Tramatizado

Tokyo Vice: Protagonistas que estorban

Si consigues olvidarte de Adelstein (como hace el propio guión), se te queda una historia interesante en la que todos pierden mucho más de lo que ganan y que se ha merecido una segunda temporada

Ansel Egort protagoniza 'Tokyo Vice' HBO Max
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Es curioso. Lo habitual es que el personaje más pulido y trabajado de una serie sea su protagonista. Escritores, guionistas y autores suelen meterle horas, sangre, sudor y lágrimas a la construcción del personaje central de una historia. En el caso de 'Tokyo Vice', la figura de Jake Adelstein (Ansel Elgort) palidece, mengua y acaba diluyéndose con el paso de los capítulos. Y es lo mejor que le podía pasar tanto a Elgort (que no consigue escapar de los estereotipos clásicos de tantas y tantas historias sobre un occidental que aterriza en Japón y experimenta el choque cultural) y a la propia producción, que florece y muestra sus mejores virtudes a través de una fantástica colección de ¿secundarios? Es inexplicable que 'Tokyo Vice' y su protagonista estén basados en las memorias y experiencias reales del periodista Jake Adelstein y les haya salido tan rana el personaje. No llega al extremo de protagonistas odiosos como Ted Mosby en 'Cómo conocí a vuestra madre' o Galadriel en 'Los anillos de poder' pero es más insulso que un puré de hospital.

La historia es sencilla: Tokyo, años 90, periodistas, policías, mafiosos y 'anfitrionas' de un 'hostess' bar entrecruzan sus vidas en el barrio de Kabukicho. Bajos fondos, crimen y un frágil equilibrio entre facciones rivales de la Yakuza. Allí, ambición y sueños pueden ser al mismo tiempo salvación y condena de sus habitantes. Todo el mundo vende algo, todo el mundo compra algo. Y de fondo, una serie de suicidios que Adelstein está decidido a desenmascarar como asesinatos. Todo con un aroma noire que encaja perfectamente con el escenario.

Las interpretaciones de Ken Watanabe , Rachel Keller, Rinko Kikuchi, Sho Kasamatsu y Hideaki Ito son todas, sin excepción, interesantes, profundas y una grata sorpresa tras el susto inicial de ver la de Elgort. Todos ellos consiguen el doble con la mitad de metraje que Elgort. Ellos son quienes consiguen engancharnos, hacernos sentir la noche de Tokyo, las traiciones, el amor, el sentido del deber llevado hasta sus últimas consecuencias en vidas con un precio tirando a bajo. Siempre es una alegría ver series en las que a los malos se les coge cariño y a los buenos no los soporta ni su familia.

Total, que si consigues olvidarte de Adelstein (como hace el propio guión), se te queda una historia interesante en la que todos pierden mucho más de lo que ganan y que se ha merecido una segunda temporada que llegará en 2023 y esperamos con ganas los amantes de la intriga.

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