Arturo Valls: «No me toman en serio, me ven como el cachondo de la televisión»

El polifacético actor y presentador produce también ‘Camera Café, la película’, que llega al cine casi dos décadas después de su éxito televisivo

Crítica de 'Camera café, la película': Corto de Bernardo y sin azúcar

Esperanza Pedreño, Arturo Valls y Carlos Chamarro protagonizar 'Camera café, la película'
Fernando Muñoz

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Arturo Valls tiene un problema: es demasiado simpático. «Estoy buscando devolver a la sociedad lo que me ha dado», dice, con su media sonrisa permanente, sobre el motivo que lo ha llevado a convertirse en reputado productor. Y cuando lo dice, Ernesto Sevilla, al que ha contratado para dirigir ‘Camera café, la película’ , se echa a reír sin disimulo. «¿Ves lo que me pasa?Yo lo digo en serio», lamenta Valls. Juntos, productor y director, desgranan a ABCcómo ha sido convertir en película la serie que hace 15 años se convirtió en un fenómeno televisivo.

«Hubo más dificultad en lo creativo, con muchas versiones de guion hasta tener claro qué película queríamos hacer, que en reunir a la banda», cuenta Valls, que ha juntado a todo el reparto original salvo a Luis Varela, el antiguo jefe de la oficina, por problemas de salud, y a César Sarachu, que daba vida al larguirucho Bernardo, que no ha podido liberar su agenda para el rodaje.

Con el equipo reunido, y con la idea ya aterrizada, la máquina (de café) se puso en marcha a las órdenes de Ernesto Sevilla, cabeza y cerebro de ‘ La hora Chanante ’, que aquí debuta como director dando su particular broche de surrealismo a las aventuras de la oficina. Si Hollywood tiene los ‘crossover’ de Marvel, aquí tiramos de la castiza fusión entre programas de televisión para hacer películas. «Hemos encontrado un denominador común entre ‘Camera café’ y el ‘chanantismo’, porque la serie era muy loca y muy absurda y surrealista, y ahí nos hemos encontrado», desgrana el director, que ha tenido que superar el reto de fusionar un mundo de ‘sketches’ atrapados frente a la cafetera con acompañar a los personajes más allá de la sala de descanso, incluso hasta sus casas. Porque la película sigue a Quesada –Arturo Valls–, el jefe de ventas y profesional del escaqueo, que de pronto tiene que ponerse al frente de la oficina. Él, trabajador vago, se convierte en jefe tirano. Aunque las cosas, como el buen perdedor que era, siguen sin salirle todo lo bien que sueña. «Quesada está bien para un rato, pero luego acaba cansando porque está siempre muy arriba», recuerda Valls, que confiesa que volverse a poner el traje del personaje 15 años después ha sido como «sacar a Monchito del baúl».

Ernesto Sevilla y Arturo Valls

Carrera de productor

Valls es el alma de este proyecto, que ha hecho suyo, y que se ha convertido en la tercera película que produce después de ‘Los del túnel’ y ‘Tiempo después’, el último trabajo del maestro José Luis Cuerda. Algo que todavía sorprende a los que le conocen solo de su faceta televisiva. «Claro que a veces me toman poco en serio. ‘Los del túnel’ se recibió como 'una película de Arturo Valls, el cachondo de la tele', y muchos esperaban la chorrada y el chiste fácil. La gente tiende a los prejuicios, y lo que quiero es saltarme esa barrera de que si tú eres el de los chistes y el que tiras a gente por un agujero, qué haces produciendo la última película de José Luis Cuerda. Y me gusta saltarme eso y decir: '¿por qué no?'». -«¿Y la industria te toma en serio? -«Al principio me veían como con cierta cosa del intruso, pero con el tiempo, y sobre todo tras ganar el Goya con el corto ‘Tótem Loba’, me he asentado y entienden que uno puede tener inquietudes en el cine más allá de hacer programas», remata.

Además, confiesa con envidia, en el mundo anglosajón es más habitual ver este tipo de películas, donde «pandillas», como el séquito de Judd Apatow o Seth Rogen , han levantado películas de lo que en España no sería más que un vídeo de amigos. Algo en lo que Ernesto Sevilla le da la razón:«Con el cine español hay un nivel de exigencia diferente. Que haya películas como esta, que juegan a divertir y divertirse, que no se toman en serio, hace que algunas personas lleguen y digan eso de “esto no es una película ni es nada” , pero tiene que haber películas así para que la industria sea rica, no van a ser todos dramones que parece que solo se puede hacer drama o comedia costumbrista», sentencia.

Los límites del humor

El humor de 'Camera Café' original era bastante más 'políticamente incorrecto' del que rezuma en la película. «Creo que tiene que ver con cómo era la sociedad hace más de 15 años, que era habitual que un comercial cerrara negocios en un club de alterne y que lo verbalizara. Nosotros no hemos tenido autocensura ni una sensibilidad especial por los nuevos tiempos, ha sido por una cuestión estética», confiesa el productor. Y Sevilla remata: «Me daría pereza hacer otra peli española con el protagonista machista y putero. Ya se ha hecho, y con éxito, y ya su creador ni siquiera lo hace», remata. Y continúa: «Yo siempre he pensado que si el chiste es gracioso, se puede hacer humor de cualquier cosa, pero si es racista y además no es gracioso, es lo peor del mundo. O sea que si vas a hacer según qué chistes, mejor que sea buenísimo, porque si lo es, igual ni molestas», dinamita.

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