Oti Rodríguez Marchante

El mejor folio en blanco

Kirk Douglas ha sido el mejor folio en blanco que nunca tuvo Hollywood, y su hoyuelo era capaz de amoldarse a cualquier línea que los más grandes guionistas de la historia le escribieran.

Kirk Douglas ha sido el mejor folio en blanco que nunca tuvo Hollywood, y su hoyuelo era capaz de amoldarse a cualquier línea que los más grandes guionistas de la historia le escribieran. Un hoyuelo que rimaba con el wéstern, con el cine de aventuras, el melodrama, el romántico, el histórico o el negro…, y que lo mismo podía ser de un vikingo, que de un pistolero, trompetista, boxeador, periodista, héroe o villano, pusilánime o invencible. El mejor folio en blanco de Hollywood, pero también el folio que más veces y mejor ha sido reescrito: buscarle una errata, una mala interpretación o un personaje en el que no cupiera es buscar por buscar, como ir a setas en verano.

Muerto Kirk Douglas, el viejo Hollywood da su penúltimo traspiés, pues el actor ha perdido su singular carrera de resistencia con Olivia de Havilland , que cumplirá 104 años el próximo 1 de julio. Y sin duda que ese detalle, no ser el último, el único, le habría sacado, de saberlo, uno de sus grandes momentos de cólera… ¡La ira incendiaria de Kirk Douglas!... Qué pocos han sabido, como él, encolerizarse en la pantalla solo un momento antes de soltar una risotada. Y tan difícil es encontrarle una mala interpretación, como la mejor de todas ellas. Imposible elegir sin que tercie el capricho, aunque probablemente la historia lo subraye especialmente en «Espartaco», en «Senderos de gloria», en «Cautivos del mal», en «El gran carnaval» o en ese melodrama elegante y amargo de Richard Quine titulado «Un extraño en mi vida».

Pero, de terciar el capricho, o la extravagancia, uno enmarcaría a Kirk Douglas como el irónico gángster Whit Sterling de «Retorno al pasado», esa película mágica de Jacques Tourner en la que ni siquiera es protagonista, sino que contrata al protagonista (Robert Mitchum) para que encuentre (y le birle y se pierda) a su chica, una Jane Greer de fantasía. El modo en que Douglas y Mitchum se enfrentan y se escupen algunos de los mejores diálogos que se han escrito nunca vale el material del marco de ese capricho.

Todo el mundo ha podido leer su biografía, « El hijo del trapero» , algo pasada de vueltas, revelaciones y cotilleos, tal vez porque la escribió el joven Kirk Douglas con apenas setenta y cinco años.

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