DESARROLLO. Un momento de la eucaristía de ayer, con todos los bancos llenos. / ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

La misa de rechazo a la venta del Oratorio congrega a 180 personas

Los feligreses acudieron a la eucaristía para mostrar su desacuerdo con la cesión del templo a la Junta de Andalucía Dos fieles pidieron de viva voz que se detenga el proceso

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Los feligreses fueron llegando con cuentagotas y situándose en los bancos en orden, con un riguroso silencio. A la entrada, les recibía un cartel colgado en la puerta, prohibiendo hacer fotos en el interior. Era un aviso, pero no para los fieles, sino para los periodistas.

Pero la reunión parecía cualquier cosa excepto una manifestación de protesta. Eso sí, la concentración de personas para la misa de la una y media era superior a lo normal. De la poco más de una docena habitual de feligreses a las cerca de 180 personas que llenaron todos los bancos del Oratorio. La mayoría estaban allí convocados por mensajes de móviles, por el boca a boca o por foros de internet.

El sacerdote, Manuel de la Puente, no hizo ninguna alusión directa a la cuestión que había provocado un lleno tan poco habitual en esta iglesia. Habló del perdón y del amor en una jornada dedicada a las madres. Recordó cuando Dios encargó a Pedro que le apecentara a sus ovejas. «Pedro era un traidor, no era un tipo de fiar. Sin embargo, Cristo perdona porque ama y es amado». A continuación, De la Puente subrayó que «los obispos son nuestros pastores, pero todos hemos recibido el encargo de traer la paz (...) Hoy sería un hermoso día para ejercer de pastores de cristianos».

El tiempo de las plegarias se inició, precisamente, con un recordatorio de todos los pastores «de todos nuestros obispos». Y así se sucedieron las peticiones para los pobres, las mujeres maltratadas, los jóvenes enganchados a la droga... Fue en una de esas peticiones espontáneas, expresadas en voz alta, cuando un hombre solicitó que «el Señor ilumine y dé luz a nuestros pastores y a este templo para que no sea desacralizado». Y en otra, cuando otro de los presentes elevó una petición para que no se ceda el templo.

La colecta del día se dedicó a Cáritas Internacional y fue especialmente generosa, a juzgar por la exclamación de sorpresa del propio rector del templo: «¿Qué barbaridad! Os habéis portado y además no pesa», dijo en clara referencia a la cantidad de billetes.

De la Puente se despidió desenando que el Cádiz sacara los tres puntos en Getafe, «que los curas de Getafe ya estarán pidiéndo lo mismo», agregó.

A la salida de la iglesia, como era de esperar, los comentarios giraban en torno a lo que les ha concentrado allí: la decisión del Obispado de desacralizar el templo y cedérselo a la Junta de Andalucía. Hubo palabras muy duras para los dirigentes eclesiásticos, como las de un hombre octogenario que dejó claro que no le gusta la actitud del obispo o como otros que señalaron que calificaron su postura como una «vergüenza». También otras personas que reconocían que esperaban haber encontrado más personas en la convocatoria. Pero la tónica general fue de respeto y de fidelidad a la Iglesia, sin dejar de disentir.

Entre los asistentes se encontraba Francisco Javier Barea, uno de los que han tenido la iniciativa de la recogida de firmas en diversos establecimientos de la ciudad contra la desacralización. «Nos han acusado de fines políticos y no es cierto; incluso, hemos recibido apoyo de algunas personas del PSOE», señaló. En ese sentido también fueron las palabras de Juan Ramón Pérez Díaz-Alersi: «He visto caras de gente sorprendida. No sé si a la mayoría de los que están aquí se les puede calificar de conservadores. Más bien es al contrario».

No falto a la cita tampoco Emilio Liaño, hermano de Miguel Ángel Liaño Elvira, actual marqués de Recaño y heredero de un poder notarial que le da derecho a oponerse legalmente a la desacralización, tal y como era deseo de sus antepasados. El hermano del marqués, que reside en Madrid, viajó desde Málaga para apoyar la concentración pacífica en la eucaristía y comunicar a los presentes que la familia ejercerá los derechos que les da el poder notarial.

Nadie se atreve a predecir si esta eucaristía servirá de llamada de atención para las autoridades eclesiásticas, pero ya hay quien ha sugerido seguir movilizándose. «Se puede hacer una oración el sábado por la tarde e invitar al Obispo», apuntó Ana María Medina. «A lo mejor viene».

De momento, el obispo guarda silencio. Y el pulso continúa. No es materia de fe ni de costumbre, dicen los fieles y por tanto, «es opinable».