Werewolf by night

Gael García Bernal: «Hoy en día hay que arriesgarse para hacer películas»

El especial ‘La maldición del hombre lobo’, de menos de una hora y en blanco y negro, se estrena hoy en Disney+

Gael García Bernal en 'La maldición del hombre lobo' Disney+
Lucía M. Cabanelas

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No hay nada peor que criar fama, excepto quizás recoger frutos que no eran los deseados. Salvar los cines con sus películas, una garantía para la taquilla, no ha dado prestigio sino todo lo contrario a Marvel, encajonada en el denostado rincón de lo comercial, como si un éxito masivo estuviera reñido con las buenas críticas. Para salirse del camino pautado, como hizo con la serie de Bruja Escarlata o el Doctor Extraño de Sam Raimi, la franquicia explora algo diferente, más original, en ‘La maldición del hombre lobo’ , un singular especial de menos de una hora que se estrena hoy en Disney+.

Una especie de homenaje, en blanco y negro y con Gael García Bernal, a los clásicos de terror de Universal y también un salto de madurez en el contenido, de por sí infantil, de la franquicia. «Hoy en día hay que arriesgarse para hacer películas», declara en una entrevista el actor mexicano, que encarna a Jack Russell , que no es un perro sino un licántropo que ya triunfó en los cómics.

Dirigido por el compositor Michael Giacchino , es un proyecto que, de lograr éxito, tendrá su continuidad de la mano de otro raros ‘superhéroes’ de la franquicia, como el Caballero Luna de Oscar Isaac, el Blade de Marhershala Ali o el Caballero Negro de Kit Harington. Para García Bernal, este mediometraje no es, sin embargo, cine de superhéroes sino de monstruos. «Eso nos salva de caer en lo que peyorativamente se puede decir cine de superhéroes, completamente predecible», afirma en una entrevista con ABC. No aclara, eso sí, si cuando habla de monstruos se refiere a las criaturas sobrenaturales o a los humanos, una dicotomía que explora la película. «¿Quiénes catalogan a los monstruos como monstruos y qué los diferencia? Siempre es la moral la que impone quiénes son personas y quiénes monstruos», reconoce. Cita como referente a su «compatriota» Guillermo del Toro, experto en «sublimar nuestros traumas en estas historias».

—Resucita al hombre lobo, una figura icónica del cine y la literatura. ¿Es posible reinventar un arquetipo tan asentado en el imaginario popular?

—Sí impone, definitivamente, pero creo que de la manera más positiva. Siempre está para la interpretación, para colorearlo, para dibujar una versión distinta, personal casi, casi. El hombre lobo es un arquetipo tan asentado también en una mitología popular que además es completamente heterogénea, cambia dependiendo de la cultura; todos tienen esta versión del hombre solitario que se vuelve feral y que era a veces denunciado como un hombre lobo para ser perseguido. Al igual que las brujas, ocupan un mismo espacio y por eso se presta para dar una vuelta tremenda.

Me ilusionan mucho todas las posibilidades que tiene este personaje, todos los lugares que podemos abarcar. Parte principal de los hombres lobo, lo que condiciona la identidad de los hombres lobo, es que han vivido mucho... ¿qué habrán visto?

—Sobre todo, qué pensarán del presente que tenemos ahora.

—Exactamente, porque la interacción con lo cotidiano, con lo mundano, de alguna manera se vuelve distinta, y eso es a lo que me agarraba para interpretar al personaje. ¿Cómo reaccionaría ante las preocupaciones contextuales, que no son tan importantes según la experiencia? Siempre había algo fascinante y divertido, algo interesante que contar. Creo que esto puede crecer mucho más y me siento muy afortunado de la oportunidad de interpretar un personaje así, que me hayan invitado también a algo de este estilo, es una maravilla, porque tengo que tener muchísima cintura. Mi trabajo es sublimar mis inquietudes, mis preocupaciones o mis curiosidades y creo que con este personaje voy a poder hacer algo al respecto.

—Su hombre lobo recupera también esa dualidad entre la bestia y el hombre. ¿Es acaso el hombre el monstruo más peligroso, precisamente porque existe en la realidad mientras estas criaturas son solo ficción, un mito?

—Sí, en esta historia justamente hay un momento en el que se plantea. Hay una persecución contra los monstruos, una caza, que da lugar a un pequeño atisbo del gran debate: ¿quiénes catalogan a los monstruos como monstruos y qué los diferencia? 'La maldición del hombre lobo' plantea un ligero intercambio sobre este debate. Siempre es la moral la que impone quiénes son personas y quiénes monstruos. La frontera de lo humano impone estas estructuras morales en la sociedad. Va a haber oportunidades de indagar en eso y en todos los símiles con la realidad, de cómo diferenciamos a las personas de otras, que todavía lo seguimos haciendo y estarán a flote esas referencias con lo que sucede en la actualidad.

—La película rompe la inercia del cine puramente comercial, sobre todo formalmente. ¿Se acusa injustamente al cine de superhéroes de correr pocos riesgos?

—Sí, eso es fantástico. El blanco y negro, la duración cerca de cincuenta minutos... se vuelve un mediometraje. ¿Hace cuánto no escuchábamos eso? Parece uno bastante viejito al decirlo porque ahora parece que todo tiene que entrar dentro de un formato particular. Esto es un mediometraje, es el principio de algo, una experimentación, es en blanco y negro, muchos efectos visuales están hechos en cámara y no tanto en posproducción. Se apega al género clásico del horror y a la forma de hacerlo hace tiempo. Eso es un riesgo tremendo, porque tenemos una cultura audiovisual tan entrenada hoy en día que puede salir bien o puede salir mal. Revive la forma en la que se hacían las películas antes. Hoy en día hay que arriesgar para hacer películas.

—¿Protagonizar una película de este género da prestigio o desprestigia?

—Justamente esta es de monstruos, no de superhéroes; es distinto el acercamiento. Me cuelgo aquí de un paisano, compatriota, porque además somos de la misma ciudad, que es Guillermo del Toro. Él ha creado una cátedra de lo que es el monstruo en nuestro haber mitológico, cómo podemos sublimar muchísimos de nuestros traumas psicológicos en estas historias. Eso nos salva de caer en lo que peyorativamente se puede decir cine de superhéroes, ya completamente predecible. Aquí algo no parte desde ese lugar y eso me hizo sentir muy afortunado. Qué maravilla es hacer cine de monstruos que, además, fue uno de los pilares fundamentales de los cómics de Marvel.

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