VENDIMIA. Dos mujeres durante la pasada campaña de vendimia de las variedades de uvas tintas que ya existen en el Marco de Jerez. / JAVIER RÍOS
Jerez

La plantación de uvas para vino tinto se generaliza en el Marco de Jerez

En Jerez se dedican unas 400 hectáreas al cultivo de variedades como la tempranillo, syrah o merlot Las principales bodegas de la Denominación ya han lanzado al mercado caldos con uvas tintas de la zona

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El paisaje del Marco de Jerez está cambiando, y cuando lleguen los meses de calor, los terrenos de albariza tendrán nuevos colores que se unirán al de las uvas blancas palomino, las tradicionales de la Denominación de Origen. En la próxima vendimia, junto a la uva para el jerez destacarán las tintas que poco a poco se van generalizando en esta comarca vitivinícola y que para muchos son uno de los caminos que se abren en el futuro del sector.

Las cifras no engañan, y se calcula que son ya unas 400 las hectáreas que se están dedicando al cultivo de las variedades tintas en todo el Marco de Jerez.

En esta aventura se han embarcado muchos, pero con distintos objetivos y medios. Así, hay apuestas empresariales tan importantes como la de Bodegas Barbadillo, que cuenta ya con más de 100 hectáreas de viñedo de uvas tintas en las viñas Santa Lucía y en Gibalbín -la mayor extensión de tintas de toda Andalucía-, y que en mayo del año pasado lanzó al mercado unas 180.000 botellas de este caldo que recibe el mismo nombre de la pedanía.

Es, según la propia definición de los responsables de la bodega, «el primer gran vino tinto andaluz» y no sólo da salida a la producción tinta de Barbadillo, sino que también ha embarcado en el proyecto a algunos viticultores de la zona que en unas 30 hectáreas ya están plantando variedades como la española tempranillo, la autóctona de la provincia tintilla de Rota o las extranjeras syrah y merlot.

Pero también hay casos como el de las cooperativas de Aecovi, que hace apenas unas semanas presentó su vino Piedra de Mirabal, un producto que se hace con uvas de los viticultores de la cooperativa de Chipiona que pertenecen al programa de producción integrada de esta federación. Son doce hectáreas entre las que hay sobreinjertos para transformar antiguas viñas de palomino, así como cepas nuevas que tienen menos de diez años.

Como en el caso de Gibalbín, el vino de las cooperativas del Marco es pionero a la hora de usar la técnica del sobreinjerto para producir en cantidad suficiente como para luego convertir en vino. Y la primera producción que se ha embotellado este año de Piedra de Mirabal ha alcanzado las 10.000 botellas que ya se están vendiendo en las provincias de Cádiz y Sevilla.

En algunos casos, el impulso para sacar adelante estos Vinos de la Tierra de Cádiz tintos ha contado con la ayuda de la Administración. Es el caso de Bodegas Ferris, que hace ya cuatro años fue unos de los pioneros (junto a Paéz Morilla) en el lanzamiento de los vinos tintos en el Marco y que cuenta ya con caldos de las cosechas de 2000 y 2001. Esta bodega cuenta con unas 10 hectáreas de viñedo de uva tinta entre Sanlúcar y El Puerto que lleva años produciendo en cantidad y calidad suficientes para embotellar un producto con el que «iniciamos el camino de la diversificación en el Marco», explica el propietario, José Ferris.

Sus andadura comenzó hace doce años, cuando desde la Dirección General de Producción Agraria se inició un proyecto de vinos de calidad con nuevas variedades en el que, en cada una de las provincias andaluzas, una empresa del sector colaboraría con la Administración. En Cádiz fue elegida la bodega de Ferris, que hoy en día ya ha consolidado esta apuesta por la alternativa a la palomino, «porque ya hace tantos años se veía venir la crisis actual del jerez», destaca su propietario.

En todo este tiempo, de lo que se siente más orgulloso Ferris es de su apuesta por la tinta autóctona del Marco, la tintilla de Rota, con la que se produce el vino del mismo nombre que ha sido muy bien acogido y que en 2004 ganó el prestigioso Bacchus de Oro.

Todos estos productores que apuestan por la alternativa saben que «el tinto es el futuro del Marco de Jerez», como destaca la gerente de Aecovi, Carmen Romero. Según explicó, «a los agricultores que se arriesgaron y apostaron por el tinto les costó unirse al proyecto, pero hoy en día están cobrando la uva a 100 pesetas (60 céntimos) el kilo, mientras que la palomino está a la mitad».

En definitiva, todos han contribuido a desechar la idea tan arraigada de que en Jerez no se podrían hacer tintos.