ARROPADO. El presidente iraní, Mahmoud Ahamadinejad, visita una feria de material petrolífero que se celebra en Teherán. / REUTERS
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EE UU considera que Irán carece de arsenales para resistir una invasión

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Dentro de la estructura de cinco mandos regionales del Pentágono, Irán entra en las competencias del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM). Informalmente conocido desde el final de la guerra fría como el mando de la guerra por las operaciones de combate lideradas por algunos de sus famosos jefes como los generales Norman Schwarzkopf o Tommy Franks, a esta plana mayor con base en Florida le corresponde la responsabilidad de planificar potenciales operaciones militares contra la teocracia de Teherán.

Los últimos análisis compartidos con el Senado por el general John Abizaid, actual responsable de CENTCOM, atribuyen a Irán las mayores Fuerzas Armadas del golfo Pérsico, capaces de realizar ofensivas fuera de su territorio en virtud sobre todo de su Armada y sus misiles balísticos. Según estas estimaciones, Teherán dispone de unidades terrestres con más de 350.000 efectivos, con la posibilidad de movilizar 300.000 reservistas en tiempos de crisis. Con un equipamiento que comprende unos 1.500 carros de combate y otros tantos vehículos blindados.

La nota más llamativa del poderío militar de Irán es que desde la revolución de 1979 está basado deliberadamente en dos organizaciones diferentes: el cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (Pasdaran) y las fuerzas militares regulares. Binomio dotado por separado de sus propias unidades terrestres, navales, de aviación y defensa aérea. Los Guardias de la Revolución -además de misiones militares- se concentran en misiones de seguridad interna, inteligencia y, según Estados Unidos, canalizar la ayuda que Irán presta a diferentes grupos terroristas.