¿Dónde no está Kubrick?

El CCCB acoge una amplia exposición que reivindica la figura del genio Kubrick como «creador total»

Stanley Kubrick y Jack Nicholson en una pausa del rodaje de «El resplandor»
Oti Rodríguez Marchante

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Stanley Kubrick es un cineasta neoyorquino con el ojo y el pulso de un relojero suizo, con un oído chapliniano para la música y con un control del tablero digno de un ajedrecista ruso. Siempre se ha dicho de él que era obsesivo, minucioso, picajoso y exigente al máximo , y su filmografía, breve, impactante, sin mácula, es la evidencia de que ninguno de esos adjetivos (y aun otros) le sobra.

Solo es necesario ponerse de acuerdo en un detalle sobre Stanley Kubrick: no hay otros cinco directores en la historia del cine que hayan tenido tanta influencia en el séptimo arte como él. El rastro de Kubrick en el cine del último medio siglo es enorme, grandioso (sí, un Rastro, un mercadillo, en el que lo vintage y lo moderno comulgan a la perfección), y no es posible darse un paseo por las películas posteriores de cualquier género sin encontrar su huella, o la pretensión de su huella.

Las naves espaciales ya siempre se movieron al tempo y melodía de Strauss, el culto antibelicista lo puso a andar en sus “Senderos de gloria”, Sue Lyon resolvió para siempre esa ecuación irresoluble del personaje de Lolita, encontró la mejor inyección de frío en la imagen de un niño, un triciclo y un pasillo en el hotel de «El resplandor» … ¿Dónde no está Kubrick en el cine que se hace (que se pretende hacer) en las últimas décadas?...

Ni en una sola de sus películas, una docena mal contada, tuvo Kubrick la tentación de no ir a contrapelo, y se las ofreció al público maravillosamente peinadas, pero también erizadas, enrevesadas, polémicas, sangrantes…, «Senderos de gloria» y «Lolita», claro, pero igualmente cargadas de controversia «La naranja mecánica», «Espartaco», «La chaqueta metálica» y la última, la inquietante, ¿inacabada? y complejísima «Eyes wide shut». Cuando se dice de alguien que tiene carácter, lo que se quiere decir, en realidad, es que tiene mal carácter, y en eso Kubrick era el campeón. Sus actores lo odiaban, los técnicos se diluían ante su magisterio y precisión que lo abarcaba todo, de la luz, a la fotografía y el montaje, no lo quería ni la industria ni Hollywood (busquen sus Oscar), ni tampoco esos autores malditos a los que adaptó a la pantalla con lo mejor de sí mismo. En fin, Kubrick solo será querido y respetado por el mundo , la historia del Cine y la eternidad.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación