EN FORMA. Humala salió a correr antes de depositar su voto. / EFE
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La segunda oportunidad

El extremismo de Humala ha derivado hacia el candidato del APRA los votos de los sectores más conservadores de la sociedad del país andino, que han tendido a refugiarse en el centro

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La revancha de la historia le llega al ex presidente con 53 años y con la familia unida. Su mujer, la argentina nacionalizada peruana Pilar Nores, participó de la campaña como nunca hiciera antes. En las dos ocasiones que García peleó por la presidencia(1985 y 2001), esta economista, a la que conoció en Sevilla, se mantuvo en un discreto segundo plano, pero en la que acaba de terminar se lanzó de lleno al ruedo electoral y de los medios de comunicación. Aunque con menor exposición, los cuatro hijos de la pareja y Carla, fruto de un primer matrimonio, también han colaborado para que su padre recupere el poder del que se despidió en 1990 con un saldo económico caótico, manchado por la corrupción y asolado por el terrorismo de Sendero Luminoso.

Gabriela, Luciana, Josefina, Carla y Alan Raúl ayer mismo le defendían, ponderaban y hasta besaban frente a las cámaras. «Soy feliz porque representa todo el sistema democrático. Creo que los jóvenes, la juventud, ha dado su voto por él». Las palabras pertenecen al único varón de la familia, aspirante a heredar la fortuna dialéctica y el trono en el APRA que ocupa Alan García. El joven lleva incorporado el nombre de Raúl en homenaje a Victor Raúl Haya de la Torre, sobre el que su padre insiste: «No era una persona, era una especie de Hércules mitológico que nunca creí que podía morir. Parece una declaración de adolescente, pero lo sigo sintiendo así».

Haya de la Torre ejerció como tutor con el pequeño Alan que no conoció a su progrenitor hasta cumplidos los 5 años porque Carlos García Ronceros, secretario de organización del por entonces clandestino APRA, estaba detenido en la cárcel. Su madre, Nitha Pérez, fundadora del partido en su lugar natal de Camaná, se ocupó del pequeño y le inoculó, através del ADN y ala educación, la cicuta de la política. En aquella familia no resultó extraño que Haya eligiera de pupilo favorito a Alan Gabriel García Pérez.

Disciplina

El chico aprendió pronto el significado de disciplina. Antes de cumplir los 18 años, tenía una cita diaria con su maestro , incluidos los fines de semana y hasta de madrugada, para que diera pruebas de sus mejoras en el arte de hablar en público. En 1972, siguiendo instrucciones de Haya, Alan García realizó un doctorado en Derecho en la Universidad Complutense. Dos años después se matriculó y terminó, con buenas notas, en la Sorbona, donde estudió Sociología. Regresó en 1979 a Lima. Sería el principio de una carrera política meteórica interrumpida por la mala estrella de su gestión de gobierno.

Sucedido en la presidencia por Alberto Fujimori, el autogolpe de 1992 le sorprendió huyendo por los tejados. Proscrito durante una década y prescritas las denuncias de enriquecimiento ilícito en su contra, Alan García regresó en 2001 para presentarse en las elecciones de ese año. No pudo derrotar la candidatura de Alejandro Toledo y volvió a intentar suerte este año frente a Lourdes Flores y Ollanta Humala. Pocas semanas antes de la primera vuelta, los sondeos le relegaban a un tercer puesto. Invencible en su tenacidad para poder reescribir la historia, ya parece presidente.