Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO

El escaparate

Los canales tradicionales de información están siendo sustituidos por un escaparate de tendencias estéticas

Manuel Contreras
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

LAS personas con mayor número de seguidores en redes sociales no son el Papa ni ningún político o líder de masas. Tampoco ningún deportista, ni ningún intelectual, y mucho menos ningún periodista. En la telaraña de internet, que es el índice Nikkei de la influencia social, los que despiertan mayor expectación son chavales. En Twitter la cantante Katy Perry es la más seguida, con 72 millones de seguidores, mientras que el segundo lugar lo ocupa Justin Bieber, con 65 millones. En Instagram otra cantante postadolescente, Selena Gómez, acaba de acceder al liderato de seguidores al sumar 69,3 millones, seguida muy de cerca por Taylor Swift, a quien siguen 69,2 millones de personas. De todos ellos, solo Katy Perry ha cumplido los 30 años.

Entre los que cortan el bacalao en redes sociales solo aparece una persona que no pertenezca al mundo del espectáculo y es Barack Obama, con 61 millones de seguidores en Twitter, aunque se trata de la cuenta institucional.

Este ránking de popularidad evidencia que, pese a la paulatina generalización del uso de internet, las redes sociales siguen siendo un fenómeno eminentemente juvenil. Para los mayores de 30 años Twitter o Facebook representan un complemento más o menos interesante de los canales de información tradicionales, pero para los menores de esa edad suponen la principal vía de consumo de información. Los jóvenes ya apenas ven informativos o leen periódicos tradicionales, ni siquiera en su versión digital, sino que prefieren contactar directamente con aquello que les interese: un cantante, un youtuber o un deportista. No desean la labor intermediaria de los medios de comunicación porque simplemente no la necesitan.

La consecuencia de estos nuevos usos de consumo de información es la progresiva desaparición de lo que Mc Combs y Shaw denominaron la agenda-setting, la capacidad de los medios de comunicación para definir qué historias poseen interés informativo y cuánta importancia se les concede. El desprecio por los gestores de la actualidad y por la agenda que imponen puede resultar atractivo porque supone una democratización absoluta de la información —cada cual consume lo que quiere y cuando quiere—, pero en la práctica significa una peligrosa devaluación cultural, porque sin intermediarios que filtren las noticias prevalece la información intrascendente.

Lean los mensajes que esas estrellas de la música dirigen a los jóvenes occidentales. Mensajes básicos y banales, cientos de fotos y mucho egocentrismo. Propagan un exhibicionismo patológico: el último tatuaje, las últimas zapatillas, el último corte de pelo. Los canales informativos tradicionales no están siendo sustituidos por otros soportes alternativos, sino por un mero escaparete de tendencias estéticas en el que un selfie de Selena Gómez despierta más interés que la imagen del bebé malviviendo en una caja de cartón en el campo de refugiados de Calais.

Ver los comentarios