LA ALBERCA

El feminismo rehén

El manifiesto que ha convocado la huelga de mujeres es un panfleto con la firma de Podemos

Una manifestación por el Día Internacional de la Mujer YOLANDA CARDO
Alberto García Reyes

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Convocar una huelga para reclamar la igualdad de las mujeres y al mismo tiempo impedir que puedan hacerla los hombres es una declaración de intenciones muy descarada por parte de las asociaciones feministas oficiales: no les está importando el qué, sino el cómo. Porque una parte muy significativa del movimiento feminista se ha convertido en un negocio ideológico. El manifiesto con el que se impulsó esta huelga del día 8 lo evidencia. Bajo el título «Juntas somos más», este panfleto incluye una lista de reivindicaciones meramente políticas que nada tienen que ver con la supuesta desigualdad que pretende combatir. Cito aquí algunas frases a modo de ejemplo: «Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas». Patriarcado y capitalismo. Dos palabras sospechosas. Pero seguimos: «Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas». Neoliberalismo. Otro concepto fácilmente atribuible a un partido. Más: «Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis». ¿Perdón? ¿No hablábamos de feminismo? Y el remate: «Apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos». Comunismo sin rodeos. Es decir, sólo son mujeres de pura cepa las de Podemos. Las que tienen cualquier otro tipo de ideas no están llamadas a la huelga porque no son mujeres en condiciones. Simplemente tienen vagina. Nada más.

Esta apropiación ideológica de un derecho tan importante es peligrosísima. Sobre todo porque enmascara una sórdida mentira. Basta con mirar a nuestro alrededor para comproblarlo: sólo hay mujeres gobernando en los países del sistema capitalista y, además, casi todas son de partidos liberales. No existe ni un solo régimen comunista con una mujer al frente. Por lo tanto, como el movimiento se demuestra andando, lecciones las justas. Según el estudio que ha realizado recientemente el Instituto Georgetown para la Mujer, la Paz y la Seguridad, España es el quinto país del mundo con más igualdad entre hombres y mujeres. Y Venezuela, «paraíso» en el que se inspira y se financia Podemos, ocupa el puesto número 78 en el mundo. Cuba y China ni siquiera han aportado datos. Así que las soflamas pegatineras de las convocantes de la huelga suponen una apropiación indebida intolerable que sólo puede perjudicar a una causa tan justa y tan noble como esta. Están haciendo al feminismo rehén de un grupo minoritario de mujeres que tratan de colar en el mismo «pack» todo su catálogo ideológico. Es decir, están haciendo daño a aquello que dicen enarbolar aplicando una selección doctrinaria claramente excluyente.

El manifiesto de marras incluye, por cierto, una frase reveladora: «Exigimos también la despatologización de nuestras vidas: la medicalización responde a intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar nuestros procesos de vida como enfermedades!». Ellas solas se retratan.

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