La maldición que destruyó a Gloria Swanson tras 'El crepúsculo de los dioses'

El documental ‘¡Boulevard! Una historia de Hollywood’, disponible en Filmin, rescata la obsesión de la estrella del cine mudo con la película de Billy Wilder y descubre la historia de su musical, amor prohibido incluido, que nunca vio la luz

Gloria Swanson como Norma Desmond en 'El crepúsculo de los dioses', de Billy Wilder
Lucía M. Cabanelas

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Fue una estrella del cine mudo y, sin embargo, nunca alcanzó tanta gloria como cuando pronunció un diálogo de Billy Wilder. Dueña de una gestualidad magnética, propia de los rostros que hablaban sin necesidad de palabras, Gloria Swanson alcanzó la cumbre de su carrera con ‘El crepúsculo de los dioses’ , cuando dio vida a la altanera Norma Desmond . Fue su espectacular regreso pero también su ocaso, atrapada para siempre en la gloria del pasado. «Era la mejor de todas, usted no se lo imagina, es muy joven. Recibía 17.000 cartas de admiradores por semana, acosaban a su peluquero por conseguir un rizo suyo; hubo un maharajá que vino expresamente de la India para suplicarle que le diera una media... después se estranguló con ella», le dice el mayordomo al que da vida Eric von Stroheim al guionista de William Holden .

La realidad no distaba tanto de la ficción y, en ciertas cosas, incluso la mejoraba. Gloria Swanson recibía también miles de misivas a la semana, elegía vestuario y colaboradores y consiguió de la Paramount un contrato de un sueldo anual de un millón de dólares. Como Marilyn Monroe, fue amante de un Kennedy, el patriarca, venerada por el cineasta Cecil B. DeMille y conocida como La marquesa, emparentada con la nobleza europea tres décadas antes que Grace Kelly.

Swanson y Holden en 'El crepúsculo de los dioses'

En 1950 el genio de ‘El apartamento’ hizo entonces su mayor truco de magia y convirtió para siempre a la actriz, condenada por Hollywood a una jubilación anticipada a los 35 años, en el personaje al que interpretaba. «Yo soy grande. Las películas son las que resultan pequeñas», asegura Desmond , pronunciando lo que también la propia Swanson, ya con algo más de medio siglo a sus espaldas, llegó a creer que le pasaba. Ella, que regresaba para enmendar el enfado de los «millones de fans» que no le perdonaban que los abandonara, juró que volvería a la pantalla y lo hizo hasta en cuatro películas más, sin alcanzar el éxito que esperaba tras su brillante interpretación en ‘El crepúsculo de los dioses’ . Después de sobrevivir al tránsito del cine silente al sonoro, quedó para siempre bajo el embrujo de Norma Desmond.

El musical que nunca vio la luz

Cinco años después del éxito de ‘El crepúsculo de los dioses’, volvió a aporrear las puertas de ese Hollywood que le había vuelto a dar la espalda. La mejor oportunidad que le brindaron no fue para volver al cine, sino para convertir en un musical su obra eterna y a la vez maldita. Así lo desvela el documental ‘¡Boulevard! Una historia de Hollywood’ , disponible desde este viernes en Filmin. La oportunidad le llegó como una carambola, cuando una pareja de escritores de guiones de musicales, Dickson Hughes y Richard Stapley , fueron a su casa con una propuesta bajo el brazo. Querían hacer el musical ‘About Time’, basado en la revista ‘Time’. No convencieron a Gloria Swanson, que, sin embargo, sí vio la posibilidad de trasladar la obra maestra de Billy Wilder a Broadway. No en vano, el director austriaco siempre había considerado la película una gran ópera trágica.

Bastó una llamada para que Gloria Swanson consiguiera, de palabra, los derechos de la película para su adaptación musical sobre las tablas. Ya lo dijo en ‘El crepúsculo de los dioses’: «Sin mí no existiría la Paramount» . Y fue cierto en sus años de esplendor, aunque la ‘major’, como se supo más tarde, terminó traicionándola, ya que nunca le concedió la propiedad real para convertir la obra de Wilder en una de teatro.

Una historia de amor prohibido

Sin conocer los planes de la Paramount, el trío se recluyó durante tres meses en una mansión en Palm Springs para escribir la primera versión musical de la película. Lo que empezó como una alianza triunfal, terminó contaminado. Pervertido, como la relación entre Norma Desmond y el personaje de William Holden , pero, por suerte, sin piscina ni disparos por la espalda. Swanson era la tercera en discordia en ese triángulo creativo, y nadie podía disputarle el protagonismo a la vieja estrella, aunque no estuviera rodando. Dickson Hughes, pianista, y Richard Stapley, que había aparecido en películas como ‘Mujercitas’ y ‘Los tres mosqueteros’, mantenían un romance prohibido, que encubrían en su sociedad como guionistas.

Hughes, Swanson y Stapley Filmin

El actor británico, una promesa de estrella que nunca llegó a brillar lo suficiente cuando cruzó al otro lado del charco, inició una tóxica relación de dependencia e interés con la veterana actriz, celosa y posesiva, como Desmond con Joe, cada vez que Stapley escapaba, agobiado, de la casa donde estaban encerrados. Swanson se enamoró inevitablemente de Stapley y el intérprete fue ambiguo al respecto, a pesar de su relación con Hughes.

Swanson parecía estar perdiendo por momentos la cabeza, comportándose cada vez más como la Desmond de la película. Vivía repleta de excesos y lujos, y siempre hacía entradas triunfales en cada estancia. Antes de una cena entre los tres, se vistió de gala y con tacón de aguja, con tan mala fortuna que, al entrar en el comedor, pisó a uno de los tres polluelos que se había empeñado en comprar, quizás con algún simbólico significado. El animal murió, y la actriz se empeñó en organizar un funeral en el que se puso un velo y los tres desfilaron, en una incómoda ceremonia, por el jardín de la mansión de Palm Springs, hasta enterrarlo. No duró mucho más la agitada estancia creativa. Todo estalló por los aires y el intento de hacer un musical de ‘El crepúsculo de los dioses’ naufragó antes siquiera de zarpar.

La venganza

El proyecto se desechó, además de por la turbulenta experiencia adaptando el guion, porque los musicales de Broadway de mediados de los cincuenta no contemplaban ese tipo de historias. No fue hasta 1993, casi cuatro décadas después, cuando la versión musical de ‘El crepúsculo de los dioses’ vio la luz, con Glenn Close como Desmond en ‘Sunset Boulevard’ , de Andrew Lloyd Weber . El éxito, ahí sí, fue rotundo, aunque Dickson Hughes, despechado al conocer la noticia, intentó boicotear la obra adelantándose con su propia versión, ‘Swanson on Sunset’ , sobre el proceso de trabajo de la adaptación inicial. Después de unas cuantas representaciones, se canceló, sin dejar huella alguna en nadie más que en Hughes, que cumplió su meta, y en Stapley, enfadado por la treta de su antiguo novio, testigo de la traición, y el olvido, desde las butacas, entre el público. No estaba Gloria Swanson pero, al menos, sirvió para que ambos, después de años sin hablarse, se reconciliaran.

Gloria Swanson Filmin

Si a Rick y a Ilsa siempre les quedará París , los adeptos del Hollywood dorado siempre podrán conformarse con regresar , una y otra vez, a esa mansión tenebrosa de Sunset Boulevard que insufló vida a una estrella notan vieja que parecía apagada. «Esta es mi vida, siempre lo será... No hay nada más, solo nosotros, las cámaras, y toda esa gente maravillosa en la oscuridad...».

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