Festival de San Sebastián 2019

Del inutilizado verso de Pavese a la prosa de las favelas

Ni la chilena «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos», ni «Pacificado», ni «Lloviendo piedras» suben el nivel de la competición

El director, Paxton Winters (d), posa junto al productor, Darren Aronofsky (i), tras presentar su película «Pacificado» EFE
Oti Rodríguez Marchante

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Las últimas películas de la competición tampoco venían con la boca abierta a comerse la Concha de Oro , ni la chilena «Vendrá la muerte y tendrá tus ojos», ni la canadiense «Lloviendo pájaros», ni la brasileña «Pacificado», aunque las dos últimas tenían, al menos, esa pequeña cualidad de no ser un profundo tostón. La chilena con título de Cesare Pavese la ha dirigido José Luis Torres Leiva y trata con embelesada lírica la relación entre dos mujeres maduras, una de ellas enfrentada a una enfermedad terminal. La historia entre ellas, tan intensa, contemplativa y amarga, se ameniza (es un decir) con un par de cuentecitos que no vienen a cuento, pero que ayudan a subir la empinada cuesta.

Algo más de interés tenía la canadiense «Lloviendo pájaros» , de Louise Archambault, en la que al menos se presentaban unos personajes curiosos, unos ancianos anacoretas que viven en el bosque y a los que el pasado y el presente se les complica. Hay cierto sentido del humor, algo de intriga y una relación octogenaria llena de encanto y sensibilidad. Se alimentan varios tópicos sobre la vejez y la rebeldía o sobre las vidas robadas, pero sin llegar a producirle urticaria al espectador, siempre y cuando no sea animalista, porque se caza y se pesca sin reparos, y algún que otro perro de la historia no se leyó bien el guion.

La brasileña «Pacificado» , de Paxton Winters, ocurre en ese lugar de Río de Janeiro donde se filman todas las películas, en las favelas, y durante los Juegos Olímpicos y las campañas de «limpieza» de la Policía. Distinta en tono y punto de vista a otras como «Ciudad de Dios» o «Tropa de élite», se centra en una adolescente, su madre poco más que adolescente y su supuesto padre, antiguo «capo» de la favela que sale de la cárcel. Hay melodrama, pasiones y «thriller», con un personaje bien trabajado, el del padre, algo así como el Carlitos Brigante de Al Pacino que quiere y no puede desprenderse de su pasado, y con mucho detalle sobre la vida cotidiana en el interior de ese hormiguero.

Fuera de la competición , donde se vive con más alegría esto del cine y las películas, se proyectaba la argentina «La odisea de los giles» , de Sebastián Borensztein, con Ricardo Darín, Luis Brandoni, Verónica Llinás, Chino Darín…, una historia divertida, dramática y «social» durante aquel año 2001 del «corralito». Es puro guion y una buena mezcla de interpretaciones y buenos malos sentimientos, con un equipo de personajes protagonistas, «giles» en estado puro, que ponen toda su falta de talentos al servicio de un golpe para recuperar el dinero que le han birlado los bancos. Algo así como un «Ocean’s eleven» de pueblo y en tono fábula en el que Danny Ocean fuera el Perlassi que interpreta Darín, una vieja estrella del fútbol local.

Las próximas que llegan a la competición darán, al menos, más que hablar, pues son la española «La hija de un ladrón», de Belén Funes, y la francesa «Thalasso», de Guillaume Nicloux, con Michel Houellebeck y Gérard Depardieu atrapados en albornoz y en conversaciones que no puede haber escrito ningún guionista.

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