«La Vespa es hoy cien por cien romanticismo»

Además de ser un conocido periodista deportivo gaditano, Juan Limón es todo un entusiasta de la Vespa. Casi todos los días usa su modelo 200cc, con 16 años de servicio, para ir al trabajo y moverse por Cádiz a no ser que llueva, entonces aprovecha los claros. Para Juan, es el vehículo idóneo para moverse por la ciudad.

-Habiendo en el mercado motos más modernas y asequibles. ¿Conducir una Vespa es puro romanticismo?

- Pues sí es romanticismo al cien por cien, aunque sea una moto antigua y puedan pensar que está desfasada, no la cambio por ninguna de las motitos actuales, no son lo mismo.

-¿Qué tiene una Vespa que no tengan las demás?

-Su motor de dos tiempos le permite tener en el tráfico urbano unas prestaciones estupendas que no las tienen las nuevas scooters de 4 tiempos. Es una mecánica que va muy desahogada, no da ningún problema. Además la moto es muy limpia, puedes ir con traje y no te manchas. Lo mejor es su puesto de conducción, muy cómodo porque vas sentado en posición erguida.

-Antes se les llamaba motillos. ¿Está de acuerdo?

-En absoluto, es una moto con todos sus condicionamientos y encima se lo ha ganado a pulso por todo el tiempo que lleva en el mercado. Los que no la poseen o no la conocen no son conscientes de sus prestaciones. Aparte, en Cádiz la gente suele ser novelera.

-¿En España la Vespa fue el seiscientos de las motos?

-Por supuesto que sí, es perfectamente equiparable al Seat Seiscientos y al fenómeno sociológico que supuso, aunque en su momento no fue la única, ya que convivió con la Lambretta, con la que siempre estuvo en pugna y fue objeto de múltiples comparaciones. La Vespa siempre fue mejor acogida que ésta y su éxito se puede comprobar hoy en día que siguen rodando por las calles de cualquier ciudad del mundo.

-Se cuenta que se diseñó para el público femenino. ¿Por qué la conducen casi siempre hombres?

-La Vespa nació en una época que en España las mujeres no solían conducir por el estilo de vida que se tenía entonces, donde el hombre trabajaba fuera de casa y era el que usaba los vehículos mientras ésta se quedaba en casa para desempeñar labores domésticas. Si esta motocicleta fuera propuesta hoy en día creo que tendría una acogida magnífica entre las mujeres.

-Es cierto eso de que «una Vespa es para toda la vida».

-A los hechos me remito, 16 años rodando día a día con ella y ningún problema. Eso sí la he cuidado con mucho mimo, su mecánica bien revisada y funcionando como un reloj, siempre guardada en el garaje, llevando su mantenimiento al día y usándola con toda normalidad y disfrutando con ella. Espero que me dure toda la vida pues son muchos los recuerdos. Con ella he recorrido toda la provincia de Cádiz cuando mi esposa y yo todavía no teníamos hijos. Además en aquella época como no era obligatorio usar el casco la sensación de libertad que producía andar en Vespa con el aire dándote en la cara era mayor que ahora.

-¿Cuándo y cómo fue su flechazo con la Vespa?

-Fue amor a primera vista. En el primer encontronazo que tuve con una Vespa yo no tenía carnet y me llamó la atención su diseño e insinuación, me pareció muy atractiva.

-¿Cuántas tiene?

-Antes de esta tuve un modelo 125 cc. que hoy podría tener unos 30 años. La dí como entrada para comprar la que poseo.

-¿Echa de menos el sidecar para llevar a toda la familia?

-El sidecar era muy típico en los años 60. Yo nunca lo usé, supongo que era un medio de transporte para familias que no podían acceder a un coche.