Anglomaniáticos

Sarah Jessica Parker no sólo se pirra por los Manolos que colecciona en Sexo en Nueva York, sino que también tiene debilidad por esa mezcla de tradición y rebeldía que hay en la moda británica. O eso confesó el lunes por la noche, vestida de gala, en la majestuosa terraza del Museo Metropolitano, que a partir de hoy y hasta el 4 de septiembre acoge una exposición de moda británica que hace estragos desde antes de empezar.

No faltó nadie. Las modelos Liz Hurley, Kate Moss y Naomi Campbell dejaron alto el pabellón de su país, sin que las actrices americanas como Jennifer Lopez o Linda Evangelista lograran hacerles sombra.

Entre el sexo masculino, eso sí, Richard Gere se llevó más miradas lúdicas que Johnny Rotten, el cantante de Sex Pixtol, que incluso ha grabado una introducción para la exposición en mp3. «Lo mejor de esta noche es que probablemente está basado en todo lo que yo he hecho», presumió. A su lado, el macabro Marilyn Manson, con la cara pintada de blanco y los labios de rojo, hacía glamuroso el punk y hasta el gótico de su esposa, Vita Von Teese. Los millonarios como Donald Trump y su última consorte sabían que esa noche no tenían nada que hacer.

No es como ver los modelos de Armani en el Museo Guggenheim. La explosión del Metropolitán combina la moda con el sentido del humor, y el punk con la caza del zorro, en salas temáticas que llevan nombres como Hunt Ball (Gala de caza), Gentleman's Club (El club de los caballeros o The English Garden (El jardín inglés), convenientemente ambientadas.

En esos escenarios posan desde los abrigos de David Bowie hasta la toquilla de boda de Camila Parker, sin despreciar un vestido de noche de Vivienne Westwood que aparece coordinado con una gargantilla rellena de esperma. Todo eso, entre muebles jacobinos y retratos de la reina Isabel.

El espectáculo, bautizado como AngloMania, está patrocinado por la editora de Vogue, Anna Wintour, y la revista Conde Nast para celebrar el 150 aniversario de la marca Burberry, sin que la exposición se quede ahí.

Pero la verdadera anfitriona, por su papel de copresidenta, fue la modelo británica de 24 años Stella Tennant, que esa noche demostró que por sus venas corre sangre azul.