«El hombre invisible»: La mano del acoso sale de la oscuridad

La actriz Elisabeth Moss, popular por la serie de «El cuento de la criada», se confirma como musa del terror e icono del feminismo

Elisabeth Moss protagoniza El hombre invisible
Fernando Muñoz

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Una historia de 123 años puede explicar el presente mejor que una sentencia judicial. Lo demuestra, o eso pretende, el director y guionista Leigh Whannell con « El hombre invisible », que bebe directamente de la vieja novela de H.G. Wells solo que, por primera vez, cambia la perspectiva y se fija en la mujer a la sombra del hombre sin sombra. Ella es Cecilia, a la que da vida Elisabeth Moss, que ha demostrado saber sufrir en pantalla como nadie tras su paso por «El cuento de la criada» y que aquí vuelve a poner su cara patentada de angustia como si siguiera atrapada en Gilead.

«Esta película es súper relevante ahora mismo», explicó la intérprete californiana en su visita a Madrid, apenas unos días antes de que se conociera la sentencia que condena a Harvey Weinstein por acoso. «Este “ El hombre invisible ” habla de cómo se silencia a las mujeres, de cómo no se las cree cuando denuncian, que es parte del núcleo del #MeToo. El hecho de que se financie una película con un tema tan importante como este es un movimiento muy valiente», aplaudió Moss.

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Elisabeth Moss

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Se refiere la actriz a lo que sufre su personaje cuando sospecha que no está sola en la habitación pese a no haber nadie visible. Y a que la sombra de la sospecha siempre caiga en la víctima, algo que en «El hombre invisible» se evidencia en el tortuoso camino de Cecilia contra todos. Sin destripar la trama, la historia comienza en la lujosa mansión de la pareja protagonista. Una villa futurista con vistas al mar y tecnología sacada de la nave de «Star Trek». Allí comparten lecho Cecilia, extraordinaria arquitecta en paro, y Adrian, un gurú de la tecnología a la altura de Elon Musk o Mark Zuckerberg . Pero la casa de ensueño es una prisión sin salida para ella, tanto como la relación tóxica y mortal que le impide escapar.

«Quería que diera mucho miedo, y pensar en la perspectiva de la víctima surgió al reflexionar sobre el personaje», desgranó Leigh Whannell. «Pensé en alguien perseguido por un hombre invisible, algo que ya de por sí es aterrador por no saber si estás solo en la habitación, y después escribiendo el guion pensé que la protagonista debía ser una mujer que escapa del maltrato. Comencé a documentarme, a investigar, y vi lo prevalente que es el fenómeno de la violencia machista», explicó el cineasta australiano, que ha hecho sus pinitos frente a la cámara en títulos como « Saw », que también escribió, o « Aquaman ».

Un sueño mortal

El deseo infantil de ser « invisible » ha convertido a los «héroes» que lo logran en verdaderos monstruos en las adaptaciones cinematográficas. Locos violentos, asesinos con rabia, amantes que desean recuperar el cuerpo perdido... Todos se han visto enajenados cuando desaparecen de la vista de los otros. El sueño convertido en pesadilla. Elisabeth Moss tiene claro que, de poder desaparecer, no emplearía el tiempo en hacer el mal: « Sería una mujer Robin Hood para robar a los ricos y dárselo a los pobres . A los malos ricos, a los que no hacen nada bueno con su dinero, no a Warren Buffett», explicó imbuida por el más simple espíritu hollywodiense.

Pero «El hombre invisible» no es la película de aventuras de los mosqueteros. Aquí se juega al terror y la angustia mientras la sospecha de que hay alguien invisible en la nada dispara la adrenalina. «Siempre pienso en lo que dice Stephen King: “Si no te asustas tú, cómo vas a asustar a los lectores”», reflexionó el director y guionista, que confiesa haber encontrado la inspiración para crear la atmósfera de tensión y pánico en George Cukor, Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick y hasta en John Carpenter. Y todo con un personaje invisible que ha tenido a lo largo de su vida más de una docena de adaptaciones. «“El hombre invisible” tiene mucha historia, ha habido muchas revisiones, pero yo he tenido mucha libertad para estirar esta historia como he querido. Vi la versión de 1933, pero fingí que las recientes no existían para tener una idea nueva», presumió Whannell. Enfrente, Elisabeth Moss apuntaba las claves para haberse sumado a esta historia. «Quería hacer una de terror porque te lleva a situaciones que son extremas pero que son creíbles porque estás en una historia de terror. En otra película ninguna de esas situaciones serían creíbles y no funcionarían».

La madurez de la actriz

Si la figura del hombre invisible persigue a Cecilia, la de June, personaje principal de «El cuento de la criada», persigue a la mujer que le prestó su voz y su rostro para la pequeña pantalla. «Tengo en la mesilla de la habitación del hotel “Los testamentos” (continuación de la novela de Margaret Atwood) y me los estoy leyendo porque tengo ganas de ver qué pasa con mi personaje. Creo que June casi no está», comentó Elisabeth Moss con la misma sonrisa que mantuvo durante toda la entrevista. La californiana no reniega de la serie que le ha consolidado en la fama, a la que saltó tras «Mad Men». Y no piensa bajarse de ahí. Produce, escribe, desarrolla proyectos... y actúa. «La industria está cambiando, y gracias a Dios que llega este cambio ahora que cumplo 37 años porque ahora hay papeles muy interesantes para mujeres que ya no tienen 25. Espero que siga pasando y llegue el cambio también a las de 50», sentenció.

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