NEGOCIACIONES. Zapatero -en la imagen con Maragall el pasado mes de octubre- no quiere intervenir personalmente de momento. / EFE
ESPAÑA

Zapatero planea convocar una cumbre con los partidos catalanes a finales de enero

El presidente prefiere evitar dañar su imagen y esperará a que la negociación sobre la reforma estatutaria esté cerrada para escenificar el acuerdo en el Palacio de la Moncloa Esta semana se mantendrán diversas reuniones bilaterales para intentar cerrar acuerdos

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José Luis Rodríguez Zapatero planea reunirse con los líderes de las principales fuerzas políticas catalanas, pero esperará a que sus negociadores tengan bien resueltas y amarradas las cuestiones más conflictivas del Estatuto catalán. El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, dejó ayer claro que el presidente del Gobierno, por ahora, no tiene intención de intervenir a estas alturas del proceso. «Las conversaciones están en el ámbito en el que deben estar y ahí deben continuar, en sede parlamentaria», dijo.

La participación del jefe del Ejecutivo está prevista, según fuentes gubernamentales, para el último tramo de las conversaciones, que debería tener lugar a finales de enero, antes de que el texto estatutario entre en la Comisión Constitucional del Congreso.

Rodríguez Zapatero no quiere repetir «en estos momentos», en palabras de Moraleda, la escena que se produjo el pasado 22 de septiembre, cuando se vio obligado a involucrarse de lleno en las negociaciones que se desarrollaban en el Parlamento catalán para evitar que el proyecto encallase.

Golpe de timón

Su cita en La Moncloa con el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el líder de CiU, Artur Mas, sirvió para dar un golpe de timón a las negociaciones. Ahora, y pese a que desde Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se ha reclamado su presencia, prefiere mantenerse al margen porque considera que aún hay espacio para el acuerdo y, según se asegura desde el Gobierno, el proceso no peligra como entonces.

El secretario de Comunicación, en una rueda de prensa en La Moncloa, apuntó que «ocurre como en tantas ocasiones: el Gobierno ve el vaso medio lleno y otros los ven medio vacío; en realidad, se mire por donde se mire, el vaso está por la mitad». De lo que se trata es de llenar de aquí a finales de mes la mitad que falta mediante reuniones bilaterales como las que mantuvieron los interlocutores gubernamentales y socialistas -Alfredo Pérez Rubalcaba, José Montilla, Francisco Caamaño, Pedro Solbes y Miguel Ángel Fernández Ordóñez--con los dirigentes catalanes a lo largo de diciembre.

De esta forma, representantes del Gobierno central y de CiU se reunieron ayer por la tarde en Madrid para hacer una recapitulación de los desacuerdos existentes hasta ahora en la negociación del Estatut, aunque sin entrar a discutir los asuntos más conflictivos como la definición de Cataluña como nación y la reforma de la financiación catalana, según explicaron a Europa Press fuentes conocedoras de la reunión.

Estos polémicos temas se tratarán esta misma semana -según avanzaron ayer tanto el presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira como la vicepresidenta del PSC, Manuela de Madre- en diversos encuentros. Hoy los representantes del Ejecutivo central se reunirán en Madrid con ERC e Iniciativa per Catalunya (ICV) para avanzar en la delimitación de competencias.

Rodríguez Zapatero comunicó hace días a los negociadores socialistas que convocará una reunión al más alto nivel sólo cuando las conversaciones estén bien avanzadas y sea necesario un empujón decisivo que permita cerrar el punto de la financiación, el más conflictivo y fundamental para el acuerdo. Hasta entonces, prefiere no quemar naves que supongan un desgaste inútil de su imagen.

El jefe del Ejecutivo ha visto en los últimos meses cómo, de acuerdo con las encuestas, el debate sobre el Estatuto catalán ha perjudicado las expectativas electorales de su partido y ahora trata de que las aguas vuelvan a su cauce. Para eso necesitará lo que reclamó Moraleda en su intervención: «un clima de calma y sosiego ausente de crispación».

Llamada al PP

El portavoz hizo con este apunte una llamada al principal partido de la oposición, que la semana pasada ofreció al presidente del Gobierno consenso sobre la reforma catalana. «Si el año empieza con un tono menos avinagrado de algunos políticos -dijo en alusión a Mariano Rajoy- podremos hablar como lo hace el común de los ciudadanos, escuchando las consideraciones de otro y buscando el término medio».

Pese al tono conciliador de estas palabras, fuentes gubernamentales ven poco factible un acercamiento al principal partido de la oposición ahora que todos los esfuerzos están centrados en el entendimiento con las fuerzas catalanas. El propio Moraleda quitó fuerza a esa idea al recordar que «no han pasado ni dos semana del último insulto» del jefe de la oposición a Rodríguez Zapatero. Una aseveración con la que restó credibilidad al ofrecimiento popular.