Adolfo Vigo del Pino - Opinión

La teta y la cruz

Podría pensar que me refiero al pasaje del Evangelio de San Lucas que dice «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron», pero no me refiero a eso

Adolfo Vigo del Pino
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Al hilo de este título usted podría pensar que me refiero al pasaje del Evangelio de San Lucas que dice «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron», pero no me refiero a eso. Hoy quiero hacerme eco de Rita Maestre y su actitud exhibicionista en la capilla de la Complutense. En su defensa, esta mujer declaró ante el juez que «no tiene nada de malo el torso desnudo de una mujer», olvidándose que ese torso se estaba mostrando en un recinto sagrado.

Y efectivamente no tiene nada de malo, creo que a todos los hombres, incluso a algunas mujeres, nos gusta admirar el torso femenino. Es más, este país guarda en su filmografía grandes obras del destape español en el que lo importante son los torsos femeninos que en ellas aparecen, dejando el argumento en un segundo plano.

Igualmente, todavía salta en nuestra memoria ese torso femenino de Sabrina en el especial de Nochevieja y que a más de uno le marcó la adolescencia.

Lo que me llama poderosamente la atención son las contradicciones en las que cae la señora Maestre y sus incondicionales. Si el torso desnudo de una mujer se utiliza por parte de alguna empresa a la hora de promocionar algunos de sus productos, estas mujeres pondrían el grito en el cielo alegando la utilización sexista del cuerpo de la mujer, pero en cambio si se hace con el ánimo de provocar a los creyentes, en el interior de una iglesia, no tiene nada de sexista ni de polémico, ya que dicho torso es digno de admirar.

Siguiendo con su declaración, nos dice que ella no sabía a dónde iba y que solo siguió a los compañeros de su clase a una protesta pacífica a la capilla, y que, llegado el momento, como vio que algunas de sus compañeras se desprendían de las prendas superiores pues ella hizo lo mismo, luciendo un coqueto sujetador de color negro, y que no sabemos si iba a juego con la prenda inferior. Aquí es cuando Rita le tendrá que estar eternamente agradecida a su madre, porque ya lo dicen las madres: «hijo ponte la ropa interior limpia que nunca se sabe qué puede ocurrir, y quedaría muy feo que te vieran con la ropa interior sucia o rota». Qué sabias son nuestras madres.

Ahora en serio, señora Maestre. Lo que hizo ese día no fue más que un acto de provocación contra las creencias de unas personas que se encontraban rezando allí en ese momento. ¡Qué gesto más heroico el suyo, señora Maestre!

Dicho todo esto, lo único que le pido es que la próxima vez que se aventure a realizar otra exhibición similar, cosa que no creo porque ahora vive muy bien de la ‘sopa boba’ y por un acto de estos no lo va a poner en peligro, cuando la vuelvan a citar ante un Juez tenga los mismos ovarios, por decirlo en un lenguaje no sexista, de reconocer ante el mismo sus acciones con la misma valentía con la que agravió y provocó a un grupo de cristianos a sabiendas de que no le responderían de forma violenta.

No olvide señora Maestre que las personas, hombres y mujeres, creyentes o no creyentes, de izquierda o de derecha, y las personas que ejercen la política más si cabe, somos prisioneros de nuestros actos, y lo mínimo que se nos puede pedir es ser coherentes con nuestras acciones, cosa que usted, permítame que le diga, no ha sido.

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