OPINIÓN

Réquiem en el Falla

Me decía una mujer muy sabia de Santa María que si quieres ver a Dios sonreír, cuéntale tus planes.

Me decía una mujer muy sabia de Santa María que si quieres ver a Dios sonreír, cuéntale tus planes. La vida es muy injusta y suele gastarnos bromas muy pesadas. No creo en Dios pero sí en la serendipia. El destino te lleva a vivir ... cosas inesperadas o accidentales. Todo es por algo y nada es casual.

Este próximo sábado día 25 voy a interpretar el Réquiem de Mozart en el Gran Teatro Falla con la Coral Universitaria de Cádiz . Estaremos acompañados por la orquesta Álvarez Beigbeder y la magistral dirección escénica de Miguel Cubero. El equipo artístico estará formado por David Palomar (cantaor), Susana Casas (soprano), María Ogueta (contralto), Juan Manuel Sancho (tenor), José Julián Frontal (barítono), Eva María Madueño, Jesús Fuentes, Carolina González y Carmen Guerrero al baile, junto al pianista Daniel Borrego y el guitarrista Alejandro Mendoza y todo bajo la impresionante dirección musical de Juan Manuel Pérez Madueño. Vamos a intentar plasmar uno de los espectáculos más atrevidos y arriesgados de teatro en cuanto significa el mezclar dos géneros tan dispares como el flamenco y la música clásica.

Este pasado sábado, fíjense la casualidad, también se interpretó un Réquiem en el Gran Teatro Falla y en el cual formé parte de alguna manera. Éste sirvió para despedir a uno de nuestros mejores autores. La plaza hasta la boca, su comparsa, su chirigota y todo Cádiz fuimos a darle un último saludo. Mientras guardábamos cola para entrar al hall del teatro sonaba en mi mente el Introitus del Réquiem Aeternam que compuso Mozart. El mundo del Carnaval reflejaba en sus ojos el Dies Irae o día de ira que el compositor de Salzburgo quiso reflejar con su música. Vi que nadie quería aceptar tan brutal pérdida.

Lo despedíamos oyendo con lágrimas en los ojos dos de sus memorables coplas en las sollozantes voces de su gente y que me evocaban a su vez y en aquella plaza de Fragela, la parte final del Réquiem Lux Aeternam que me decía al oído y claramente, que vivirá para siempre. Una capilla ardiente visitada a mansalva. Todos quisimos saber en dónde estaba la broma. Muchos no dimos pésames ni condolencias, ni siquiera nos acercamos para saludar a alguien, solo queríamos salir corriendo para celebrar que estábamos vivos y que nuestra meta es el camino.

La serendipia me va a llevar a vivir dos Réquiem pensé. El de Mozart de este próximo sábado que sin dudar es una obra triste de un canto litúrgico católico y que se celebra tras el fallecimiento de una persona y el réquiem que viví el pasado sábado en el Falla, que también fue triste pero en donde el gesto de nuestros ciudadanos y la masiva asistencia a la plaza para volcarse en el acto lo convirtió, si no en alegre al menos en algo muy esperanzador, algo que nos dio consuelo y fraternidad. Un gesto improvisado de los gaditanos para uno de los nuestros.

Cuando nos intercambiábamos piropos sobre nuestras agrupaciones él siempre me decía lo mismo, tus coros son los más elegantes y los de mejor gusto musical. Con eso me quedo. Juan Carlos Aragón puedes sentirte orgulloso de lo que has conseguido. Si alguna vez dudaste que tu obra no era entendida o que solo era para unos pocos elegidos te equivocaste. Tu obra se entendió perfectamente, tus coplas no son de unos pocos, son nuestras y tu pluma ha vencido a tu muerte.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios