Crítica de 'Novembre': Caos policial y dignidad social tras los atentados de París
Ofrece otra profundidad y reflexión que la del tesón, urgencia y búsqueda inequívoca de las fuerzas de seguridad y de la sociedad entera, sin banderías ni resquicios, de los autores del atentado
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La fecha es importante : 13 de noviembre de 2015, en París, jornada trágica de atentados islamistas en los que fueron asesinados más de un centenar de personas en las terrazas de los cafés de Saint-Denis y en la discoteca Bataclan. El cine se ha ocupado en varias ocasiones ya de estos sucesos, incluso el cine español, con ‘Un año, una noche’, de Isaki Lacuesta. Lo que hace el director, Cédric Jiménez, es un thriller a toda pastilla sobre la actividad policial para dar caza a los culpables y atajar posibles nuevos atentados. Horas de terror y desconcierto que se traducen en una película frenética, atiborrada de prisas, personajes y puntos de vista.
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La cámara intenta fijar algunos lugares y personajes, especialmente el equipo policial y su comisario, que encarna Jean Dujardin, lo que le ofrece algo de sujeción al desorientado ojo de la audiencia; y los teléfonos, las pesquisas y las idas y vueltas sobre indicios y sospechosos es la carne argumental que se ofrece, también mezclada con las opiniones y posturas oficiales que le dan cierta anchura política al curso de las investigaciones. En cualquier caso, la imagen que proyecta la película sobre las actitudes políticas y sociales de Francia durante aquellas horas posteriores es inequívoca, lo cual subraya enormemente las contradicciones vividas en atentados similares en nuestro país.
‘Novembre’ no ofrece otra profundidad y reflexión que la del tesón, urgencia y búsqueda inequívoca de las fuerzas de seguridad y de la sociedad entera, sin banderías ni resquicios, de los autores del atentado. Cierto que es narrativamente caótica, pero aún más cierto que es socialmente ordenada y reconfortante.
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