Opinión

Vueltecita gaditana, del muelle a la Plaza del tío la tiza

Me gusta darme una vuelta por el baratillo de la calle del lateral del antiguo Teatro Andalucía

Patricia Gallardo

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Ya sé que esta semana lo que pega es hablar de los comicios que han tenido lugar recientemente, pero no suelo hablar de política, y no voy a empezar ahora, además de que no hay mucho de lo que hablar (al menos nada nuevo, porque todo es más de los mismo; todos los colores echándose la culpa unos a otros, y mientras la casa sin barrer). Estas votaciones me recuerdan mucho a las de Eurovisión, de show y pandereta, pero sobre todo previsibles, así que aun siendo un tema muy transcendente, para mí resulta demasiado desgastado, por ello le paso el testigo a los compañeros de letras, de página o de redes sociales que se sientan cómodos con el mismo y que están más duchos en el tema, y mejor os cuento mi última vueltecita por Cádiz.

El sábado pasado me subí al tranvía con mi peque (mi sobrina) que ha venido con su padre (mi hermano) desde Madrid a pasar una quincena en la playa, y tiramos para Cádiz. Hacía un día precioso por lo que era una gozada disfrutar de sus calles y de su ambiente, mi sobrina se fijaba en todo con fascinación lo que me daba un poco de apuro porque parecía más una turista que la sobrina de una viñera, pero es que es normal porque yo no me dejo de maravillar con la solera de Cádiz a pesar de los años.

Me encanta descubrir cosas nuevas cada vez que voy, un nuevo crucero o un velero en el muelle, una exposición callejera, un tablao para algún evento estival, o un concierto flamenco improvisado en la plaza del ayuntamiento, en la calle Pelota me fijo en las ofertas de Tinoco o de Deportes Bernal o me quedo embobada con el escaparate de la librería Las cortes (antigua Alfa-2) porque siempre me ha gustado en material de papelería y las maquetas de barcos y aunque nunca las haya sabido interpretar, las cartas náuticas siempre me han parecido muy bonitas. Me encanta el tiovivo de la Plaza de la catedral (no digo nada sobre la Catedral, porque ya dije en su día que también me gustaban la catedrales), el olor a pipas garrapiñadas en la calle Compañía y el de pescaíto frito en la Plaza de las flores.

Me gusta darme una vuelta por el baratillo de la calle del lateral del antiguo Teatro Andalucía, en busca de Nancys de segunda mano para luego customizarlas, también disfruto de la plaza de abastos, de las dos zonas, la de mercado y la de hostelería. Esta vez fui un poco más tarde que de costumbre así que no me compré el cartucho de churros gordos, una lástima, pero ya se sabe en vacaciones no se suele madrugar mucho, al menos yo no lo hago. Enfilando la calle Hospital de Mujeres nos paramos a tomar una caña en la freiduría Europa, la cual ha cambiado de dueño, pero no de esencia. Aparte de pasear por Cádiz con mi sobrina, que no es moco de pavo, nuestro objetivo principal fue irnos a tomar una caballita a la Taberna El tío de la Tiza, en la Plaza Pinto. ¿Y por qué precisamente allí?, no fue por su sabor, calidad y servicio, que son maravillosos, ni por ser un sitio de parada obligatoria para locales y foráneos, ni por ser un local con solera y alma, famoso por sus clientes célebres tales como Sara Baras, Pasión Vega, David Palomar…fue porque es una vuelta al hogar, sus dueños eran vecinos míos, amigos, pero sobre todo familia. Sus logros me hacen tan feliz como los míos propios, y su reapertura después de una obra importante ha sido todo un éxito, han sabido combinar la tradición de su terraza con un nuevo local; son nuevos, pero son ellos. Felicidades al equipo del Tío la tiza.

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