EL CENTRO. La planta está actualmente en proceso de remodelación.
EL PUERTO

Un complejo industrial muy verde

El Centro de Recepción de Resiudos se está convirtiendo en un ejemplo de la política de desarrollo sostenible

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«Quien contamina paga». De este modo, Antonio Caraballo, jefe de servicios del área de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, muestra la filosofía de empresa que se sigue en el Centro de Recepción y Reciclaje, CRR.

Caraballo sostiene que «en este centro se intenta seguir las directrices de la Unión Europea. Por eso, las empresas que se encargan de producir todos estos residuos deben sufragar los costes que provoca tener esta planta funcionando las 24 horas».

Para que estas pulcras palabras se hagan realidad, la Unión Europea creó, en la década de los noventa, un nuevo concepto de gestión de reciclaje, denominado Sistema Integral de Gestión, SIG.

Este sencillo método está basado en que empresas públicas se encarguen del reciclado y las empresas privadas compren los residuos para su posterior reutilización.

Con este intercambio comercial, se cubren los costes que produce la planta de reciclaje. «Es un ejercicio de autofinanciación. Esto no es una empresa con ánimo de lucro, pero tampoco debe costarle dinero al contribuyente», explica el jefe del área de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Sin embargo, los grupos ecologistas han criticado muchas veces este procedimiento, ya que dicho colectivo piensa que la manera más eficaz para reciclar es «el sistema del casco de cerveza». Es decir, que el mismo usuario se encargue de reciclar sus productos y le sea devuelta una parte del dinero por devolver el envase, electrodoméstico o cualquier desecho que produzca.

Sin embargo, se puede decir, sin lugar a dudas, que la trayectoria del Centro de Recepción de Residuos municipal ha sido meteórica. En 1999, el CRR procesaba 1.500 toneladas de residuos al año, en el año 2.003 sobrepasó las 3.000 toneladas y en el 2.005, llegó a las 3.500 toneladas anuales.

El residuo estrella de este centro son los PET, un tipo de plástico como el de las botellas de agua, los PEAD, otro tipo de plástico al estilo de los botes de suavizante y el papel-cartón. Estos tres productos juntos constituyen casi un 45% de los residuos que se procesan en la planta. No obstante, el CRR actual se encuentra en un estado embrionario de lo que puede suponer en el plazo de un año, pues se pretende automatizar todo el sistema.

Además, este centro no sólo recibe los residuos del municipio, también recicla los desechos de Jerez, San Fernando, Puerto Real, Barbate, Chiclana y Cádiz. Se puede decir que el CRR es uno de los puntos limpios de la bahía de Cádiz.

La automatización del centro pretende doblar la cantidad de residuos que se pueden procesar anualmente. Si actualmente, un operario factura 60 kilos por hora, cuando comience el modo automático se pretende llegar a los 1.000 kilos por hora. Además, al aumentar la producción, se abaratan costes por lo que los municipios que entregan sus residuos en esta planta abaratan costes.

Las nuevas obras que se están acometiendo actualmente tienen un coste total de 2.500.000 euros con un periodo de amortización de 5 a 11 años. Destaca la adquisición de nuevos vehículos y maquinaria, la obra de automatización de la planta y la construcción de una nueva área de educación ambiental para que los escolares puedan visitar el centro y concienciarse sobre la importancia que tiene el mundo del reciclaje de residuos en la sociedad de consumo.

Ignacio García de Quirós, concejal de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible hizo un claro resumen de lo que se pretende llevar a cabo en este centro de reciclaje, durante su visita a las obras del CRR, que no es otro que «crear un sistema sostenible limpio, eficaz y barato».