Bernardo Provenzano en un retrato robot. | REUTERS
Bernardo Provenzano

'Zio Binu', cerebro de la Cosa Nostra «que dispara como un dios»

Se le conoce también como U tratturi, el tractor, debido a su fuerza y determinación para disparar, matar y lo que hiciera falta

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Con la detención de Bernardo Provenzano, conocido como Zio Binu, se pone fin a cuarenta y tres años de búsqueda del jefe mafioso más escurridizo, cuya cara era desconocida incluso para sus 'soldados' ('picciotti', en el argot mafioso) y que está considerado 'la mente' de la Cosa Nostra siciliana.

Zio Binu (Tío Bernardo) nació en 1933 en Corleone, la mítica localidad siciliana símbolo de la mafia y cuna de mafiosos de postín. Se le conoce también como U tratturi, el tractor, debido a su fuerza y determinación para disparar, matar y lo que hiciera falta.

Su carrera mafiosa y escalada criminal comenzó en la década de 1950, cuando junto a Salvatore Totó Riina y Calogero Bagarella, se convirtió en el lugarteniente del gran jefe de la mafia corleonese Luciano Liggio.

Su primer trabajo fue liquidar a Francesco Streva, del clan contrario de Michelle Navarra. El mafioso escapó en un primer momento, pero días después fue asesinado. Provenzano, buscado por la policía, pasó a paradero desconocido.

Con el paso de los años y tras dejar un reguero de sangre en la guerra entre clanes mafiosos de la década de 1980, Riina y Provenzano se hicieron con el control de Cosa Nostra, después de vencer a la poderosas mafia capitalina de Palermo. Bagarella, entre medias, fue asesinado.

El clan de los Corleoneses dominó Sicilia y Riina se erigió en el máximo representante, mientras que Provenzano pasó a un supuesto segundo plano. La justicia les siguió los pasos y el nombre de los dos aparece en decenas de procesos, mientras comenzó a tejerse su fama de misterioso, de invisible.

De él llegó a decir Luciano Liggio que "dispara como un dios, pero `qué pena que tenga el cerebro de una gallina!"

Destacados "arrepentidos mafiosos" (colaboradores de la justicia), como Totó Cancemi y Gioacchino Pennino aseguraron que U tratturi siempre ha mantenido el "control político" dentro de la Cosa Nostra, mientras que Riina fue en realidad "el jefe militar".

Un rostro desconocido

La única foto que se conocía de Provenzano era de 1958, lo que le permitió incluso burlar una vez más a las autoridades italianas en 2005, cuando viajó a Francia para operarse de próstata en un hospital de Marsella, en el que se alojó bajo la identidad de un jubilado siciliano.

Lo grotesco del caso fue que el mafioso -por cuya captura se ofrecía una recompensa de 2,5 millones de euros (tres millones de dólares)- presentó un formulario de la sanidad siciliana para poder ser intervenido en el extranjero sin necesidad de pagar, y pasó a la Región de Sicilia la factura de la operación y de los siete días que estuvo ingresado.

Apoyado en la "omertá" (pacto de silencio) que rige en la mafia y tal vez ayudado por personalidades importantes de la vida siciliana, Provenzano ha pasado todo este tiempo en la isla.

Se llegó a asegurar que había muerto. Nadie lo reconocía y su voz nunca fue interceptada o reconocida por teléfono. Y es que Zio Binu siempre se comunicó con sus "picciotti" y lugartenientes a través de "papelitos", los mismos que hoy le fueron encontrados en un bolsillo del pantalón.

Durante estos años también llegó a disfrazarse para pasar inadvertido. La jefa mafiosa Giusy Vitale aseguró que Zio Binu en una ocasión se vistió de obispo para asistir a cumbres de la Cosa Nostra.

Fue a la reuniones de la "cúpula" con sotana negra, fajín morado, etc., como un verdadero obispo. Hoy, con 74 años a sus espaldas, fue detenido vistiendo unos simples pantalones vaqueros.