La película recoge la relación amor-odio con Caracol.
Cultura

Lola Flores: la religión de Gala Évora

La actriz que da vida a La Faraona en el cine analiza su papel protagonista días antes de empezar a rodar en la provincia

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Lola Flores es «casi una religión» para Gala Évora, que desde hace tres meses interpreta a La Faraona a las órdenes de Miguel Hermoso. «Tengo su foto al lado de las estampillas de mis santos. Es como si fuera un altar porque todas las noches le rezo y le pongo una vela», confiesa la vocalista del grupo gaditano Papá Levante, que durante las dos próximas semanas aparecerá en los balcones y paseará por los lugares más significativos de la localidad natal de la inolvidable artista: Jerez de la Frontera.

«Terminamos de rodar en quince días. Por una parte tengo ganas de descansar un poquito porque llevo un año bastante duro, pero me da mucha penita que esto se acabe. Ahora sé tanto de Lola que me quedo con ganas de contar más cosas de ella», declara la debutante actriz y ahora especialista de La niña de fuego.

«Me he documentado mucho. Además del guión, he visto muchos de los programas de televisión que hizo, los espectáculos que protagonizó, sus películas y he leído todas sus biografías. Y a pesar de todo, llegar al universo de Lola es inalcanzable. También me ha ayudado mucho la bailarina Cristina Hoyos, responsable de las coreografías de la película», reconoce Évora, a quien no le ha resultado fácil meterse en la piel de la Dolores Flores del periodo de su juventud, de 1935 a 1957.

«Actuar es complicado y más cuando tienes que ser Lola en el escenario, frente al público, con esa fuerza sobrehumana que transmitía».

Una de las piezas clave para construir el personaje es la biografía de Tico Medina, donde hay una frase a la que me agarré porque me pareció muy ilustrativa. «Ella siempre decía trabajo lo que me echen y más, porque tuvo que pagar un precio muy alto por dedicarse al arte. Esa frase y el tiempo me han dado mucho fuerza para este trabajo en el que he puesto mi corazón y me he dejado la piel», comenta la sobrina de Manuel Sanlúcar e hija del compositor José Miguel Évora.

Con un increíble parecido físico con la que fue motor de la familia Flores, ahora mucho más acentuado por el maquillaje y vestuario, Évora dice que a Miguel Hermoso se le ve contento.

«Al principio me confesó que tenía miedo. Confiaba en las canciones y los bailes, pero a la hora de interpretar... Me veía tan cortaíta, que no hablaba mucho y se preguntaba si iba a responder. En el rodaje hay muchas personas que trabajaron con Lola que me dijeron cosas tan bonitas como que se quedaron acojonaos con algunas escenas. Miguel me llama su descubrimiento, aunque no sé cómo está quedando porque no me ha dejado ver nada», relata.

Guapa, especial, adelantada a su tiempo, divertida, luchadora, amiga de sus amigos... La joven sanluqueña está fascinada con Dolores Flores Ruiz, «a la que seguía como artista desde jovencita, pero en la intimidad enamora de una manera increíble. Me daba miedo mirarla por todo lo que transmitía. No sé si es un personaje hecho a mi medida, eso es muy fuerte. Siempre tengo muy presente la responsabilidad que es encarnar a un mito, pero sé que no se puede gustar a todos, que las comparaciones están ahí y que para algunos sobrarán cosas y para otros faltarán. Tengo la conciencia tranquila porque me he volcado con este personaje, al que no he imitado, sino que he transformado un poco y he puesto dulzura y ternura. Para mí es 50% Lola y el otro 50% Gala», subrayó.

La protagonista de Lola dice haber disfrutado mucho «con las broncas que tenía con Manolo Caracol -José Luis García Pérez-, y también que ha echado de menos una conversación con Lolita y Rosario. «Creo que están reacias por algunas cosas del guión. Me hubiera gustado saber cómo se ponía la peineta, el lado en el que se colocaba el mantoncillo... No hay nada en la película que pueda molestar a su familia. Hay amores, claro, porque es normal que si no funciona una pareja, pues busques a otra. Todo está en las biografías», advierte. Évora, de 23 años, canta cinco canciones e interpreta cuatro números musicales en esta producción en la que salen tres Lolas, una de 8 años, otra de 13, y la suya, de los 19 a los 30.

Con ganas de lanzar un disco en solitario, la vocalista de Papá Le-vante, grupo que tiene «un poco aparcado», no tiene intención de abandonar el cine por la canción. «Estaría bien hacer películas de vez en cuando, pero en un escenario tienes el contacto con el público. El cine es más frío, más de mentira», apunta esta joven que no ha estudiado interpretación. «El papel lo he hecho con el corazón».