LA GLORIETA

Paga extra para la Comunión

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Mayo se estrena con una fiesta en honor a los currantes que sirve, entre otras cosas, para que los sindicatos saquen pecho exigiendo mejoras laborales. La verdad es que las movilizaciones del Primero de Mayo han pérdido gas y cada vez son más los que aprovechan el día para reclamar un tinto de verano en el chiringuito de la playa y menos los que se desgañitan agarrados a una pancarta. Pero aún hay tiempo de recuperar el espíritu que ha guiado a las manifestaciones del Día del Trabajo. Propongo que se incluya una paga extraordinaria en los convenios colectivos para afrontar los gastos que generan las comuniones. Seguro que más de uno cambiaría el tinto por un megáfono y se echaría a la calle reclamando la aplicación inmediata de esta propuesta.

Hace un año celebré la Comunión de mi hijo y vaya por delante el apoyo a todos lo padres que este mes cumplirán con un ritual que se ha desmadrado. Los grandes almacenes han inventado la lista de regalos de Comunión, los restaurantes ya tienen menús especiales para afrontar una media de 60 invitados y los bancos, que no pierden el tiempo, ofrecen sus mejores pólizas para financiar el evento. Hemos pasado de un acontecimiento íntimo a una celebración desorbitada que tiene más ingredientes de boda que de comunión. Todos, incluida la Iglesia, somos de alguna manera culpables de haber alimentado un negocio que cada año va a más y que necesita de un bolsillo a prueba de bombas. Lo difícil a estas alturas es dar marcha a atrás y volver a lo tradicional, sobre todo, cuando las comparaciones resultan odiosas. Ánimo que en tres meses está todo pagado.