CONFIADO. Alan García saluda a sus seguidores al acudir al colegio de Lima donde ejerció su derecho. / EFE
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Las encuestas a pie de urna colocan a Alan García a un paso de la presidencia de Perú

El candidato socialdemócrata obtendría cerca de diez puntos de ventaja sobre el ex militar Humala El líder nacionalista asegura que ha contribuido con su «grano de arena»

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El abogado Alan García Pérez, de 57 años, se convirtió ayer en virtual presidente de Perú, según los primeros sondeos a pie de urna. El candidato del APRA, de ideología socialdemócrata, obtenía una ventaja de entre 6 y 9,8 puntos, sobre Ollanta Humala, el militar nacionalista que triunfó en la primera vuelta de las elecciones del 9 de abril. Estos resultados preliminares señalan que la Alianza Popular Revolucionaria Americana) recupera el poder después de dieciséis años.

Alan García habría logrado el perdón, al menos temporal, de los peruanos por su nefasta gestión entre 1985 y 1990. Para las firmas Apoyo (53% de votos) y Datum (54,9%), los electores habrían entregado su voto de confianza al líder del APRA frente a la opción de Humala, que obtendría entre el 45,1% y el 47%, respectivamente. A falta de confirmación oficial desde la Oficina Nacional Electoral (ONPE), el teniente coronel retirado Humala realizaba las primeras declaraciones con sabor a derrota: «Me siento confiado y tranquilo. Además, en poco tiempo hemos logrado mucho, ya que he contribuido con un grano de arena a que se hable de acabar con la pobreza extrema, la generación de empleo, la ayuda a los marginados... Antes, de eso no se hablaba», recordó desde su casa, mientras su esposa jugaba a su lado con Llary, su hija menor.

Flores, «vigilante»

En otra dirección apuntaron las declaraciones de Lourdes Flores, gran perdedora en la primera vuelta y durante mucho tiempo eterna favorita. La que fuera candidata por Unidad Nacional declinó pronunciarse sobre su disposición a formar parte como independiente de un virtual Gobierno de Alan García. «Nuestra tarea será de vigilante y de independencia. Ésa es la gran misión que nos toca (...) Creo que Perú necesita que haya una fuerza seria, que apoye pero que tenga capacidad para denunciar las cosas que están mal y decir: 'No señor, eso no se hace así'».

Sorprendido por el caluroso recibimiento de la gente cuando votó en Lima, el presidente en ejercicio, Alejandro Toledo, deslizó la idea de una posible reelección en 2011. «Hay que respetar la Constitución. En Perú no hay reelección consecutiva y ahora no voy a hablar del futuro». El grito unánime de «¿Toledo no se marcha!» pareció darle un ánimo desconocido al hombre que dos días antes pensaba en voz alta: «No entiendo nada. Ahora que me voy toda esta gente me aclama».

Toledo, que llegó al poder después de una etapa convulsa y tras unas elecciones consideradas fraudulentas en las que perdió frente a Alberto Fujimori, tuvo momentos en los que registró una imagen desastrosa que apenas le alcanzaba para arañar un 7% de respaldo. Sin embargo, el balance de su gestión, en términos económicos, es positivo. En los últimos cinco años la economía ha crecido un 21%, las exportaciones hasta un 44,7% y la inversión privada un 25%. No obstante, más de la mitad de Perú vive bajo la línea de la pobreza y el 65% de los trabajadores desarrollan sus actividades en negro.

A pesar de reconocer esas cifras, Alan García no ha desaprovechado ocasión para denunciar los «530 millones de euros gastados en asesores por el Gobierno. ¿Si no saben nada para qué se hicieron elegir?», dijo. En este escenario, el presidente durante los próximos cinco años tendrá como primera misión tratar de dar «pan y libertad» a los peruanos. Para lograrlo, primero deberá de convencer a un Congreso díscolo donde la mayoría relativa la tiene el partido de Humala.