acaba drogándose y acostándose; en esta segunda, Valentina bebe los vientos por una empleada, Isabella (Eleonora Romandini), a la que regala un broche para llevársela con disimulo al huerto. La situación resulta incómoda, pues la mánager cree que la recepcionista es acosada por su compañero de mesa, Rocco (Federico Ferrante), al que reubica por celos. La mala praxis de la sororidad.

También hay fraternidad en 'The White Lotus' con esos dos 'hermanos', antiguos compañeros de residencia universitaria, que se van de vacaciones junto a sus respectivas mujeres. Un matrimonio está a la izquierda. El otro a la derecha. Uno tiene hijos. El otro no. La relación y conversación de estos cuatro es, sin duda, lo mejor de la segunda temporada y resume el éxito de esta miniserie: es divertido y tenso ver interactuar a unos personajes cuyas intenciones no son claras; uno nunca sabe por dónde saldrán. Hay dinero de por medio. Mike White juega al homoerotismo (¿son más que amigos estos dos hombres? ¿Por qué se cubren las espaldas?) y al de la seducción: ¿sucumbirá Harper (Aubrey Plaza) a Cameron (Theo James), el amigo de su marido? 'The White Lotus' es 'La isla de las tentaciones' . Peor, o sea, mejor: es 'Amor con fianza' . Mentir tiene precio. O no.

'The White Lotus' es el cluedo y su creador Mike White (52), como exconcursante de 'realities' (viajó alrededor del mundo junto a su padre gay en 'The amazing race' ), ha venido a pasárselo bien, a jugar con el público y sus prejuicios, sus expectativas. El personaje revelación de esta segunda temporada es Daphne (Meghann Fahy), la mamá 'influencer' que no tiene ni un pelo de tonta. ¿Aparecerá 'in situ' Laura Dern como la mujer de Michael Imperioli? Mike White ha vuelto a gastarnos una broma.

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