Álvaro Ybarra

El turismo, motor económico de Sevilla

En Sevilla, la industria del ocio no es sólo un sector económico, sino la actividad que tira de los demás sectores en estos años posteriores a la crisis

Grupos de turistas realizando una visita a la Giralda JUAN FLORES

Los grupos radicales han levantado una pequeña ola de «turismofobia» en Cataluña y Baleares con la pretensión de extenderla a otras plazas españolas. El populismo siempre aprovecha los problemas sociales, en este caso la tensión provocada por el elevado número de visitantes, para exagerarlos y reorientarlos hacia un enemigo común e identificable: el sistema capitalista que ha convertido al sector turístico en una industria del ocio.

En Sevilla, según recogía ayer en un documentado reportaje el periodista de ABC, Eduardo Barba, el turismo genera ya el 17 por ciento del PIB local, que se elevaría hasta el 27 por ciento si contásemos sus efectos indirectos. O sea, que en Sevilla la industria del ocio no es sólo un sector económico sino la actividad que tira de los demás sectores en estos años posteriores a la gran crisis de 2007. Es indiscutible que la avalancha de turistas tiene aspectos positivos que inciden directamente sobre la riqueza y el empleo. Pero no debemos descuidar la revisión de un modelo de éxito que, además de batir mes a mes todos los registros de visitantes, genera problemas de convivencia sobre todo en las zonas monumentales de la ciudad.

Los profesionales representados en el Consorcio de Turismo de Sevilla, conscientes tanto del éxito del negocio como de la problemática que causa, se han enfrascado en un plan que persigue sobre todo ordenar y sacar mayor rendimiento a las visitas. Este proyecto pasa por apostar por el turismo de calidad, empezando por las líneas directas del aeropuerto, en detrimento del turista «low cost». Para ello es esencial la colaboración de los grandes operadores que mueven masivamente a los turistas y fijan los vuelos y los precios de los establecimientos hoteleros. Presionar a los intermediarios es un arma de doble filo pero para despojar de razones a populistas y demagogos no hay otra alternativa que buscar un modelo sostenible.

@aybarrapacheco

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