Cementerio de San Isidro
Cementerio de San Isidro - ABC

Velada de cuentos en el cementerio de San Isidro

El jardín romántico de la sacramental más antiguo de Madrid acoge representaciones nocturnas para conocer sus secretos

MADRID Actualizado: Guardar
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Un año más el Patio IV de la Sacramental de San Isidro, o para entendernos el jardín romántico del cementerio de San Isidro, el mas antiguo de la ciudad, vuelve a cobrar vida gracias a dos jornadas de paseos nocturnos presentados por la Historiadora Ana María Guzmán, en los que el elenco de actores dirigidos por Narciso Tenorio y según un guión original de Marta Sanmamed, dan vida a las historias que un día ocurrieron, historias de personajes, anécdotas de los que aquí descansan o cuentos con moralejas, conducidos por una mariposa de luz, un violinista, una guitarra, un arpa y unos cantantes.

4000 velas marcaron el camino a seguir y perfilaron las siluetas de los panteones con una historia curiosa, en los que nos detuvimos el afortunado grupo de visitantes que tuvimos acceso, a este anochecer insólito.

Este tipo de actividades culturales en sacramentales es algo bastante común en otras ciudades, pero en Madrid, es en el único de los cementerios donde tienen lugar estos paseos.

Se empieza la visita por el panteón modernista de los Denia (Medinaceli) donde un personaje cuentan el cuento del sabio japonés que recibió la visita de un pretencioso profesor muy petulante. Se pasa a descubrir la tumba de Leonardo Torres Quevedo, una tumba doble de piedra que data de 1912 y nos cuentan que heredó una enorme fortuna de las Hermanas Barrenechea, que nunca en su vida trabajó pero tuvo 8 hijos. Fue una especie de sabio despistado que quiso introducir un funicular inventado por él en Suiza y no le hicieron ni caso, así que antes que deprimirse no dejó de inventar. Y así hizo una máquina algébrica (calculadora), un telequino (mando a distancia sin cables), una máquina ajedrecista, un aritmómetro electromecánico (computador), los dirigibles (esenciales durante la 1º Guerra Mundial), una máquina de rayos x, los punteros láser, unas bases de robótica y terminó con el funicular gigante que cruza las cataratas del Niagara y que hasta la fecha, no ha tenido ninguna avería de consideración.

De ahí pasamos por delante de la Tumba de Saturnino Calleja, el de… «y fueron felices y comieron perdices» un pedagogo en los tiempos en que la mayor parte de la población era analfabeta. Que decidió montar una editorial de libros de textos amenos para que a los niños les apeteciera estudiar y los ilustró con atractivos dibujos de los mejores ilustradores del ABC, con enorme éxito.

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Otra parada para admirar el Panteón de los Marqueses de Amboage, encargado en 1888 a Arturo Melidalinari, un arquitecto de la cuerda de Gaudi, que a diferencia de él se fascinó con el gótico renacentista, y así encara la construcción de este panteón en piedra y rematado por una torre al modo de la catedral de Burgos, pero con vigas de hierro y un sistema de seguridad contra tormentas que lo convierte en el mejor pararrayos de la zona con toma de tierra y foso de agua en su interior. Toda una obra de ingeniería.

El secreto de la tumba de Goya

Pasamos por el monumento a los grandes hombres que fallecieron en Francia y a los que deciden hacerles un mausoleo. Leandro Fernández de Moratín, Donoso Cortes, Meléndez Valdés y …. ¡Goya!. Todos ellos descansaron aquí, pero centrándonos en el pintor aragonés parece ser que fue un coleccionista de tumbas pues contabilizó hasta cinco sepulturas. Cuando falleció fue enterrado en Burdeos en una sepultura que había pertenecido a la familia de su nuera. Luego le reclamaron en esta Sacramental, dándole un espacio en el panteón de hombres ilustres, pero hasta que estuvo finalizado le mantuvieron en la Iglesia del Buen Suceso.

Decidieron en 1919 que era lógico que sus restos reposaran en San Antonio de la Florida y por lo que le llevaron allí, pero además contó con otra sepultura en Zaragoza su lugar natal.… en fin toda una colección, pero lo más increíble fueron los dos secretos de la tumba de Goya que pocos conocen: cuando se hizo el traslado de los restos del pintor a Madrid, hubo que abrir la caja y aquí se llevaron dos sorpresas: la primera que el pintor no estaba solo en su sepultura, había otro cuerpo que, tras muchas investigaciones, se llegó a la conclusión que había pertenecido a su consuegro, Goicoechea, propietario de la tumba de Burdeos. Pero La segunda sorpresa fue, que si bien se encontraron los dos cuerpos, tan solo había una cabeza y, como nunca se supo a quien pertenecía, ambos cuerpos han permanecido unidos durante toda la eternidad.

Los paseos ad aeternum de la sacramental de San Isidro, se han celebrado gracias a la iniciativa de Marta Sanmamed en estrecha colaboración con la responsable de la Sacramental de San Isidro, Almudena Moreno, y del grupo de actores cantantes y bailarines del elenco, además del apoyo incondicional de la Junta de Gobierno de la Sacramental, que preside Manuel Gullón y Oñate y de los patrocinadores, la empresa Interfunerarias y José Luis Corralón Rivas.

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