El Apunte

Violencia sexual

La Policía y los expertos advierten del incremento de una crueldad que afecta a menores y no distingue entre redes y calles

La Voz de Cádiz

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Por mucho que se batalla, sigue ocurriendo. Los delitos sexuales persisten pese a la supuesta ofensiva de la educación y la prevención que se debería aplicar en escuelas y familias. La cultura que banaliza el sexo y lo convierte en una mercancía parece tener más poder que cualquier mensaje de sensibilidad y humanidad. Los últimos acontecimientos, como el episodio vivido en la Sierra de Cádiz en las últimas horas, confirman una tendencia que tiene episodios frecuentes y recientes, aún más graves, en Andalucía y España.

La omnipresencia del sexo a través de las redes y las nuevas tecnologías hace un contrapeso excesivo que puede más, que parece anular cualquier intento de progreso didáctico con los menores. Internet y la omnipresencia de cualquier tipo de comentario y vídeo parece imbatible frente a los mensajes cada vez más frecuentes de una sociedad que pretende ser igualitaria. La pantalla no distingue si el que teclea es buena persona o no. No detecta si quien está al otro lado del monitor es un ciudadano responsable o si es un depredador que sólo busca engañar a menores, forzar a mujeres o sacar rédito de la confianza del otro. Por eso, la Policía advierte de que los delitos sexuales que se producen a través de los nuevos modelos de comunicación (ordenadores, móviles, tablets...) se han incrementado de manera «alarmante». Y esos datos en el incremento de casos y denuncias no llegan de Estados Unidos o de grandes ciudades remotas. Esas cifras se están dando aquí, en la provincia.

Cuentan los agentes especializados que a diario están recibiendo al menos dos denuncias de media de asuntos como robo de datos personales, abusos de todo tipo y, sobre todo, chantajes de contenido sexual que amenazan con difundir imágenes de la víctima si no paga o satisface al desalmado. Por eso llaman a la prudencia. Avisan de que internet no es un juego y que puede acarrear muchos problemas si alguien con oscuras intenciones se cuela en el ordenador, sobre todo el de un menor. Los expertos y los cuerpos de seguridad temen que el daño causado pueda ser mucho mayor que las cifras que de momento tienen, ya que hay muchos afectados que, por vergüenza o dejadez, dejan pasar lo que les ha ocurrido y no acuden a la comisaría. Sin embargo, esa denuncia supondría una ayuda muy importante para los investigadores que van detrás de los que saltan de las redes a las calles, de los que hacen de la violencia virtual otra real.

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