EXPERTO. El filatélico gaditano visitó el búnker de la firma. / A. V.
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«Si los sellos salen de golpe a la venta se desplomará el mercado filatélico»

Gil Pardal es un gaditano experto y coleccionista de sellos que trabajó durante cuatro años como perito para Afinsa

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José María Gil Pardal cultiva la pasión por la filatelia desde que era niño, cuando comenzó a recortar los sellos que recibía su abuelo, cónsul de Cuba, en la abundante correspondencia procedente del otro lado del océano. Maestro de profesión, ejerció durante cuatro años como experto en compras para la firma Afinsa, para quien certificaba colecciones. Bajo su criterio de experto se encargó de las compras en las provincias de Huelva, Sevilla, Málaga y Cádiz. «Tenía que revisar el estado de los sellos y si éste era bueno, le ofrecíamos al vendedor el 60% del valor del mercado, según los catálogos publicados anualmente», explica Gil.

Este puertorrealeño hace una importante distinción entre las dos formas de acercarse al mundo filatélico. Por una parte, destaca a los coleccionistas, que suelen ser muy discretos con sus adquisiciones filatélicas y que se aproximan al negocio de los sellos de una forma muy diferente a los inversores. Estos últimos no precisan entender de filatelia para rentabilizar su dinero a través de la compra y venta de sellos. El experto gaditano resume la relación entre unos y otros asegurando que «si no hubiese coleccionistas no habría inversores, tal y como ocurre en el arte, estos productos se revalorizan según la ley de la oferta y la demanda».

Según explica Gil, cualquier sello no es susceptible de ser un bien tangible para invertir en él. Han de ser series completas de ejemplares nuevos en perfecto estado o antiguos y matasellados pero muy raros. Además, dentro de los productores filatélicos también hay clases. Según el país que lo emita, el artículo tendrá mayor o menor prestigio. Entre las naciones con más prestigio se encuentran Portugal, Francia o el Principado de Mónaco.

Cuando se trata el tema del negocio de los sellos, este perito en sellos lo tiene muy claro, «es posible hacer dinero si se está bien asesorado». Existen catálogos internacionales, en los que se establece el precio de cada ejemplar y «el valor de los sellos siempre ha subido varios puntos por encima del IPC, desde que se conoce el intercambio filatélico, allá por 1850». De ahí que surjan empresas que basen su idea de negocio en este incremento.

En relación al escándalo que preocupa a 8.000 afectados en la provincia, Gil Pardal describe con detalle su visita al búnker de Afinsa en 2004 en la madrileña calle de Génova. «En una sala totalmente presurizada, que cumplía con todos los requisitos para conservar los ejemplares, se encontraban grandes cantidades de sellos de mucho valor». En esto, y en su experiencia como filatélico, se basa para asegurar que la firma tenía, al menos hasta la fecha indicada, capital suficiente para respaldar sus operaciones. Por eso, no se explica cómo el Estado ha entrado en este asunto «de una forma tan escandalosa». Desde su punto de vista, lo mejor hubiera sido regularizar el mercado de una forma pausada. Ahora, «si la situación deriva en una liquidación de los bienes de las dos firmas más importantes de España asistiremos a un desplome del mercado filatélico. Caerán todos los negocios, grandes y pequeños».

De todas formas, advierte de que si se llega a este punto los mayores perjudicados serán los inversores, «en quien no se ha pensado al intervenir la empresa de una forma tan brusca», concluye Gil.