Berlusconi, flanqueado por dos guardaespaldas, presencia el partido entre el Milan y el Inter. / AP
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Berlusconi comienza a asumir la derrota y pide a Prodi un pacto de gobierno «parcial»

Aunque insiste en que «no hay ni vencedores ni vencidos» de los comicios italianos, está dispuesto a dar «una rigurosa batalla» desde la oposición

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El todavía primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, parece que comienza a darse cuenta de que su intransigente postura de no reconocer la derrota en las elecciones le lleva a un callejón sin salida. Por eso, ayer propuso a la coalición de centroizquierda, ganadora de los comicios, «un acuerdo parcial y limitado en el tiempo» para afrontar algunas citas institucionales, económicas e internacionales, y, en caso contrario, hará una «rigurosa batalla» desde la oposición.

Il Cavaliere, en una carta al periódico Corriere della Sera, insiste, sin embargo, en que «a la luz del voto popular, no hay ni vencedores ni vencidos», y señala que sólo reconocerá su derrota cuando se confirme oficialmente el resultado. En un tono más moderado del habitual, apunta además que no hubo irregularidades en el recuento, después de que denunciara la existencia de «fraudes».

Mientras, el líder de coalición de centroizquierda La Unión, Romano Prodi, ha puesto como condición previa a cualquier pacto que el primer ministro admita «sin dudas» su victoria en los comicios. Y aún más: Il Proffesore considera que Berlusconi «debe pedir excusas» por haber dicho que hubo «fraudes».

El ex presidente de la Comisión Europea, citado por televisiones locales, mostró su esperanza en que «se pueda empezar a trabajar por el futuro» y reiteró que el líder del centroderecha «debe reconocer cómo han sido las cosas», es decir, la victoria de La Unión.

De lo que no cabe duda es de que las elecciones han dejado una Italia dividida, pues ambas coaliciones quedaron muy empatadas con «dos visiones del país y de su futuro», en palabras de Berlusconi. Por ello el futuro panorama político ofrece «una sustancial dificultad de gobernar de manera positiva y productiva», según el magnate televiso. Aunque, opina que «sería mejor» un Ejecutivo y una mayoría «sólidos», el mandatario italiano asegura que con la victoria de La Unión, por una décima en el Congreso y dos escaños en el Senado, en realidad son «frágiles e inciertos, tanto numérica como políticamente». Por ello, sería necesario «razonar juntos sobre soluciones nuevas, dadas las actuales circunstancia, para el gobierno de las instituciones del país», escribe Il Cavaliere en el Corriere. «Un acuerdo parcial, limitado en el tiempo para hacer frente a las inmediatas citas institucionales, económicas e internacionales del país no pude ser excluido por principio», señala Berlusconi, en referencia, por ejemplo, a la elección en mayo del próximo presidente de la República.

Si la propuesta no fuera acogida y «prevaleciese un línea extremista», el jefe de Forza Italia «señala que su partido y sus aliados realizarán una coherente y rigurosa batalla en defensa de los valores e intereses que le han sido confiados por el 50% de los italianos». El secretario de Democráticos de Izquierda, el principal de los partidos integrados en La Unión, Piero Fassino, señaló también ayer en una entrevista con La Repubblica, que se puede realizar un debate sobre algunos temas y ver «si se pueden determinar soluciones programáticas compartidas». Pero, de hacerse, insiste, sería «sin ninguna confusión sobre quién gobierna: el centroizquierda, y quién está en la oposición: el centroderecha».

El acuerdo propuesto por el primer ministro ha sido acogido con división entre sus aliados de Gabinete, reunidos en la Casa de las Libertades, que ya esta semana tomaron distancias de sus denuncias de fraude. Desde la derechista Alianza Nacional, el ministro de Comunicaciones, Maurizio Gasparri, consideró que si bien es «deseable un amplio acuerdo» para la sucesión de Ciampi, no cree «hoy en la posibilidad de amplios acuerdos, aunque sean limitados en el tiempo».