LUCES Y SOMBRAS

Armas políticas

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En el ejercicio de la política no es infrecuente que se utilicen como herramientas de trabajo el dossier, el globo sonda, el rumor intencionado, los off the record y las filtraciones. Naturalmente, los políticos cuentan con otros legítimos medios que les facilita el ejercicio de su actividad, pero he preferido referirme a los ya indicados porque suponen la excepción a la regla general. Deliberadamente, dejo a un lado la descalificación personal o la difamación que, por fortuna, muy pocos esgrimen como «recursos dialécticos», haciendo suyo aquello que decía Lenin: «el fin justifica los medios exceptuando los medios que minan el fin».

El dossier, casi ha caído en desuso. Su empleo se limita a los primeros procesos electorales de la democracia y tiene como objetivo amedrentar y desacreditar a candidatos rivales. Que yo sepa, ningún partido político llegó a elaborar seriamente un dossier contra sus contrincantes. Por eso, más que de dossier habría que hablar de amenaza de dossier.

La finalidad del globo sonda es distinta. Los responsables de las administraciones, o de los partidos, lo utilizan para conocer la reacción de la opinión pública sobre la implantación de determinados acuerdos o proyectos cuyo grado de aceptación por la sociedad se ignora.

La propagación de rumores intencionados pretende el desgaste del adversario, sea o no del mismo partido. Por lo general sus inductores son políticos de segunda fila, carentes de escrúpulos, remedos de Maquiavelo, que en vez de servir al interés general se sirven de la política para provecho propio.

Las declaraciones off the record sitúan en un contexto determinado el contenido de las entrevistas que se mantienen con los periodistas. La expresión inglesa significa algo así como «confidencialmente» y entraña también una explicación y casi una justificación de la información que se traslada a los medios de comunicación.

Quizás la filtración sea el arma más empleada por algunos políticos. Guarda cierta similitud con el rumor interesado en cuanto que, en bastantes ocasiones se intenta erosionar el prestigio del adversario, pero sobre todo del compañero de partido al que se ve como un obstáculo para las ambiciones personales de quien filtra. En este asunto no es fácil establecer unos criterios generales que delimiten el perfil de los «filtradores». Los hay ocasionales, los menos, y casi habituales, los más. Algunos se comportan con el periodista como el confidente con la policía. A menudo permanecen en la sombra, intentan manejar los hilos de su partido y administrar los réditos electorales que puedan generar otros compañeros. Su identificación no es complicada, basta con analizar detenidamente el estilo y tipo de las expresiones que se filtran para descubrir al autor.

Por supuesto que la Política constituye una de las actividades más nobles a la que se puede dedicar el ser humano, pero una a cosa es la política y otra los políticos. Y aunque la honestidad se presume de los políticos como el valor de los soldados, en ese colectivo, como en cualquier otro, hay excepciones que confirman la integridad moral de quienes dedican su trabajo al servicio del interés general.