Crítica

Tepic: tacos refinados

Fue el primero en romper con los tópicos, tanto en su decoración como en su carta

Carlos Maribona

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El altísimo nivel de un restaurante como Punto MX deja en la sombra muchas veces al resto de restaurantes mexicanos en Madrid . Pero hay algunos que mantienen una línea muy notable, con una oferta más tradicional. Uno de ellos es Tepic, que lleva ya una década funcionando, primero en un local de Chueca y desde hace un par de años en pleno barrio de Salamanca, en la calle Ayala entre Serrano y Castellana. Tepic fue el primero en romper con los tópicos, tanto en su decoración como en su carta, en una ciudad que, con la excepción de Entre Suspiro y Suspiro , apenas se conocía algo más que esa cocina de batalla conocida como tex-mex. En su actual ubicación cuenta con un local de dos plantas. En la superior, una amplia barra tipo cantina y algunas mesas. En la inferior, el comedor principal.

Desde hace unos meses, buscando dar un paso adelante, han incorporado como jefa de cocina a una joven profesional mexicana, Sara Herrera, natural de Puebla, que hizo prácticas en el restaurante Atrio, en Cáceres, antes de viajar a Nueva York , donde trabajó, entre otros sitios, en Casa Enrique, el único mexicano con estrella Michelin en Estados Unidos. Herrera aporta un mayor refinamiento a la cocina tradicional que sigue siendo santo y seña de Tepic, especialmente en lo que a tacos se refiere. Entre los dieciocho que aparecen en la carta, cinco de ellos con queso, y dos para vegetarianos, resulta muy interesante el llamado Baja California (17,50), de pescado frito (mero el día de nuestra visita) con mayonesa de chile chipotle, pico de gallo, lombarda y aguacate. Rico también el popular taco al pastor (18,50), de carne de cerdo adobada con cebolla, cilantro y el contrapunto de la piña. En la misma línea el alambre de ternera (18). Y ojo al taco de lengua de res (17,50). Condicionados por el miedo de muchos españoles hacia los picantes, en algunos casos resultan demasiado tímidos los sabores. Algo que se resuelve pidiendo al camarero algunas salsas verdaderamente picantes, hechas al momento, que cumplen sobradamente.

La posibilidad de cultivar en España algunos de sus ingredientes como distintos chiles, epazote, tomatillos verdes o cilantro , aporta mayor frescura a los platos. Así un muy buen guacamole (10,90), hecho al momento en el molcajete tradicional, o un aguachile de camarón (16,90), intensamente cítrico, con cebolla morada, pepino y aguacate, marinado todo en jugo de lima. Probamos también las tostadas (tortillas de maíz fritas) de tinga de pollo (9,50), con tomate y chile chipotle, acompañadas con unos buenos frijoles refritos, y la ensalada de nopales, asados a la plancha y acompañados de tomate y cebolla (15,90).

Postres muy dulces (todos a 6,90) con las crepas de cajeta como protagonistas. Rico también el pastel de tres leches. Para rematar, un café de puchero. En la barra de la planta superior ejerce un buen coctelero, Javier Quiñones, que cuenta además con un completo surtido de mezcales y tequilas. Para beber, mejor optar por alguna de las cervezas de allá que ofrecen. Y para los que no quieran alcohol, alguna de las “aguas” a las que tan aficionados son los mexicanos para acompañar las comidas, desde la de flor de Jamaica hasta la de horchata.

Lo mejor: Los tacos.

Precio medio: 45 €.

Calificación: 6,5.

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