LLAVE. África entrena todos los días una hora para estar preparada para rendir al mejor nivel en las competiciones importantes.
Polideportivo

África crece por la fuerza

Con el campeonato de España de lucha sambo conquistado el pasado fin de semana en Murcia, África Saiz suma un nuevo triunfo a su más que notable carrera

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Su mirada inocente y su aspecto juvenil esconden una larga trayectoria plagada de éxitos a sus espaldas. África Saiz lo ha ganado todo y a pesar de ello sigue manteniendo el nerviosismo de la que empieza cuando se acerca una competición importante. «La tensión de la competición es horrible. Cada vez que termino un campeonato digo ¿ya no compito más!, pero después me vuelve a entrar el gusanillo y siempre caigo».

En su vitrina particular guarda con mucho orgullo una más que respetable cantidad de medallas que ha ido cosechando a lo largo de todos estos años. La más reciente la ha vuelto a proclamar, una vez más, campeona de España. África viajó el pasado fin de semana a Murcia para defender su beca -a parte de la del plan ADO recibe otra del plan Salto, que se concede a deportistas que compiten en modalidades no olímpicas- y su tesón y entrega propició que volviera a subirse una vez más a lo más alto del podio en la modalidad de lucha sambo. «La mayoría de las participantes eran madrileñas pero al final todas tuvieran que conformarse con quedar por debajo de una gaditana», bromea en alusión a su reciente triunfo. «No sé si me llamarán para el próximo Europeo, como es en Madrid supongo que llevarán al equipo entero. Ya me pensaré si ir o no».

Y es que esta campeona gaditana con raíces ceutíes se mueve a su antojo por el judo, la lucha libre olímpica y la lucha sambo. Sea en la modalidad que sea, en todas siempre tiene algo que poder contar.

Miedo y fuerza, sus armas

Confiesa que una de las cosas que no ha sabido superar con su experiencia es el miedo a perder. Esa sensación que la inunda en el momento clave surte precisamente un efecto positivo, ya que afronta siempre sus compromisos consciente de que la posibilidad de perder está más que presente. «No quiero ni pensar que voy a perder cuando acudo a una prueba. Sé que lo más importante es no lesionarse, pero a todo deportista le fastidia verse superado, y eso es algo que no puedo evitar».

Conoce a la perfección sus limitaciones y sabe que su gran virtud es la fuerza. Sus rivales lo saben y en los combates contra ella intentan siempre revertir ese arma a su favor. «Gano por la fuerza que tengo, más que la técnica. Además, tengo el inconveniente de que cuando lucho estoy deseando que se acabe todo cuanto antes y a veces me precipito».

Cerca de Sidney

Ese año había sido campeona de España y su calidad no pasó desapercibida para el seleccionador nacional de judo, que decidió convocarla como suplente de Isabel Fernández para las olimpiadas de Sidney. Esperaba ansiosa su oportunidad pero finalmente no pudo entrar en liza, pues el infortunio de las lesiones no recayó sobre la judoka madrileña, que finalmente consiguió subir al podio. «Me comí todas las concentraciones preolímpicas pero al final no pudo ser. Te da pena por no haber podido estar en la Olimpiada pero por otra parte te alegras por tu compañera. Era el conejillo de indias de Isabel, entrenaba siempre con ella», relataba África.

Su balance es positivo porque se queda con toda la gente que ha conocido, con los éxitos cosechados y con los viajes que ha realizado a lo largo de su carrera. Recuerda su periplo con la selección española de judo en Japón de manera especial y destaca especialmente una anécdota que le sucedió cuando acudió a una competición internacional en Alemania. «Gané los dos primeros combates y en el tercero me equivoqué de peso y me metí a luchar con una coreana que me dio por todas partes. Yo pensaba que estaba dopada pero es que resulta que era dos pesos más que yo. Después de todo el entrenador decía que la había desconcentrado, aunque más bien me había desconcentrado ella a mí de la que me dio. Al final el combate se declaró nulo y yo perdí mi siguiente pelea».

África compagina su obligación como profesora de Educación Física con su labor de enseñanza en judo y sus entrenamientos. Siente incertidumbre por saber si va a ser capaz de afrontar su final pero se consuela disfrutando día a día y sabiendo que es una de las mejores embajadoras de Cádiz en todas las partes del mundo.